08| Presentaciones y descubrimientos

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El día anterior me había pasado todo el almuerzo esperando a que Bianca apareciera por la biblioteca, pero no lo hizo.

Y tenía sentido, nunca la había visto ahí antes.

Pero como no quería que pensara que me había adueñado de su libro, me aventuré a ir por primera vez luego de casi un mes a la cafetería en su búsqueda.

Traía el libro y su cuaderno ya en la mano, entre más rápido mejor.

Todo estaba exactamente igual a como lo recordaba.

Pasé por la mesa donde se sentaban todas las animadoras, y para mi sorpresa, algunas me saludaron. Sin embargo, no vi a Val por ningún lado.

Recorriendo las mesas y tratando de ignorar las miradas criticonas, vi que casi al fondo una cara se me hacía conocida. Ahí estaba Bianca, riendo junto a un par de chicos.

Uno de ellos, con el cabello algo oscuro y desordenado, le pasaba un brazo por los hombros mientras se reía escandalosamente. El otro, era moreno y medianamente robusto, lo veía con mala cara.

Me acerqué a ellos tímidamente.

Fue cuestión de segundos para que la castaña me notara, aún no había llegado y ya me saludaba con un gesto.

—¡Gina! No te había visto por aquí, ¿Cómo estás?

—Bien, gracias... —sonreí algo incómoda, ya que los dos chicos me veían sin parpadear y daba algo de miedo.

—Te presento, mira, este tonto de aquí es Tobías, mi novio.

—Puedes decirme Toby, que no soy un señor —Dice con una risita algo burlona.

—Y este de acá es Caleb.

—Hola, ¿Gina, verdad?

Asentí, creyendo que las presentaciones habían acabado intento hablar, pero ella me vuelve a interrumpir.

—Mira, y ese de allá es Winston, el otro idiota que falta.

Me giro a donde ha señalado, que era a mi espalda, prácticamente y me quedo sin saber que hacer o decir, y es que él tampoco ayuda mucho, viene muy distraído viendo algo en su bandeja de comida.

Ya a mi lado, se digna a alzar la mirada, frunciendo el ceño porque todos sus amigos lo están viendo.

—¿Qué? —dice sentándose al lado de... Caleb, si mal no escuché.

—Ella es Gina, de quien les hablé el otro día.

Él voltea a verme y casi se atraganta con lo que estaba tomando.

—Pero muévete o di algo que espantas —Se queja luego del ataque de tos que le ha dado.

Un poco desagradable a decir verdad.

—¿Qué clase de saludo es ese? —Le recrimina la castaña.

—Ya ves que es medio idiota, no lo culpes —murmura su novio.

El castaño pone los ojos en blanco y con una falsa sonrisa me saluda.

—Hola, Gina.

—Winston —asiento una vez con la cabeza.

—¿Me has perdonado ya?

—En tus sueños.

Aprieto los labios en una línea algo confusa, sigo parada con el libro en la mano. Y ellos nos miran como si de repente nos hubiésemos puesto de color azul.

—¿Se conocían ya? —pregunta la chica ladeando un poco la cabeza.

—Sí.

—No —respondemos a la vez—. Algo así —aclaro.

Tulipanes para GinaWhere stories live. Discover now