-Pedido de perdón

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Hoy saldría con el amigo de Raini, Mason. Luego de hablar intensamente de sus gustos y cualidades me permití darle a Raini una respuesta que la haría chillar: saldría con él. Quiero decir ¿por qué no? Tengo 18 años y no puedo encerrarme en una relación sólo carnal, como lo era con Ross. En cambio me pareció bueno aceptar una salida, después de todo no era gran cosa, además no tenía pista física de este chico, lo que volvía todo más interesante sobretodo porqu Raini asegura que era realmente caliente. Pero no fue eso lo que llamó mi atención, sino más bien el hecho de que amaba la música y trabajaba en canciones solistas, y que, según Raini, el escribió una canción para mí ya que al parecer a oído de mí, no puedo imaginar cómo pero creo que Raini podría tener alguna pista de ello.

Para la tarde del viernes pude decidir qué iba a usar, a último momento, lo que hizo todo más arriesgado y por un momento consideré no salir. Pero luego lo pensé mejor y pude notar que el vestido floreado sin tirantes y -muy- por encima de las rodillas me quedaba bien. A partir de la cintura se volvía más abierto haciéndo parecer que llevaba una falda a juego, y el hecho de que el corte superior fuera en form corazón hacía que mis pechos se lucieran. Fue entonces cuando decidí cambiarme, pero ya era tarde. Él había llegado.

**

Bajé al segundo llamado de mamá de que alguien me llamaba, salté cada escalón descalza, planeaba ponerme mis zapatos una vez abajo, ya que no era buena en las escaleras con ellos. Mis mechas volaban con cada salto, y pude sentir que estaba algo emocionada por esta salida, no sabía que esperar de ella y eso me intrigaba. Pero mi emoción cayó al suelo cuando llegué al final de la escalera y lo ví, no a Mason, él no estaba, en su lugar estaba Ross.

Me miraba fijo, dió una detenida mirada a mi cuerpo de pies a cabeza, y yo sentí como poco a poco me iba sonrojando. Sentía una fiebre interna, y él no hablaba. Casi ya no podía respirar, y estaba demasiado nerviosa, pero luego el habló y pude lanzar un suspiro de alivio.

-Estás hermosa Laura  - Dijo sin dejar de mirarme a los ojos, y con una expresión dura en su mirada. Intenso...

-Eh... Yo... Pues...  - Joder Laura, no es momento para titubear  -  Gracias. 

Contesté en un tono de voz demasiado alto y cortante. Se notaba demasiado lo nerviosa que estaba. Pero ¿quién no lo estaría? La última vez que nos vimos yo lloraba como huérfana, tuvimos relaciones en su cuarto, y luego él me trató de prostituta. ¿Qué se suponía que debía decir ahora? No hay manera de tener una conversación a solas de manera tranquila y correcta, porque yo no tenía nada correcto ni tranquilo que decirle a él. Él por su parte parecía arrepentido, y lo debía estar, no tenía derecho a tratarme así esa última vez, y por su puesto que no lo iba a perdonar tan fácil. 

-Laura, si estoy aquí es porque no has contestado mis llamadas, o mensajes, y cuando he venido tu no estabas...

-¿Es un reclamo? -Digo, interrumpiendo su pedido de piedad. Me pone rabiosa esta situación.

-No, por supuesto que no... Yo sólo... Sólo... -  Suspiró derrotado -  Lau, yo quería pedirte perdón.

Hice mi mirada de "¿Es enserio, idiota?" y él cerró sus ojos con fuerza. Me gusta que te sientas mal por esto rubio.

-En verdad Laura. Lo lamento. Lamento cada maldita cosa que te dije la última vez. Tu no estabas pasando por un buen momento, y yo sólo quería que confiaras en mí de esa manera. Entiende que sentía que tu no podías hablar conmigo, ni contarme nada, por la relación íntima que manteníamos hasta el momento, y realmente quería ser de ayuda, no para tu cuerpo, sino para tí. Lo lamento Laura, yo no pienso nada malo sobre tí. Al contrario, eres una de las mejores personas que conozco, y realmente fundamental en mi vida. No quiero perder eso... Por favor, perdóname. 

Está bien... Debo admitir que el idiota lleva bien esto de las disculpas. Su mirada realmente mostraba a un chico arrepentido. Y yo... Bien, yo no quiero perderlo. Nuestra amistad podía salvarse, y de hecho así iba a ser. 

-Ya. Pues... Está bien, Ross. Te perdono. 

Y le dedico la mejor sonrisa que puedo ahora. 

-¿En... En verdad? ¿Así como si nada? -Me dice Ross sin poder creérselo. Podría lanzarme a reír de él ahora mismo.

-Oh, ¿esperabas más tortura?

-La esperaba 

-Pues te has salvado esta vez Lynch. 

-Gracias... -Y la sonrisa que me da es encantadora. Es una lástima que no pueda besar más esos labios. Era realmente dulce cuando sonreía en mitad de un beso...

-Veo que has traído mi chaqueta - Digo señalando su mano izquierda, donde sostiene la chaqueta que me olvide aquella última vez.

-Oh, sí, pensé que la querrías de vuelta. 

A pesar de que ya lo he perdonado, Ross sigue algo nervioso. Y estaba a punto de preguntarle qué le pasaba cuando sonó el timbre. Mamá fue a abrir pero yo sabía quién era. Por un momento lo había olvidado. Oh no... 

Puedo ver que detrás de Ross aparece un guapo chico. Realmente guapo. Su pelo oscuro hacía que sus ojos color celeste se notaran de una forma casi mágica. Su rostro era como una escultura de dioses griegos, y sus labios recibían un llamativo brillo cuando él pasaba su encantadora lengua por ellos. Sus músculos... Oh Dios mío. Realmente atractivo... 

-Laura... -Dice él con una radiante sonrisa, y una pequeña risa al final. Me mira de manera intensa. Siento a punto de desvanecer. Mi nombre suenta tan bien en su voz. 

-Mason... -Respondo a mi vez, y sonrío. Él sostiene mi mano mientras me anima a bajar el último escalon y acercarme a él. 

-Te ves... Bueno, en realidad eres hermosa. 

Definitivamente era mi funeral. Es encantador. 

-Yo, tal vez debería irme. Es algo tarde. -Escucho decir a Ross detrás de mi. 

Suena... Enojado. 

-Deja que te acompañe a... 

-No.  - Me dice de manera brusca.  -  No hace falta. -Repone luego...

Joder...

Y se va. 

Pienso darles la primera pequeña maratón esta noche. No sé. A lo mejor lo piense. x

When reality is so realDonde viven las historias. Descúbrelo ahora