Capítulo 21 Nosotros.

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Habían pasado tres años desde que ellos llegaron al condado Lynch después de que el conde matara a su madre.

Venessa era la menor de tres hermanos. Su progenitora trabajaba en un burdel en los barrios bajos de uno de los pueblos de la capital como prostituta. 

Una noche, en medio de una redada, la mujer, quien estaba bajo el efecto de las drogas, se insinuó descaradamente ante el conde Lynch, quien lideraba a los caballeros.

Apareció vistiendo solamente una bata de tela transparente e intentó guiarlo a su alcoba. El conde, que acaba de perder a su esposa e hijo en el alumbramiento, no dudo ni un segundo en deslizar su espada por el cuello de la mujer, con corazón frío. La niña lo observó todo oculta en el pequeño espacio donde su madre la metía cada vez que se acostaba con un cliente.

El cuerpo de la mujer se volvió negro y se desintegró sin dejar rastro tras él. El hombre, que se había retirado de inmediato, no se dio cuenta de lo que ocurrió con el cadáver de la prostituta. Dio la orden de arrojar a los muertos a una fosa común del cementerio público y se marchó.

Venessa tenía once años cuando ocurrió.

 Sus hermanos volvieron al pueblo a penas se enteraron de los hechos. Ambos, trabajan para el mercado negro, ayudaban a que las drogas fueran entregadas a sus destinatarios. Su hermano, Bemus, era el jefe de operaciones y su hermana, Solen, era una de las chicas que se encargaban de vender la droga en las calles. Desde hace meses que intentaban que ella se les uniera, por lo que Venessa sabía que irían a buscarla y la llevarían lejos.

Cuando llegaron, su madre ya había desaparecido en el viento. Bemus enloqueció. Maldijo a viva voz a los nobles y juró venganza.


— Sé exactamente como hacerlo... Tenemos el poder después de todo. Solen, ¿me ayudarás?

— ... ¿Me queda de otra?


Su familia era especial y ella era consciente de eso.

Su linaje era muy antiguo. Existieron al mismo tiempo que los magos, pero fueron existencias rechazadas desde entonces. Seguían siendo humanos, pero no eran mágicos. Ellos no hicieron contratos con espíritus ni usaron mana para obtener sus poderes. Ellos comían dioses. Los apodaron: "Devora dioses."

No era difícil capturar a las divinidades menores si tenías las herramientas necesarias. Tampoco era extraño que una familia de "devora dioses" tuviera varios seres divinos atrapados.

Al igual que los magos, a cierta edad, ellos flagelaban alguna parte del dios y simplemente se alimentaban de sus cuerpos. Hacerlo solo una vez en sus vidas bastaba para obtener poder suficiente para embrujar y manipular a sus enemigos.

Los seres que eran capturados, sentían el dolor de ser cortados constantemente mientras sus cuerpos se curaban una y otra vez, después de todo, tenían la capacidad para regenerar sus existencias terrenales las veces que fueran necesarias, esta característica causo que muchas veces, fueran dañados en público únicamente como medio de diversión.

Los "devora dioses", fueron también conocidos como hechiceros o brujos. A diferencia de los magos que poseían poderes variados e infinitos, la carne de las divinidades les otorgó el poder de las palabras. Siendo capaces de usarlas para declarar o maldecir.

Ambos grupos se odiaban mutuamente, pero todo llegó a su fin cuando los magos se enteraron de la forma en que ellos obtenían su "magia". Impulsados por el deseo de rescatar a los dioses menores, se organizaron cruzadas que los persiguieron hasta llevarlos al borde de la extinción.

La única salida es amar al villanoWhere stories live. Discover now