Capítulo 27

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By Asher

Estoy perdido. Tan solo me siento perdido. Pareciera que ha desaparecido cualquier razón por la que estoy aquí y con frecuencia me pregunto cuál es el motivo. ¿Por qué me eligieron? ¿Por qué fui el primero al que llamaron? Ciertamente no fue para ser el líder, porque de hecho, ya no lo soy. Los elegidos decidieron sustituirme y no hay forma de culparlos.

Pasó hace casi una semana, días después de lo sucedido con Oliver volví a la casa en la ciudad donde me esperaban todos. Ninguno estuvo de acuerdo con que me expusiera de esa forma para salvar a un humano y, aunque ninguno lo mencionó, todos sabían quién era él y por qué arriesgué mi propia vida para rescatarlo. Se comportaron indiferentes, pero aún me escuchaban.

Entonces supimos por Nayeli que habían atacado los Bosques de Blaze. No fue un ataque simple como lo habían hecho en la ciudad, sino que al parecer, todo el grupo de hechiceros fueron a atacarlos. Si, les dieron pelea, pero no fue suficiente. Hubieron muchas muertes y todos me culparon por eso. Por preferir estar en la ciudad para cuidar a los humanos mientras nuestra gente moría.

Así que el nuevo líder es Thomas y él, convocó a una reunión donde todos  decidieron que los humanos no valen lo mismo que nosotros, por lo que hemos vuelto a los Bosques para proteger nuestro hogar si deciden volver a atacar. Y solo me queda esperar que los humanos estén bien y me siento aliviado de saber que Oliver está con Nathaniel porque sé que nunca dejarían que algo malo le pase.

Me acomodo en la rama de un árbol, en la cima de uno de los montes en la entrada. Todo aquí es tan silencioso y eso me vuelve loco. Las tribus aún lloran sus muertes y, por lo tanto, no hay niños corriendo ni jugando, no hay vida en los Bosques. Solo hay silencio. Y si soy totalmente honesto conmigo mismo, me siento culpable. No por las razones que los demás dicen, sino por no haber estado aquí. Por dejar que mi dolor y mi tristeza me impidieran ver más allá. Debí prever que esto pasaría. Debí imaginar que lo harían y debí proteger los Bosques. Debí tomar tantas decisiones y ahora ya es muy tarde para pedir perdón.

Decido quedarme sobre la rama más tiempo. No soporto estar abajo donde nadie me acepta. Me he vuelto el excluido dentro de mis propias tierras. Está de más decir que ni siquiera mi padre quiere verme. Al menos Katherine se ha vuelto más cálida conmigo y sé que cuento con ella.

Cuando llega la noche decido seguir el río cuesta arriba hasta donde nace, más allá de las primeras cascadas está la principal y un enorme cráter de al menos sesenta metros de profundidad. Me dejo caer dentro de él hasta sentarme en una de las rocas del medio. Me gusta estar aquí, es como si mi cuerpo se llenara de energía, como si mi magia se sintiera en paz, como estar en contacto con quien soy. Aquí no soy un elegido, no soy el líder, no soy un ex prometido ni un traductor. Aquí soy yo, tan simple como eso.

Las burbujas de oxígeno bajan una tras otra y como una mascarilla, me permiten respirar y eso me da la oportunidad de quedarme aquí tanto como lo necesite. Nadie afuera me echa de menos y a nadie le importa si desaparezco.

No estoy seguro de cuánto tiempo llevo aquí, pero comienzo a sentir que algo interfiere con el flujo del agua. Es algo muy leve, pero está moviendo las ondas de una forma diferente. Lo comprendo más rápido cuando la temperatura comienza a elevarse y salgo del agua con un impulso cayendo en cuclillas sobre el pasto. Alguien se ríe y pronto veo entre la oscuridad de los árboles, los brillantes ojos naranjas de un Phoenix.

—Supongo que no te gustan las aguas termales, lo siento por eso.

Me incorporo mirando hacia la distancia. ¿Es que no puedo tener ni un solo momento de paz?

— ¿A caso ustedes no tienen días libres?

—Tú te metiste en mi territorio. No es culpa mía.

[Libro 2] SaudadeWhere stories live. Discover now