Capítulo 24

49 9 3
                                    

By Jared

La supervivencia del más fuerte.

Ahí es donde comienza todo.

No, no odio a los humanos. No hay ninguna razón para hacerlo, para odiarlos tendría que poner atención a su existencia y no me interesa. ¿Por qué habría de preocuparme por un grupo de seres inferiores a mí? ¿A caso un gato se percata de la existencia de las hormigas que mueren bajo sus patas cuando camina?

A diferencia del resto de estos sujetos, yo no me uní a este grupo por venganza. Claro, ser hechicero no es fácil. La gente te humilla, te insulta, murmura cerca de ti, incluso es difícil sobrevivir en la ciudad porque no cualquiera está dispuesto a darte un trabajo. Bueno ¿qué se le va a hacer? Así nací y simplemente estoy aquí para demostrar quién es más fuerte y por lo tanto, quien merece sobrevivir.

—Esto no tiene sentido— Stella continua arrojando una pelota de fuego contra el techo. Lleva más de una hora recostada en el lujoso sofá —sería mucho más fácil atacar toda la ciudad. Esos elegidos no podrán salvar a todos. Podríamos derrumbar casas, edificios, destrozar todo a nuestro paso.

—No estamos aquí para hacer una masacre —el jefe, el Adamantem flota en medio de la biblioteca circular en el piso de arriba. Puedo verlo a la perfección mientras sujeta un libro entre sus manos— Nuestro trabajo no es matar por matar.

— ¿Entonces cual es ese maldito trabajo?—pregunta el Universum al fondo de la sala. Ha estado ahí desde que comenzó el día, como si tuviera muchas cosas en qué pensar— pequeños ataques sin ningún sentido.

El Adamantem deja el libro en su lugar y desciende en la misma posición de piernas cruzadas. Se sienta en la mesa al centro de todos nosotros, siempre se ve tranquilo y eso de alguna forma me resulta escalofriante.

—Redención —me giro hacia el enorme cristal junto a mí desde donde puedo mirar la ciudad entera—ahora hay pánico, hay miedo. Los hechiceros tienen que entender que su existencia es un error y de esa forma aceptar su muerte y podrán ser perdonados. Pero primero tiene que haber miedo, sufrimiento y dolor.

¿Qué hay de nosotros? Pienso, pero no pregunto. Nadie nunca pregunta que planea hacer con nosotros una vez que su extraña misión haya sido completada. También somos hechiceros, también somos un error, no hay nada que nos haga diferentes.

Es por eso que tan pronto este barco comience a hundirse, me iré tan lejos como sea posible. Y estoy seguro que eso pasará, en especial por ese maldito líder que es un dolor en el trasero. Supongo que es más molesto de lo que pensamos, de otro modo ese Universum no estaría aquí, ayudándonos.

—Es por eso que tenemos que desaparecer cualquier rastro de esperanza y lo conseguiremos si logramos deshacernos del líder de los elegidos.

Los elegidos. ¿De verdad? Qué nombre tan patético. ¿Elegidos de qué? ¿De quién? No son más que una bola de inútiles queriendo jugar a los héroes. Ninguno está a la altura, pero ese maldito líder les hace creer que sí y por eso siguen metiéndose en nuestro camino.

Pero eso va a terminar, o al menos eso parece, porque el Universum ha venido a darnos un dato que todos sabíamos, pero pasábamos por alto: el líder tiene un punto débil.

— ¿Cómo sabemos que es verdad? ¿Amor? Que idea tan estúpida— el Phoenix se deja caer en el sillón frente a Stella y de nuevo tiene un vaso lleno de alcohol. Me sorprende que sepa hablar porque nunca lo he visto sin estar prácticamente borracho— un Universum, se aparece de buenas a primeras y nos trae información. ¿A nadie más le parece extraño?

—Es verdad lo que dice— digo sin girarme. Me gusta la vista. La ciudad y sus pequeños autos y personas que aún se mueven me recuerdan a un hormiguero. Tan diminuto y frágil. Bastaría con mover mi mano y todo se derrumbaría.

[Libro 2] SaudadeWhere stories live. Discover now