Capítulo 32

32 5 0
                                    


By Oliver

No sé cómo pasó.

En mi mente no hay nada más que esporádicas imágenes que aparecen sin un orden definido que poco a poco se desvanecen en la oscuridad. El dardo. El veneno. Asher luchando. El rostro de Asher frente a mí, lleno de angustia.

Estoy flotando. Mi cuerpo ha desaparecido y solo soy una nube que flota en el espacio. No hay nada alrededor de mí.
¿Cómo llegué aquí? ¿Qué es aquí? ¿Dónde está Ash? ¿Dónde estoy yo?

Un pinchazo y todo se desvanece y de pronto siento mi cuerpo cayendo como una roca. De pronto choco contra el suelo, mis huesos crujen, mis músculos se vuelven gelatina, mi cabeza rebota una vez y todo se apaga de nuevo.

By Asher

—Sé que no puedo ser de ayuda y que en realidad soy una carga para ti, pero...—Oliver se aferra a mi brazo, pero no me mira. Mantiene su rostro agachado como si eso pudiera ocultar la tristeza que lo inundó por lo que dije. No era mi intención lastimarlo, sólo sé que es lo correcto aunque también me esté matando por dentro— Pero no puedo irme, Ash. No puedo volver con Nathaniel y dejarte aquí. Cada día me preguntaré si estás vivo, si estás herido, si volverás a mi lado o si simplemente debo esperar a que Katherine me diga que estás muerto...

—Oli — mis brazos lo rodean. Su rostro se esconde en mi cuello mientras murmura:

—Déjame quedarme aquí. No me importa morir, no me importa si me lastiman, si me atacan. No me importa la batalla, sólo quiero quedarme contigo...por favor.

Exhalo. Sé que lo correcto es llevar a Oliver con Nathaniel como lo había pensado antes. Sé que estará a salvo ahí, lejos de la guerra, lejos de la magia. Sé que ellos pueden protegerlo mejor que yo, pero ¿cómo voy a negarme a él? ¿Cómo voy a decirle que no a esa suave voz? Y si soy honesto, tampoco quiero apartarlo de mí. Así que de nuevo cedo a Oliver, cedo a sus deseos incluso cuando mi razonamiento me está diciendo que me arrepentiré más tarde, no hago más que suspirar y abrazarlo con más fuerza.

—Está bien— digo y lo aparto de mí para poder verlo— pero prométeme que tendrás cuidado y tan pronto te pida que te vayas, lo harás.

—Lo prometo— dice con su sonrisa deslumbrante que me provoca sonreír también.

Un rato después subimos al auto, con Katherine, Noah y Nayeli en la parte trasera. Decidimos buscar el edificio —que según Oliver está abandonado— donde solían hacer los experimentos con los hechiceros. Quizá podamos encontrar respuestas en ese lugar, algo que nos diga cómo revertir el efecto del suero, algo que nos dé la ventaja en esta batalla que estamos perdiendo.

La ciudad se ha vuelto un poco caótica. Se ve vacía, semejante a un pueblo fantasma. La gente ya no quiere salir y los hechiceros son atacados tan pronto se asoman por la calle. Han habido peleas, protestas y todo pareciera estar cerca de una revolución. Los humanos no se han cruzado en nuestra batalla, supongo que saben que perderán, pero continúan aconsejando a los hechiceros que vuelvan a los bosques, pero hay muchos como yo, que tienen a un humano por quien quedarse y arriesgar sus vidas.

El laboratorio no está lejos del centro de la ciudad y cuando bajamos, Nayeli salta sobre los edificios porque sabe que su deber es estar alerta y avisarnos si hay algún peligro cerca. El edificio está rodeado de una pared gris que se asemeja a una muralla y cuando entramos por la reja rota, el ambiente se vuelve más pesado.
Hay una cabina de vigilancia a la izquierda y cuatro más en lo alto, en las esquinas del laboratorio. Sé que está vacío, pero puedo sentir que estamos siendo observados. Junto a la pared derecha hay enormes camiones abandonados, supongo que es ahí donde transportaban a los hechiceros una vez que habían sido capturados. Puedo ver un poco de sangre seca en las escaleras de la puerta y en las ventanas, pero no se lo digo a los demás.

[Libro 2] SaudadeWhere stories live. Discover now