Tulipanes para Gina

30| Darla, mi mejor amiga

Tw: En este capítulo se hace mención de temas sensibles, tales como el abuso y el suicidio. Se recomienda leer con discreción. 

Observo a mi madre ir de un lado para otro.

—¿Qué buscas? —pregunto dejando de lado mi tazón de cereal por si necesita mi ayuda.

—El arnés de tu criatura, no puedo llevarlo sin él.

Aunque ella no me está viendo, le dedico una mirada de incredulidad antes de ver al susodicho echado a mi lado.

—¿Te refieres al que me dijiste que le pusiera hace diez minutos?

Ella voltea inmediatamente a ver a Clifford, y se da una palmada en la frente.

—Ya estoy loca, y es culpa de ustedes dos —nos señala.

Antes de llevar a Clifford a su chequeo en el veterinario, pierde sus llaves al menos dos veces.

Y cuando finalmente se despide de mí y sale por la puerta, la escucho saludar y despedirse de alguien más.

Entonces, Darla entra a mi casa.

—Hoy es mi día libre —me quejo.

Se me hace un poco curioso como podemos ser amigas al ser totalmente distintas, a ella le encanta ir de un lado para otro, es un tanto grosera, pero le encanta divertirse. Y sabemos que yo no soy así ni por asomo.

Pero aun así, ella me invita a todas partes y no se siente mal si le digo que no. A veces me siento culpable y la acompaño.

O al menos así lo hicimos durante el verano, ahora la mayoría del tiempo hacemos tarea o estudiamos, ya sea en mi casa o en la suya.

Dejo de observarla de esa manera antes de que crea que no estoy bien de la cabeza, ella salta al sillón con una actitud un tanto... diferente.

—Lo sé, pero hoy hay un partido, y el equipo de nuestro instituto juega.

—¿Qué más da? No tengo que ir porque Toby ya no está.

—Ya, pero alguien más va a estar.

—¿Quién?

—Carter.

—No conozco a ningún Carter.

—Claro que no, porque es del otro equipo. Del otro instituto —explica.

—¿Eso no es como infidelidad a nuestro instituto?

—Tonterías —frunce el ceño—. ¿Vamos? ¿Por favor? Maren te dio permiso.

—Pero... ¿De dónde lo conoces o qué?

—Me siguió en Instagram, me respondió una historia, sabes como va el juego. Hace unas cuantas semanas, no...

—¡¿Semanas?! —casi me atraganto con el cereal— ¿Por qué no me habías dicho?

—No lo sé, no me llamaba mucho la atención hasta hace poco. ¿Vamos?

Suelto un suspiro antes de asentir en contra de mi voluntad. Tampoco es como que tenga otra cosa que hacer para negarme. Y si es algo que le hace ilusión, supongo que podría esforzarme un poco para que se sienta apoyada.

Aun si mis planes de volver a ver la tercera temporada de Gilmore Girls se han ido por la tubería.

Una vez allá, me doy cuenta de que el otoño ya ha llegado y nadie me ha avisado.

Debí haber traído un suéter más abrigado.

—¿Y nos vamos a quedar hasta que acabe? Tengo frío.