Capítulo 25

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By Asher

No tengo palabras, tan simple como eso.

Estoy de pie frente a la puerta de Oliver, donde la reja está en el suelo aplastando parte de las flores a las que cuida y ama tanto. Tengo miedo de entrar, lo admito. Después de esa llamada sabía que algo no iba bien, pero ahora que estoy aquí frente a su casa siento que he llegado demasiado tarde. Me armo de valor y entro esquivando los escombros. La puerta de adentro también está abierta, casi arrancada del marco. Los muebles de la sala están pegados a ambas paredes, como si algo los hubiera arrojado para que el espacio de en medio fuera mayor.

Las escaleras están partidas a la mitad, como si alguien las hubiera abierto. No soy tonto, tampoco necesito ser un adivino o analizarlo demasiado para entender qué fue un hechicero el que hizo todo esto. Siento que la sangre de mi cuerpo acaba de desaparecer y tengo que sostenerme del sofá para no caer.

Se llevaron a Oliver. Se lo llevaron y sé que todo esto es mi culpa. Lo mantuve a mi lado cuando no debí hacerlo y ellos lo vieron, todos lo vieron y ahora él está en peligro. Ahora está aún más lejos de mí y no sé qué hacer.

Distingo lo que parece ser su celular hecho una esfera en medio del suelo. Me dispongo a recogerlo, pero pronto escucho un leve gemido y el sonido de pequeñas uñas rasguñando el azulejo. Ni siquiera tengo tiempo de voltearme antes de que Mike se arroje contra mí, saltando mientras llora de forma aguda. Lo recojo entre mis brazos, su cuerpo está temblando, debe de estar aterrado.

Ojalá pudiera hablar conmigo, ojalá pudiera decirme todo lo que vio que lo asustó tanto, aunque tal vez no quisiera escucharlo en realidad. Tal vez yo estoy mucho más asustado que él.

—Se lo llevaron.

Ahí está. Acabo de volver todo esto algo real. Mi cuerpo ha perdido toda consistencia, soy un recipiente vacío, sin embargo me siento tan pesado al mismo tiempo. ¿Es eso posible?

— ¿Ellos? ¿Ellos se lo llevaron? ¿Los hechiceros se llevaron a Oliver? —Noah habla muy rápido, parece que tiene más problemas en asimilarlo que yo. Me limito a asentir, no puedo hablar, tengo un terrible nudo en la garganta— ¡Tenemos que buscarlos! ¡Los haré pagar por llevarse a Oliver!

De alguna manera logro sonreír un poco, pero no sé qué pensar. Nada fluye dentro de mi mente. No hay ideas, no hay planes, no hay nada. Silencio y oscuridad. Mi faro de luz ha desaparecido otra vez y yo estoy caminando sin rumbo.

— ¿Asher? —Suspiro, este no es el momento. Oliver me necesita y fui yo quien lo metió en todo esto.

—Noah, tengo que pedirte un favor.

— ¿De qué se trata?



Salgo de nuevo de la casa con el pequeño cachorro aún entre mis brazos. No estoy seguro de que todo funcionará, pero estoy dispuesto a hacer lo necesario para salvar a Oliver. No he dado más de dos pasos cuando alguien sale del auto estacionado un poco más adelante. Es un joven que usa un abrigo negro y unos lentes oscuros. Mi cuerpo se tensa cuando veo su cabello morado.

—Entra al auto —me dice de forma trivial, como si acabara de preguntarme la hora. No respondo, pero tampoco me muevo— Si quieres volver a verlo, entra al maldito auto.

Eso es suficiente para que abrace más al cachorro y suba en la parte trasera del auto. En el asiento del copiloto está la Stella y en cuanto el Terra aborda y comienza a conducir, ella se gira hacia mí.

—No es nada personal ¿de acuerdo?

Ni siquiera acabo logro procesar esa frase antes de que me dispare un dardo justo en el cuello. Primero siento mucho dolor, pero cuando me lo arranco, un calor comienza a moverse por mi cuerpo, lo siento deslizándose por cada extremidad. Me siento entumido, como si mi cuerpo pesara demasiado. Poco a poco mi visión comienza a nublarse y mis brazos caen a los costados. El cachorro me mira y comienza a gemir asustado. Los sonidos dejan de ser tan fuertes, se desvanecen y se apagan, al igual que la magia dentro de mí.

[Libro 2] SaudadeWhere stories live. Discover now