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-Mia! Mía! Ven... -suplicaba Miguel, que había salido del dojo aún con los regaños del sensei a sus espaldas, todo por ir detrás de su amiga. Era fuerte en muchos sentidos, pero tenía más puntos de quiebre de los que aparentaba.
- ya lo oíste, Miguel. No pude demostrar nada, entonces no podía quedarme. Tan simple como eso... además, que ganaría yo con eso?
- puedes dejar de querer complacer a medio mundo?- reclamó el trigueño, molesto
- ...
- todo lo que haces, o al menos la mayoría, es por que quieres demostrar que puedes, que eres más que otros, que te mereces las cosas, los reflectores y no es eso Mía! Todo lo de allá lo hiciste por eso, cierto?
- 🥺😐😒...- Mía estaba que bufaba molesta, evitando la mirada de su amigo
- Mía...?
- no es complacer, Miggy. Solo... quiero mostrar que yo también puedo, que soy igual de buena, sino es que más! Porque me lo merezco; toda mi vida la he pasado si no es a sombra de otros, siendo ignorada por los míos incluso... en otros tiempos, todo el asunto de tú sabes qué fue solo como dar señales de vida, que vieran que yo también podía, y...
- Mía, regresa al dojo. No hace falta demostrar nada, tú sabes lo que eres, lo que vales y punto, sí, harás cosas geniales, porque tu eres genial, solo... necesito que lo hagas por y pra ti. no más.
- pero ya viste como es tu sensei. Ve como les habla a esos chicos, como le dijo a Demetri de su playera... no.
- preciosa, en serio... olvidate de todo. Viniste a verme a mi, no importa nada, ok? Yo te defiendo, cuenta conmigo siempre...- se sinceró el trigueño, convenciendo a la castaña de volver al interior del dojo.
- de... de verdad?
- estaría mal si te dejara sola... jamás lo voy a hacer, de acuerdo?- explicó él, abrazandola por la espalda y entrando de vuelta al dojo
- de acuerdo, Diaz. La siguiente práctica te quedarás tiempo extra...- regañó el rubio, en tono de orden
- si, sensei- no le quedaba más remedio que responder que si, y "aceptar" su castigo.
Era... bastante bueno. Mía estaba sorprendida de la habilidad de su amigo, y... ya no tenía caso ocultarlo o negarlo. Le gustaba demasiado y la tenía totalmente embobada, todo había marchado relativamente bien, sino hasta que a su "bestie" se le ocurrió abrir la boca para dar "su humilde opinión" que solía ser más venenosa que mezclar antidepresivos con vodka, terminando con que su buen amigo "ojos de chícharo" acabara en el suelo viendo pajaritos y con el ego en el subsuelo. En efecto, Demetri era alguien sin filtros, y por eso a Mía le caía tan bien y congeniaban tanto... la diferencia era que al menos ella era más sensata. Su pasado como aprendiz y posterior recluta del crimen organizado, le habían enseñado que si apreciaba su integridad física, o no quería terminar con un agujero de bala en la frente, más le valía quedarse callada.

En cuanto la práctica terminó, Mía salió del dojo sin siquiera esperar a sus amigos. Se sentía mal y no había momento en el que no se le notara, estaba enojada consigo misma; era demasiado orgullosa y de momentos le costaba un poco el aceptar sus errores o bien, mostrar un poco de vulnerabilidad en ocasiones. Le había quedado demasiado marcado eso de que, si te mostraba débil o vulnerable, automáticamente estabas jodido.

Mía los esperó en la acera en lo que se despejaba y Miguel salía de cambiarse y todo, no hizo falta que los muchachos buscaran mucho para verla sentada en la banqueta, contestando algunos mensajes.

-Mia... no debiste salir así, poco te faltó para romper los cristales de la puerta...- le comentaba Demetri a la vez que se sentaba a lado de ella
- yo sé... pero... estar ahí, la exigencia, el trato... que te hayan dejado en el suelo; aunque siendo franca te lo merecías un poco... abrió demasiadas heridas viejas, saben? - les explicó la castaña mientras guardaba su teléfono, incapaz de sostenerles la mirada siquiera.
- y como te sientes ahora? Quieres que platiquemos de algo?- insistia Eli, que contenía las cenizas de lo que había empezado a sentir por la morena, pero, al no ser correspondido, debía desechar.
- Estoy bien, Eli... voy a estar bien... ok? Tú tranquilo- le dijo con una sonrisa tierna, le movía demasiado que él se preocupara así por ella, aún cuando no había esa correspondencia en sus sentimientos.
- Mía... Mía... perdóname, no pensé que trayendote pasaría todo esto, y...
-Miggy, está bien; tú mismo acabas de decirlo, no sabías. Se que yo debo aprender a manejar mejor este... este duelo que apenas estoy lidiando como tal. Pensé que olvidandolo y no pensando en ello el dolor se iría más rápido, pero no. Sigue ahí, como un golpe que a veces punzante y no puedes sobar por pena- les explicó ella, como si recién se diera cuenta de lo que realmente estaba significando para ella toda esa transición que llevaba haciendo desde hace casi 2 años.
- bestie, si sabes que no te vamos a dejar morir sola con esto, verdad?
- lo sé, Dem... pensé que... que ya no podría tener a más amigos así después de todo lo que pasó, pero... vaya sorpresas, eh?
- no sé trata de que "lo superes"- empezó Miguel- porque... perder a alguien es algo que no superas con nada, menos de la forma que tu lo viviste. Más bien, aprendes... y mucho. Aprendes que realmente no se van, que el que ya no estén contigo de forma propiamente dicha, no significa que se han ido. Están en los momentos que te hubiera gustado compartir con ellos, en los malos, cuando los recuerdas... Mía, tu papá siguen contigo, igual que Mauricio... formaron parte de tu vida y, tuvieron que ver en quien eres ahora, y cambiar de vida y todo no quiere decir que los dejes atrás... al contrario. Son parte de ti, y eso es lo bonito e importante - la animaba Miguel
- te mereces afecto y buenos momentos más que nadie, Mía... somos tus amigos y; bueno, se que ninguno de los 3 te dejaríamos sola- continuaba Eli

Para eso, ya estaban los 3 de pie en la acera, fue que Mía ya no aguantó más, abrazandolos a los 3. Se dedicaron una afectuosa sonrisa y se dispusieron a volver a casa, aunque esta vez platicando, bromeaban y hablaban de películas, series, noticias... para Mía, eso era lo cool de sus amigos; se sentía escuchada y comprendida. No podía pedir más (ay aja)

Los 4 seguían bromeando, y jugando un poco mientras caminaban; estaban sacándole el mayor jugo posible a la "escenita" que Demetri había hecho en el dojo, donde el azabache habia acabado como pecesito muerto. Boca arriba, y todo por una cosa; su honestidad sin filtros... como siempre. Todo estaba siendo ameno hasta que un trío de chicos les cerraron el paso, poniéndose frente a ellos. Definitivamente eso era más que malo.

-Vaya, les dije que era buena idea "venir de pesca" por estos lugares- comentó uno de los 3 chicos; que eran uno de tez morena, otro más de cabello castaño, un tanto largo y uno mas; un rubio de cabello igualmente largo, solo que en un corte que, a la imaginación de Mía, le recordaba enormemente a He Man.
- los 4, callados y tranquilos. Solo queremos los teléfonos y sus carteras... aunque bueno, si no es mucho pedir... igual a la chica... - dijo uno de ellos, con burla y algo de lasciva en la voz, despertando al trigueño y su necesidad de defenderla nuevamente...

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In Your Arms (Miguel Diaz/Cobra kai)Where stories live. Discover now