Capítulo 10.

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El omega no despegó en ningún momento la mirada de los ojos dorados del alfa. A pesar de estar en celo quería recordar lo más que pudiera de ese momento. Al fin podría entregarse por completo a la persona que tanto anhelaba.

Sin poder contenerse más ambos iniciaron un beso. Era muy diferente a todos los que se había dando, este estaba cargado de deseo, sus aromas mezclándose hacían que cierta desesperación surgiera. Quería darlo todo en ese momento. Sus lenguas parecían danzar, se envolvían la una con la otra.

Algo de dominio salió del alfa, ocasionando que la lengua de Wei Ying se rindiera y pudiera acariciar cada zona de su cavidad bucal. Eso hacía derretir al más pequeño, el cual sentía que se ahogaba en Lan Zhan.

Por falta de aire se separaron sólo un momento. Lan WangJi se acercó y susurró al omega. —Una vez que comience no podré detenerme.

Su voz hizo temblar a Wei Ying; era aterciopelada y hacía que su corazón se acelerara.

—Entonces no te detengas. Nunca te detengas.

Otro beso inició, sus labios se movían con brusquedad y sus alientos chocaban. Pero no duró mucho ya que el alfa empezó a descender por el cuello de Wei Ying. Mientras bajaba daba besos y pequeñas mordidas dejando varias marcas rojizas que tardarían días en quitarse.

El omega sentía su respiración acelerarse. Cada parque que besaba el Lan se sentía como brasas ardiendo sobre su piel. Su cuerpo sólo aumentaba en deseo al recibir tales caricias, era la primera vez que era tratado de esa forma. Sus gemidos poco a poco subían de volumen, cada vez se le hacía más difícil mantener su cordura.

—¡Ahh!— un grito se le escapó cuando sintió como el alfa tomaba con su boca uno de sus pezones. Lamía y succionaba varias veces para después dar unas ligeras mordidas. Sólo hasta cuando el pezón dejó su color rosado para pasar a uno más rojo el alfa lo soltó con la intención de ir al siguiente. Su pecho tenía cierto brillo por la saliva que quedaba a su paso.
No sabía que con unos cuantos toques todo su cuerpo reaccionaría así.

—L-Lan Zhan ¡Ahh! Promete que a partir de ahora nos acostaremos cada día ahh...

El alfa detuvo su degustación y miró a su pareja. Los ojos dorados por un momento parecieron tener fuego dentro de ellos.

—Lo prometo.

Sin demorar más tiempo descendió más y empezó a besar sus muslos. Su olor era tan tentador, su blanca piel con una ligera capa de sudor, junto a su sonrojo daban la mejor vista que HanGuangJun pudo haber deseado.

El Lan siguió besando y mordiendo todo a su paso. Quería dejar su marca en todo el cuerpo del omega.

—¡Ahh! ¡Lan Zhan no muerdas tan fuerte!

La parte interna de sus piernas era decorada por un sin fin de mordidas.

Ahora más cercas de la intimidad del omega, el alfa decidió tomar ambas piernas para alzarlas y abrirlas un poco. Así la parte más privada del menor quedaba a su completa disposición.

Wei Ying al notar la posición, y como el otro tenía una plena vista de su parte baja, no pudo evitar tornarse rojo. Más porque el alfa no dejaba de mirarlo justo ahí.

Sabía que su entrada estaba más que húmeda, apretándose en contracciones suplicando por ser llenada. Lo sentía.

—Deja de mirar— sin poder tolerarlo cubrió su rostro con una de sus manos mientras con la otra trataba taparse inútilmente el resto de su cuerpo. Le era extraño esa sensación de ser observado.

—Jamás.— la voz de Lan Zhan fue firme y clara.

—Es raro...

Algo enternecido por el actuar del más pequeño el alfa quitó la mano de su rostro. —Wei Ying es hermoso, todo Wei Ying.

Noche de CaceríaWhere stories live. Discover now