Extra 2: Una nueva oportunidad

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Me levanté sintiendo un extraño presentimiento, mi instinto me decía que iba a pasar algo grande.

Todo el lugar estaba oscuro como a mi me encanta, mi hermana estaba dormida de panza a lado mío. Ella tenía su cama y su propia habitación pero le encantaba venir a invadir la mía. Ambas acordamos que dormíamos separadas para acostumbrarnos a no depender de la otra pero al parecer ninguna de las dos estamos preparadas aún. Muchas veces lo logramos y otras nos rendimos y terminamos en la habitación de la otra.

Es muy difícil separarte de alguien al que siempre ha estado a tu lado, con el que tienes un vínculo inquebrantable.

Cobije a Tamara y decidí bajar a la cosina por algo. Debía descansar, mañana será un día súper agotador pero como ya no puede cerrar los ojos aprovecjaria a despejarme un poco.

Apreté el botón de la luz y todo el lugar se iluminó, revise que había en el refrigerador y opté por servirme un vaso de leche y sacar unas galletas del tarro. Solo espero que me dé más sueño.

—¿Sucedió algo, cariño?— dijo. Mi madre es la persona más hermosa que yo haya conocido en mi corta vida y no solo hablo de su apariencia y su belleza, sino que tiene un corazón hermoso. No podría pedir otra mamá.

—No, solo ya no pude dormir y vine por algo—le dije mientras apuntaba a mi bocadillo nocturno.

— Trata de descansar, recuerda que mañana vienen todos y debes estar presentable— la dichosa comida. No todos los días le dices a tu mamá que te vas y ella prepara fiestas para despedirte. Así es ella.

—Solo si Tamara me deja dormir— dije con una sonrisa.

—Mi vida, ustedes dos no pueden estar separadas y lo sabes. No importa cuántos acuerdos hagan siempre terminarán juntas— me dio un beso y se fue dejándome sola.

A la mañana siguiente ambas despertamos con todo el cabello enmarañado. Reímos como por diez minutos hasta que cada una se alistó y bajo para almorzar todos en familia.

Cuando entre al comedor ya estaba mi mamá, papá, mis tres hermanos pequeños. Sacc, Aron y la pequeña Mía, ella era la más pequeña de la famila y la más consentida por todos, incluyéndome. Tiene cuatro años y cinco meses y según mi abuela es una mini versión de mi progenitora cuando era una niña.

Ninguna de sus hijas sacó su color de cabello y solo mi hermana Alexa tiene los ojos verdes como Mía, ese característico verde que según mi padre, solo posee la familia Janer.

Según mi tía Victoria, mamá se tomo muy enserio lo de tener hijos ya que Mía y yo nos  llevabamos casi catorce años. Solo espero que mis padres no sigan reproduciéndose ya con mis seis hermanos es más que suficiente.

Yo amo a todos mis hermanos aunque sean un fastidio, Elise y Alexa ya están casadas y con familia por lo que están muy ocupadas con sus vidas y no las veo tanto tiempo, Sacc y Aron están muy ocupados rompiendo corazones a todas las lobas de la manada y la pequeña bebé, solo se limita a desaparecer y jugar sola. Varias veces nos sacó sustos de muerte pero siempre la encontrabamos jugando con algún animalito del bosque. Y por último esta mi hermana gemela; Tamara. Nuestro lazo es especial y siempre sabemos lo que la otra quiere.

Salude a todos y empecé a comer. Cada quien esta con sus temas mientras yo devoró la exquisitez que prepararon para mi.

—Amanda a jugar— dijo Mía alegre mientras Tamara y yo salíamos a jugar un rato con ella.

Una vez complacida se fue con mamá para tomar la siesta y mi hermana y yo subimos para terminar nuestras maletas.

Necesitábamos alistar todo ya que llevariamos muchas cosas y todo tenía que estar listo para su traslado.

Entre las sombrasOù les histoires vivent. Découvrez maintenant