5. YO

6.2K 642 412
                                    


Mamá y papá me esperan a las afueras del hospital, cuando me ven salir por la puerta de cristal, me sonríen desde el auto. Yo me esfuerzo por sonreírles también, por intentar que esto funcione.

—¿Te encuentras mejor? —pregunta papá.

—Sí —le respondo y es que es así, me siento mejor, visitar a Joel y desahogarme con él me ha ayudado—. No pensé que podría afrontar esto, pero estar con él en verdad me ha ayudado, necesito hacer esto por los dos.

Mamá me mira por el espejo retrovisor y su sonrisa se amplía, sé que no hablará demasiado hoy, sus palabras siempre suelen hacer que me confronte conmigo mismo, con lo que siento y, por ahora, es lo que menos necesito. Tampoco será condescendiente conmigo, odio que sea así, yo mismo le exigí que no se mostrara así ante mí y no lo hará, su compasión me haría más daño. Así que es papá, que suele ser más espontaneo y despreocupado, quien toma el control e intenta hablar para hacer más ameno el camino hacia el colegio.

—Doce graduaciones como el director del colegio y todavía no sé qué decir ante el micrófono —bromea.

—Siempre puedes decir: "buenas tardes, es un honor que estén aquí en un cierre más de un ciclo, cedo la palabra al fundador y dueño de nuestra casa de estudios..." como cada año lo haces para librarte del discurso —le digo y papá se carcajea.

Mamá me mira sorprendida porque participo en la conversación y porque bromeo con papá, desvía la mirada de inmediato; sé que ella lo ve como un logro, como un gran avance, pero lucha para que este día nos olvidemos de lo que ha sucedido los últimos meses, yo intervengo de inmediato porque no podemos seguir así.

—Por favor, mamá, en tu lucha por no ser condescendiente conmigo, lo estás siendo —la reprendo.

—Eso no es verdad —se defiende.

—Mamá, tú y yo nos conocemos demasiado bien, para tu fortuna y tu desgracia.

—Estoy feliz por verte aquí, es solo eso.

—Entonces no trates de disimular tu felicidad, este es un gran paso, tú lo sabes y yo también lo sé.

—Pero esto también será duro y no puedo evitar sentir miedo por lo que tú puedas sentir, por más que yo trabaje con la mente y las emociones, eres mi hijo.

—Lo será, pero me siento preparado y si algo me supera se los diré y entonces actuaremos en consecuencia, como siempre lo hacemos.

—Hoy diré el discurso porque mi hijo termina la preparatoria, cuando Sarah terminó la preparatoria también dije el discurso, hoy no será diferente —interviene papá para intentar retomar el rumbo de la conversación.

—Muero por ver y escuchar eso —le digo.

Mamá nos mira ambos y asiente, suspira en un esfuerzo por tranquilizarse. Llegamos al estacionamiento del colegio y el estómago se me constriñe, esta es la primera vez que volveré a estar en la escuela desde el día de mi cumpleaños; luego de lo que sucedió, jamás regresé. Las vacaciones de semana santa se atravesaron y los profesores accedieron a enviarme trabajos y regulación virtual para que pudiese terminar el ciclo escolar, soy el mejor promedio del colegio, no hubo demasiados impedimentos. Ahora estoy a punto de volver a ver a mis compañeros, de saludarlos y hablar con ellos; tengo miedo, lo admito. Ale y Joaquín, mis amigos más cercanos después de Joel, fueron a visitarme tras enterarse de lo sucedido, supieron respetar mi espacio y mi necesidad de estar solo y no fueron muy insistentes luego de esas visitas. Me enviaron algunos mensajes para preguntarme cómo estaba y si necesitaba algo, yo respondía algunas veces y otras los ignoraba. Una amplia mayoría de nuestros compañeros asistió a la marcha que hicimos por Joel, pero entre tanta gente, no tuve la obligación de hablar con ellos, hoy será diferente.

Tú, yo, anarquíaWhere stories live. Discover now