|| XXIX ||

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Confesiones

Jimin se encontraba sentado detrás del turbante de la florería, intentando estudiar para su examen de admisión para la universidad, pero no podía hacerlo si estaba cada cinco minutos viendo el teléfono con la esperanza de que una llamada o un mensaje de Taehyung le llegara.

Habían pasado un par de semanas después del incidente en la florería. Jungkook le había contado todo a Jimin y aunque éste no lo quiso hacer notar, estaba feliz por dentro de que Taehyung le correspondía el sentimiento, teniendo la esperanza de que unos días después le llamara o le llegara un mensaje del pelicafé confesándole sus sentimientos, pero no fue así.

Los días en la escuela eran igual al que los meses anteriores. Un ambiente incómodo sin dirigirse la palabra pero sí la mirada. Taehyung ya no se preocupaba de ser discreto respecto al ver al rubio y viceversa, pero nada después de eso.

De verdad Jimin se quería concentrar en estudiar si quería entrar a la mejor universidad de Corea del Sur, pero es que Taehyung invadía su mente y eso lo estaba desesperado.

Una vez más observó el teléfono después de que le llegó una notificación de un mensaje con la esperanza de que fuera de aquel pelicafé que le hacía latir su corazón, pero no fue más que un mensaje de Seokjin donde le avisaba que iba llegar tarde para la reunión de esa noche.

Jimin ya no soportó más la presión en su pecho y soltó en llanto, aventando el aparato al suelo y tapando su bello rostro con sus manitas para que nadie lo viera.

Jungkook quien estaba barriendo afuera del local, se percató que su pequeño amigo estaba llorando, por lo que decidió entrar a la florería, dejar la escoba en la entrada y acercarse a Jimin rodeándolo por la espalda.

―Hey, ¿Por qué lloras? ―cuestionó el chico pero no recibió ni una respuesta por parte del rubio. Entonces, observó que el celular de Jimin estaba tirado en el suelo y con la pestaña de los mensajes abiertos.

Por supuesto que sabía que Jimin estaba esperando un mensaje del tipo que le había roto el labio hacía un par de semanas atrás, porque en los últimos días no paraba de ver su celular y el buzón de mensajes después de haberle contado todo lo que Taehyung le había dicho.

―Ya sé que estás esperando un mensaje de él, Jimin. ―musitó Jungkook ―Y te quería pedir perdón por eso, porque el plan de los celos no funcionó. ―el nombrado subió la mirada ―Tal vez me equivoqué en juzgarlo. Creí que era como todos los chicos anteriores que con unas cuantas picaduras se daban cuenta, pero es que Taehyung es un caso muy diferente a ellos. Tae carga miedos e inseguridades que lo único que hacen, es privarlo de sus sentimientos; y eso también te está afectando.

Jimin bajó la mirada pensando en cada una de las palabras que su amigo había dicho. ¿Eso le estaba afectando? ¡Por supuesto que sí! Estaba analizando su comportamiento de las últimas semanas de un Jimin dependiente a Taehyung.

―Jimin, debes de saber que hay más personas allá afuera que te estarán buscando. Hay más hombres que Taehyung, Jimin. ―el mayor subió la mirada y observó aquel pelinegro que le regalaba una sonrisa de tranquilidad y confianza.

Jimin le sonrió y después se levantó del banco para secar sus lágrimas y recoger sus libros para meterlos a su mochila. No quería más sermones el día de hoy.

―Muchas gracias Jungkook por tus palabras. Pero ahora me tengo que ir a la casa de Hoseok para hacer el último trabajo en equipo de ética. ―este asintió con la cabeza dispuesto a dejar que Jimin se fuera, pero su impulso hizo que sujetara la muñeca del rubio y lo obligara a detenerse y a verlo.

Lights | ᴠᴍɪɴWhere stories live. Discover now