Capítulo 22.

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Wei Ying temblaba de miedo, cuatro lobos grandes le tenían rodeado, además de que no sabía nada de sus hermanos, todo a su alrededor era una caos, y para empeorar estaba solo.

Lan Zhan

Era lo único que podía seguir pensando, ya habían pasado días de no verse, y se suponía que justo hoy llegarían los líderes, o al menos eso decía la carta que había llegado. Pero en vez de eso unos lobos Wen habían aparecido sin previo aviso. Atacando y matando a los pocos centinelas que habían, secuestrando a los omegas y niños.

El omega retrocedió hasta donde sus pasos lo permitieron, soltaba chillidos tratando de llamar a su alfa, pero estaba solo, tenía rato que se había separado de sus hermanos. Uno de los lobos saltó sobre él.

Los ojos grises se cerraron con fuerza esperando el impacto, pero este nunca llegó. Abrió de nuevo los ojos y sintió su corazón golpear con fuerza. Un lobo bastante conocido se había atravesado.

—¡Shijie no!—gritó con terror.

Pero en cuanto sus palabras fueron dichas escuchó el sonido de algo quebrarse.
El oxigeno parecía abandonarle todo el cuerpo, su hermana no se movía.

Quería acercarse pero una voz le detuvo.

—No tan rápido—Su cuerpo se paralizó. Esa voz...—Te traje una sorpresa WuXian—sin duda era Wen Chao. ¿Cómo mierda le había encontrado?

El alfa Wen aventó unas ropas rasgadas al suelo. Eran de Jiang Cheng.

—Tu...—sus rodillas cayeron al suelo. Quería llorar, pero ni siquiera sus lagrimas salían. Todo su ser ahora sólo pedía a una persona...

¡Lan Zhan!

—No sigas esperando a tu alfa, temo decirte que él no vendrá.

La mirada de Wei Ying se alzó rápido y miró una gran mano acercársele.

—¡Lan Zhan!—gritó sudando mientras se sentaba de forma brusca en la cama.

Otra pesadilla.

Suspirando con fuerza se dejó caer, apenas si podía dormir y cuando lo lograba esos horribles sueños le atacaban.

Tenía cuatro días en ese lugar, no sabían nada de la guerra, se sentía estancado, con un profundo terror que le carcomía día y noche.

Con lentitud acarició su vientre. Tenía miedo.

Lo único que lo mantenía cuerdo en ese momento era saber que Lan WangJi seguía con vida. Podía sentirlo a través de su lazo. Pero ahora no entendía por que dolía más la lejanía, pensaba que con el embarazo tal vez su cuerpo tenía una mayor necesidad del alfa, por lo que era peor ese sentimiento de estar solo.

Como era habitual de esos días no pudo volver a dormir, después de horas el sol salió pero el omega se rehusó abandonar la habitación.

Unos suaves golpes llegaron a la puerta. Era YanLi, ni siquiera tenía que ver para saber que se trataba de su hermana.

—¿A-Xian? ¿Estás despierto? Traje algo para que comas...—la mujer entró a la habitación y se acercó con un pequeño tazón de sopa, el vapor salía mostrando que aún estaba caliente y el olor era muy bueno. Pero incluso con todo eso Wei Ying no podía sentir ni una pizca de hambre.

—Gracias Shijie, pero no tengo apetito—se disculpó aún acostado mientras se giraba para darle la espalda.

No quería que su amada hermana le viera así de destruido, a ella le gustaba verle sonreír, pero en esta situación era inútil siquiera intentarlo.

Noche de CaceríaWhere stories live. Discover now