Capítulo 26: Ataque

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--La comida está deliciosa Helena, te lo agradezco mucho-- hablo. Se veía tan cómoda.

--Y no has visto mi postre, no es por presumir pero me queda delicioso-- todos reímos por su comentario.

--Puedo olerlo-- rápido volte a ver sus caras, ya sé que mamá tiene un olfato muy bueno pero eso ellos no lo sabían.
Para mi alivio mi suegra río por el comentario.

--Pastel de chocolate-- ok amo el pastel de chocolate, al parecer tuvimos la misma reacción porque tanto Helena y Erick se rieron de nosotras-- se parecen demasiado-- se paró y empezó a sacar platos para el postor-- cuéntame Aneu ¿a que edad te casaste? Esque eres tan joven.

--A los diecinueve-- respondio, la miro atónita y dejo de arrimar las cosas para el pastel.

--¿A qué edad tuviste a Alexa?-- estaba sorprendida, yo no sabia cuántos años tenía mamá cuando me tuvo y la verdad deseaba saber eso. Volteo a verme como si no quisiera decirme pero al final regresó la mirada y habló.

--A los dieciocho-- se hizo un silencio un poco incómodo-- si era muy pequeña, recibí regaños de mi madre y dos padres, me peleé con el papá de Alexa. La verdad fue un embarazo muy difícil, estuve en coma la mayor parte y el parto fue horrible pero una vez que nació todos la amaban y pasé a segundo plano-- empezó a reír-- no sabes lo que me costó alejar su influencia concentidora de mis hijas. En cuanto a Elise, es mayor que Alexa pero es porque la adopte cuando tenia tres años.

Ellos la miraban sorprendidos, tal vez no se esperaban una historia así o la familiaridad con la que estaba contandola, simplemente lo dijo. Sabia perfectamente que si unimos familias ellos debían de saber quienes éramos y conocer un poco la historia.

De un momento a otro vi como se tensaba y rápido me ordenó ir a ayudarle a la señora Helena, tanto mi novio como yo estábamos junto a ella cuando las palabras de la reina me dejaron helada.

--No es nada cortés que entres a las casas sin ser invitado, ¿qué deseas?-- la tranquilidad de sus palabras me asustaba, ¿había alguien en la casa?

--Era de esperarse de ti-- una voz extraña hablo y rápido entro una mujer, se quedó parada en el marco y nos observaba a cada uno-- tus historias me dan repulsión, siempre haciéndote la buena cuando no eres nada.

--No deberías hablarme así, ¿o te recuerdo quien soy? Tu me debes respeto-- la situación no me gustaba nada, así que me pegué a Erick y a su mamá-- ahora quiero que te largues antes de que lo lamentes-- sabia que mamá estaba enojada y aunque seguía sentada, hablo con voz firme.

--Yo no te sirvo a ti-- de la nada comenzó a reír como loca, logré darme cuenta de dos cosas, tenia colmillos y sus ojos eran rojos; una vampira y no una amigable. Sus cabellos rojos sobresaltaban al igual que todo de ella-- dime, ¿a quien de los tres pretegerias? Aunque es obvio que a tu hija-- volteó a verme-- la pequeña y dulce... Alexa Valducier, la primogénita y única heredera de todo cuando la perra de su madre muerta-- volvió a reírse, sus palabras me causaban escalofríos.

Mamá se paró y acomodó la silla en su lugar, su comentario no había pasado desapercibido y estaba más molesta.

--Más vale que no intentes nada, sabes que la casa está rodeada y no tienes posibilidades-- empezo a caminar a la salida. No se porque lo hacíamos pero por órdenes seguimos a mamá de cerca, en ningún momento solté a Erick tenia mucho miedo-- no queremos destruir esta linda casa ¿o si?-- una vez afuera divise que si había más personas.

Hice un conteo rápido y eran quince en total junto con la loca que había entrado sin permiso, nos pusimos detrás de mamá. Tenia que pensar en algo rápido, podían matarnos, el pánico me invadió y las ganas de llorar también.

Entre las sombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora