Capítulo 13 El cuervo (3)

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Subió uno a uno cada escalón. Un sentimiento de ansiedad se apoderaba de él con cada paso que daba. El viento frío rugía más fuerte mientras más alto subía. La briza hacía temblar sus huesos y su ruido ensordecedor anulaba cualquier otro sonido.

Ya hace unos metros atrás que había dejado de oír a los cuervos. Solo podía ver las ramas meciéndose de un lado a otro mientras eran empujadas por las poderosas ráfagas. Le daba un poco de miedo salir volando con su cuerpo pequeño y perderse en la absoluta oscuridad que se vislumbraba en el horizonte.

Le sorprendió el poco tiempo que le tomó llegar hasta la cima. Miró los pilares a cada lado de la entrada hechos pedazos. No eran más que ruinas, despojos de lo que alguna vez pudo haber sido una hermosa puerta de piedra. Más adelante, el terreno se despejaba y abría. Pudo ver la silueta de lo que parecieron casas alrededor de una enorme plaza circular. En el centro, cubierta de negrura, estaba la estatua de un hombre de orejas puntiagudas y sonrisa cálida. Su largo cabello no alcanzaba a tapar su cuerpo desnudo. Posaba como sosteniendo algo con sus manos, cerca de su corazón.

Raven dio vueltas y vueltas mientras miraba todo a su alrededor. Le pareció que la imagen de la ciudad fluctuaba entre las sombras. A veces se veía en ruinas, pero cuando parpadeaba volvía a estar como nueva. El piso estaba cubierto de piedra y no había signos de naturaleza, viva o muerta. Los árboles y los cuervos habían quedado atrás para dar paso a un paisaje totalmente desolado que era constantemente azotado por el viento helado.

Un par de círculos blancos y brillantes llamaron su atención entre las densas sombras. La cosa balanceaba su cabeza de un lado a otro, como si le hubiera hecho preguntas y él no hubiera contestado.

Su corazón se le escapó del pecho cuando vio que la figura negra daba un paso y salía de la oscuridad dejando un rastro de maná negro en el suelo que pisaba. Cada vez que se acercaba, no podía contener las ganas de salir corriendo. Algo le decía que huyera lo antes posible, pero al mismo tiempo, tenía la urgencia de quedarse.

Cuando la criatura estuvo cerca de él, Raven pudo verlo perfectamente. Definitivamente no era humano. Media al menos el doble del tamaño de un adulto sano. Toda la parte superior de su cuerpo estaba cubierta de plumas tan negras como la oscuridad que los rodeaba. Un pico largo colgaba de entre sus ojos que eran dos grandes orbes redondos y blancos, eran cuencas vacías, no había presencia de iris o ningún otro elemento. La cosa lo miraba fijamente, de vez en cuando volvía a mover su cabeza. El muchacho sintió como si lo estuvieran evaluando y tembló fuertemente cuando una mano negra tocó tu hombro.


— El contrato ya fue hecho, el precio ya se pagó.

— ¿Eh?


Instintivamente, su cuerpo se encogió, intentando protegerse a sí mismo cuando oyó la misma voz atronadora de antes. 

Las palabras fueron dichas y el ser estiró un brazo hacia un lado. Humo negro y sucio comenzó a fluir de sus dedos para luego endurecerse. Iba encajando en el espacio como bloques, uno sobre otro, hasta que un espejo tan grande como para que un gigante pudiera verse reflejado por completo, se formó frente al niño.

Raven dio un respingo y un paso hacia atrás cuando la figura de un hombre adulto de ojos rojos y cabello negro apareció ante él.

El hombre lucio en extremo delgado y muy pálido. Sus mejillas hundidas y sus ojeras le daban una apariencia de cansancio extremo, como si solo respirar fuera un acto terrible para él.

La única salida es amar al villanoWhere stories live. Discover now