Capítulo 87

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Han pasado dos semanas desde que todos se fueron del complejo, a excepción de Elizabeth, quien solo salía para comprar cosas para comer. Las noches eran los únicos momentos donde no se sentía tan impotente y sola, trataba de dormir lo más que podía aunque a veces le resultaba imposible hacerlo pues por su mente solo pasaban los últimos segundos de su familia antes de convertirse en cenizas. La Rogers esa mañana despertó sabiendo que tenía que hacer un cambio, aunque sea para volverse a sentir ella misma por unos instantes. Compró un tinte de cabello castaño, el mismo de su color natural, pues ya no tenía porque huir o esconderse, no después de que toda la Tierra este ocupada en otros asuntos que perseguir a fugitivos. Se paró frente al espejo y suspiró con pesadez para empezar a aplicar el tinte con toda la calma del mundo, pues en realidad el hacer esa simple acción le recordaba como Natasha y Wanda teñían el cabello de todos mientras huían de país en país. Dejo escapar una sonrisa de sus labios cuando recordó como en una ocasión ella y su hermana le tiñeron el cabello a Pietro de color rosa al hacerle una broma, al final se terminó rapando porque se negaba a quedarse así.  

La, de nuevo, castaña salió en la noche a comprar cosas para su cena. Al caminar por las calles de Nueva York se daba cuenta de cuan jodido estaba el mundo, las calles estaban casi desérticas, había casas vacías con las ventanas rotas ya que evidentemente se habían metido a robar al ya no haber habitantes, si describiera todo lo que cambió en la gran manzana nunca terminaría. Llego a la pequeña tienda a la que iba desde que volvió al complejo, tomo algunas cosas y se dirigió al mostrador, pero al hacerlo se dio cuenta que estaban asaltando el establecimiento. 

-¡SI MUEVEN UNA MANO LES HAGO UN HOYO ENTRE LAS CEJAS!-gritó el encapuchado mientras le apuntaba a la pareja que estaba atendiendo el mostrador

-Disculpa- Elizabeth toco el hombro del encapuchado con un simple toque, provocando que le volteara a ver este con la pistola en alto, al igual que sus dos acompañantes de este- les molestaría bajar sus armas en lo que acabo de comprar, ya si quieren después nos arreglamos afuera pero no aquí señores, el local es muy bonito para dañarlo cuando les de una paliza 

-¿Acaso es una amenaza?- le preguntó el segundo encapuchado con diversión que también le apuntaba con el arma- por favor, como si una chica nos fuera asustar, no dices más que pura basura. 

-No digan que no les advertí- Elizabeth camino hasta dejar sus cosas en el mostrador- en un momento les pago esto ¿okey?- la pareja asintió como pudo pues estaban muy asustado como para reaccionar- bien, pero por lo mientras será mejor que se cubran- la señora jalo a su esposo para cubrirse con el mostrador- bien caballero, ¿en que estábamos? oh, esperen ya lo recuerdo...

Elizabeth no les dio tiempo de reaccionar pues le tiro un golpe al primer encapuchado provocando que cayera al suelo y tirara su arma. La castaña se deslizó por el piso y tomo la pistola para tirar todas las balas al piso y después con esta, lanzarla a la cabeza del segundo asaltante. El tercero le disparó, pero Elizabeth detuvo la bala con algunos rayos para después devolvérsela con la misma fuerza y darle en una pierna. Los otros dos algo aturdidos se levantaron para comenzar a pelear con la chica, pero no tenían ni idea de con quien se metían, por lo que no paso no más de treinta segundo en que fueran dejados inconscientes en el piso. 

-¿Están bien?- le preguntó a la pareja quienes estaban con la boca abierta por lo que acababan de ver- tomare eso como un sí. Despertaran como en media hora, dará tiempo a que llegue la policía y se los lleves. ¿Cuánto va a ser?- señaló las cosas que iba a comprar

-No es nada- le dijo la señora rápidamente- la casa invita, después de todo nos salvo y evito que perdiéramos nuestras ganancias 

Elizabeth metió sus cosas en una bolsa para después salir del local e ir de regreso a su hogar, pero al parecer esa noche todos los ladrones se pusieron de acuerdo para salir de sus escondites. A lo lejos pudo divisar como un individuo le estaba quitando las refacciones a un automóvil mientras uno más vigilaba a sus alrededores bastante nervioso. La paciencia de la castaña ya estaba al límite después del intento de asalto en la tienda, por lo que ya no sería tan amable con estos. 

Desde las cenizas/Los vengadores/Where stories live. Discover now