31| Oportunidades secretas e inesperadas

128 13 23
                                    

El cerebro es el órgano más importante de nuestro cuerpo, todo es posible gracias a él. Y aprecio mucho contar con uno sano y funcional.

Pero a veces es exasperante.

Estoy a punto de abordar un viaje divertido por carretera con el chico más lindo y responsable que conozco, rumbo a una ciudad preciosa donde se presentará una obra en la cual yo tengo el crédito por vestuario. Van a pagarme, alguien creyó en mí y me dio una oportunidad. Mi madre me apoya y yo estoy más que contenta.

No obstante, siempre tiene que haber un pero.

Y en este caso es que no puedo dejar de preocuparme por todo lo que pudiese salir mal. Pensé que ya habíamos trabajado en eso. Pero el tratar la ansiedad es un camino largo, y quizás retrocedas un par de veces.

Y entendí que no hay ningún problema, mientras cada vez siga retomando el camino hacia adelante.

—Gina, tienes que despedirte de Clifford antes de que te vayas, tenemos que ir a dejarlo con Lidia.

—¿Tú crees que recuerde alimentarlo?

Ella me dedica una mirada incrédula.

—Es anciana, no tonta.

—Era solo una pregunta —me encojo de hombros.

Cuando estoy empacando todo lo que considero que Clifford necesitará en casa de nuestra vecina por el día y medio que estaremos ausentes, la pelinegra se acerca a darme algo.

Dinero.

—Má, no hace falta. No creo que tenga hambre igual.

—De todas formas, por cualquier cosa.

—Pero... ¿Estás segura? ¿Y si lo necesitas después? ¿No teníamos que pagar el...?

—Gina —me corta, haciéndome conectar mi mirada con la suya—. Yo soy la madre, es mi deber preocuparme por eso, no el tuyo. Sé que de pequeña nos viste a tu padre y a mí tener muchos problemas con el dinero, pero ahora es diferente, sin sus deudas, nos alcanza perfectamente. Y si tengo la oportunidad de hacer que mi niña disfrute aún más de la experiencia, voy a hacerlo —. Sentencia poniendo los billetes en mi mano y cerrándola en un puño ella misma.

Duele lo cierto que es eso, no puedo evitar sentirme culpable cuando alguien gasta dinero en mí, por más que tenga en cuenta que lo hacen de todo corazón.

Y eso ha sido desde siempre, me dolía mucho ver a mis padres con la preocupación de si llegaríamos a fin de mes, que temía que si me compraban incluso un chocolate, sería por mi culpa que nos quedáramos sin dinero. Y ningún niño debería saber de lo que hablo.

Los niños de todo el mundo simplemente deberían disfrutar de su infancia.

A esa etapa donde comenzamos a construirnos como seres humanos debería dársele más importancia.

—Te quiero mucho, mamá —. Le digo dándole un abrazo cuando Winston ya está llevando mis cosas al auto.

—Yo más, mi niña. Ojalá saber decirte cada día lo orgullosa que estoy de ti y lo feliz que me haces.

De camino a Wolkenvite, me doy cuenta de que estaba sobre pensando por nada.

La vista es preciosa, con la ventanilla abierta el aire fresco me da en la cara, juega con mi cabello y se lleva mis preocupaciones a las nubes.

No hacemos muchas paradas debido a que nuestro destino no es demasiado lejos.

—¿Falta mucho? —pregunto por tercera vez.

Tulipanes para GinaΌπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα