Capítulo 12: Memorias

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Los ojos me pesaban pero pude abrirlos finalmente, cualquier cosa que haya hecho Evie me había golpeado fuertemente, ¿los hermanos así son de problemáticos siempre? observe todo a mi al rededor y prácticamente todo estaba en blanco, ni un mueble, una persona o algo... nada todo en blanco ¿en dónde demonios estaba?

--¿Alguien con vida?-- empece a gritar-- ¿me escuchan?-- como si fueran a responderme todo lo que me rodeaba era de un horrible blanco, claramente estaba sola. Decidí moverme y caminar con la esperanza de encontrar algo, este lugar no se parecía al reino de los sueños... era mas escalofriante.

Levante la mirada y había una puerta roja justo en frente de mi, ¿por qué demonios se encontraba eso allí? no soy tan idiota como para entrar ¿o si? medite detenidamente mi pregunta y llegue a la conclusion de que era algo suicida, en primera porque no hay rastro de algo habitable aquí y pum te aparece una puerta de lo mas extraña y terrorífica.

Me senté frente a esta a verla detenidamente, viéndola bien no era tan fea, si, tenia grietas y bordes algo dañados pero en su totalidad era bonita. La manija de un color dorado y detalles muy precisos igual de este color posiblemente estuvieran hechos de oro. Pensé muy bien mis opciones; podía quedarme en ese lugar aterradoramente blanco o entrar y esperar una muerte segura, es posible que eso pasara ya que no estaba segura de que ocultara. Otra cosa muy importante no sabia nada de mi familia bien podría llevar días aquí y yo no me doy cuenta... necesitaba entrar y ver que pasaba aun así si fuera una trampa.

--¿Qué hago?-- grite frustrada.

--Entra ya-- pegue un brinco del susto. Al parecer no estaba sola y aquella cosa que me acompañaba quería que entrara a mi posible muerte.

Nada decidida, entre allí esperándome lo peor. La puerta hizo un ruido muy extraño peor que una película de terror de hecho esto no se comparaba nada a una. Una vez dentro se volvió a cerrar bruscamente matándome del susto entonces escuche como alguien gritaba era como si algo le doliera, volví a voltearme y me encontraba en una habitación nada familiar todas las paredes eran cafés y no había nada de adornos, en medio una cama lo bastante grande como para que cupieran mas de tres personas y en ella una mujer bastante asustada y dolorosa pero que identificaba a la perfección.

Rápido entraron dos personas a las que también identifique, las lagrimas caían de esos hermosos ojos rojos de aquella mujer, estaba sufriendo bastante. En total tres personas; dos mujeres y un hombre...mis padres y Lanira.

--Tienes que calmarte, ha llegado la hora-- trataba de tranquilizarla y yo solo pude pegarme a la pared posiblemente llena de terror, al parecer ellos no podían verme, ¿qué estaba pasando?

Pasaron los minutos mas largos de toda mi vida, hasta que sus gritos dejaron de escucharse y los remplazo los de un bebé que lloraba a todo pulmón. Mi padre lo cargo y se unió a sus lloridos.

--Es preciosa-- beso a mi madre y le dio a la bebé.

--¿Cómo la llamaremos?-- pregunto ella.

--Aneu...-- resbale por la pared hasta llegar al suelo mientras lloraba. Aquella imagen se borro y dio lugar a otra diferente. Una mujer discutía con alguien mientras una niña pequeña estaba sentada en una silla viendo todo mientras abrazaba su oso de peluche, no era de esperase saber quien era, sus brillantes ojos la delataban en seguida.

--¿Por qué has hecho esto? ¿Qué va a pasar cuando todos se enteren?-- aquella persona seguía gritándole cosas horribles, no podía verlos pero sabia de quien se trataba-- has traído a un monstruo a este mundo-- se escucho un golpe muy fuerte, algo había chocado contra una pared.

--Nosotros somos los monstruos, no ella-- estaba molesta por como le había llamado a la niña-- tu no sabes que es el amor, no eres bien recibido, ahora lárgate-- un hombre entro por la puerta de atras y veía a todos lados agitado. Reviso a la niña para ver si no tenia algún rasguño.

Entre las sombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora