-Tiempo para "conversar"

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Llegué a casa y estaba todo oscuro nuevamente, supe que papá había dejado la casa en cuanto la ví a mamá sentada en el sofá mirando hacia la nada.

Pensé en acercarme y decirle que todo estaría bien, pero honestamente no quiero tocar el tema, no quiero que se me quite el poco ánimo que me quedó desde lo que pasó con Ross, de alguna manera me ayudó a salir de esta realidad por un momento, pero en algún momento tengo que enfrentarla. Ya que papá no está aquí, no hay problemas, me voy a estiran un poquito más mi descanso. Me voy a la cama.

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Al día siguiente me levanté mucho más animada, pero mi alma cayó al suelo nuevamente cuando ví a mamá sentada en la barra de desayuno, ojerosa, despeinada, y vestida sólo con un camisón viejo. Con todo un elaborado desayuno que estoy segura que no había tocado, y una taza de café entre sus labios, y me alivia saber que por lo menos toma algo.

Me senté a su lado y ella me miró intentando sonreír. Por supuesto, no le salió, en su lugar hubo una mueca que inspiraba dolor. Oh mamá...

-Saliste mucho tiempo ayer, por un momento creí que volverías en 4 años más con un novio francés y con un título de psicóloga. -Me dijo ella, esta vez con una sonrisa algo mejor lograda.

-A ver si entiendo, ¿tu creías que me escaparía de aquí a otro país, me comprometería a ayudar a otros desordenes mentales por no poder superar los míos, y que conocería a un hombre en ese proceso? Wow, tu sí que tuviste tiempo de pensar en todo ayer. -contesté, pero su buen humor cayó al instante, parece que no sólo tuvo que lidiar con pensamientos ayer, supongo que papá habrá salido del baño en algún momento y la habrá enfrentado. No quiero imaginar eso, pero ahora me siento enferma. ¿Cómo pude dejar que estuviera aquí sola para eso? ¿Cómo pude dejar que mi papá huyera sin darme siquiera una explicación de lo que sucedió antes? Joder, que mala hija soy, apuesto a que Vanessa lo hubiera hecho mejor.

Termino mi desayuno en silencio, y me doy una ducha. Al salir me encuentro con cuatro llamadas perdidas de Ross y marco su número. Me contesta al tercer tono.

-¡Lau! 

-¡Hey! ¿Qué sucede? ¿Por qué tantas llamadas?

-Bueno, quiero hablar con mi amiga, eso no está mal, ¿verdad?

-Claro que nó -dije, estirando el mensaje con una risita

-Bien, pues, ya ayer no tuvimos mucho tiempo para conversar -dijo algo insinuante, lo que me hizo sonrojar - me gustaría hacerlo ahora, en casa no hay nadie, todos salieron a almorzar de una familia amiga, yo quería pasar tiempo contigo así que me quedé asumiendo que me dirías que sí. No vas a dejarme plantado ahora ¿verdad?- Juro que pude sentir su puchero desde aquí.

Reí

-Por supuesto que no, me cambio y estoy allí.

-Eres genial, nos vemos -Me dijo nuevamente animado

-Adiós Lynch

Y colgué.

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-Mamá...-me acerqué a ella despacio en su habitación y en cuanto me vió sonrió.

-¿A dónde vas tan bonita?

-Umm, bien, esperaba que me llevaras a casa de Ross, almorzaré con él, y probablemente también esté allí para la merienda, si no te molesta -Joder, estaba nerviosa por su estado de depresión y tampoco quería dejarla sola así.

-Está bien, déjame cambiarme y te llevo, está bien que se junten más a menudo, se nota que se extrañan el uno al otro.

Le sonreí a eso. No se me ocurrió qué otra cosa hacer. Recuerdo que a ella le gustaba que yo saliese con Ross, pero pronto nos distanciamos por sus giras, conciertos y yo con la película. Supongo que se alegraba de que nos juntemos, y como somos tan parecidas, ella necesitaría un tiempo a solas, yo lo necesito después de cada huracán. 

Pero este huracán no se compara con los otros.

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Ross me abrió la puerta y, joder, estaba sexy. No entiendo cómo antes no me había fijado en esos fantásticos pantalones caídos que daban una visión perfecta de sus boxers y algo más. Esa remera blanca que encaja en su cuerpo perfectamente, se presiona contra él de una manera que deja ver sus músculos bien trabajados, y descalzo, oh.

Me sentí algo indefensa en mis shorts y mi top por encima del ombligo y mangas hasta la mitad del brazo. Era algo ajustada y dejaba ver mucha piel. Joder, ¿en qué momento me vestí de esta forma?

Él notó el vestuario, o más bien lo que dejaba ver, pero aún así confiadamente me abrazó y yo hice lo mismo. 

-Estás muy sexy Marano -Diablos

-El que ayer hayas visto algo más de lo que aquí muestro, no te da derecho a elogiar mi cuerpo -dije intentando parecer que no me había afectado hormonalmente su comentario. El se separó de mi, me miró de pies a cabeza y agregó:

-No, me da la obligación de hacerlo.

Y yo me sonrojé. Estoy deseando que pare con esos comentarios, porque si sigue así...

When reality is so realDonde viven las historias. Descúbrelo ahora