Capítulo 94

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Tercer año

31 de mayo, han pasado dos años desde el chasquido, dos años desde la desaparición de la mitad del universo o como pensaba cierta castaña "dos años desde que su vida se fue al carajo por completo". Elizabeth Rogers Romanoff ese día sintió como si flotara al rededor de su cuerpo, como si estuviera absorta a todo lo que pasaba a su alrededor, solo tenía una cosa en mente, ir por primera vez al muro de los desaparecidos con la esperanza de encontrar en este los nombres de sus seres queridos. Fue al caer la noche, ya que cada que trataba de salir del complejo había algo que la detenía, hasta que finalmente se armo de valor para ir al lugar.

Al llegar a Central Park pudo ver que donde antes había inmensos terrenos con pasto y nada más, ahora había decenas de altos muros en hileras, con los nombres tallados de las personas desaparecidas. Empezó a caminar de fila en fila, buscando los nombres de su familia, en cierto punto ya se empezaba a desesperar hasta que los vio. Se acercó y con cuidado paso las yemas de sus dedos sobre los grabados de "Wanda Maximoff", "Pietro Maximoff", "Natasha Romanoff" y "Steve Rogers", los leyó una y otra vez hasta que se abrazó a si misma mientras se apartaba unos pasos del muro. 

-Hola- fue lo único que dijo Elizabeth sin despegar su vista de los nombres- lamento no haber venido antes- la castaña no le importaba que pareciera loca hablándole a una pared, solo sentía que tenía la necesidad de decir aquello, como si realmente la escucharan- las cosas por aquí no has estado bien, solo van de mal en peor. He tratado de hacer lo que creó que ustedes hubiera hecho si no hubieran desaparecido- sus ojos se empezaron a cristalizar- solo actúo como si supiera que se todo y que se que hacer, pero la verdad es que no, no se que hacer, ni a donde ir, ni siquiera se porque sigo intentándolo, por mi mente solo pasa que los estoy decepcionando. Lamento no ser tan valiente como ustedes,  sinceramente siento como me hundo lentamente a cada paso que doy, estoy perdida y no tienen idea- para ese punto ya estaba llorando- como los extraño, ya no se que hacer sin ustedes, no puedo continuar sin que estén a mi lado. Odio mi vida, cada maldito segundo de ella, me enseñaron a no darme por vencida y tratar de continuar pero ya no puedo más, ya no puedo más- susurró mientras se limpiaba las lágrimas con brusquedad- Nada es lo mismo...no desde que se fueron

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Era el cumpleaños número 21 de Elizabeth, los dos años anteriores a pesar de las súplicas de su familia y amigos se negó a celebrarlo, ni siquiera un pastel, solo les pedía que se olvidaran de esa fecha. ¿Porque? Simple, desde que los vengadores llegaron a su vida cada cumpleaños que pasaba era inolvidable, Natasha y Steve le preparaban su desayuno favorito y paseaban por Brooklyn y al final del día le compraban un pastel, después Wanda y Pietro se unieron a la tradición al despertarla a media noche para hacerle soplar las velas a un panqueque. Incluso cuando fueron fugitivos no perdían la oportunidad de hacer la fecha inolvidable, pero ahora que no estaban le era muy difícil tan siquiera pensar en celebrar.

La castaña ese día lo pasó como cualquier otro, se fue a la universidad, después a trabajar al gimnasio y en esa noche se quedaría a su segundo trabajo, peleadora del club de pelea ilegal en el gimnasio. Su "jefe" le dijo que esa noche se enfrentaría a una peleadora patrocinada por una de las mafias más poderosas, le ofrecieron más dinero que el que ganaría normalmente si se dejaba perder, pues el mafioso había apostado demasiado dinero en su peleadora. Elizabeth estaba entre la espada y la pared, pues por una parte nunca había perdido una pelea y mucho menos, le gustaba dejarse ganar, pero últimamente ha tenido problemas económicos y necesitaba el dinero, tiempos desesperados necesitan medidas desesperadas. Así que acepto la oferta. 

Estaba fingiendo completamente, estaba haciendo parecer que peleaba como todos los días, que estaba dando lo mejor de si misma, pero en realidad no era así. Se estaba dejando golpear por su contrincante, quien por cierto se notaba que sabía lo que hacía, pero lo que empeoro su situación fue como al sentir los golpes de esta sobre su cuerpo se dio cuenta que sus guantes tenían cierta modificación, por lo que estaba recibiendo una paliza. Un round, dos rounds, tres rounds, resistió todos. Al terminar la pelea apenas y se podía mover, tenía un feo corte en la ceja, otro en la nariz y el ojo derecho lo tenía casi cerrado, estaba segura que sus costillas estarían moradas al día siguiente, vaya forma de celebrar sus cumpleaños. Fue a los vestidores y se empezó a cambiar entre quejidos, recibiendo las miradas sorprendidas de los demás luchadores, pues nunca había perdido ninguna pelea y mucho menos de esa forma tan catastrófica. Al salir su "jefe" le dio cinco fajos de billetes, tres más de los que hubiera ganado en una noche normal. Cosa que le hizo quitarse un peso de los hombros, aunque no pareciera.

Desde las cenizas/Los vengadores/Where stories live. Discover now