-Nuestro pequeño secreto

1.1K 84 8
                                    

Cuando desperté el sol ya había bajado, nacía la noche y entraba una hermosa luz anaranjada dentro de la habitación. Yo estaba plácidamente acostada sobre el pecho de Ross, no quería moverme para ver si estaba despierto, de todas formas acerqué mi cara a su cuerpo y aspiré fuerte, olía increíble. 

Su mano en mi cabello me confirmó que no dormía, pero tampoco me moví entonces, disfrutaba de su caricia. Pero cuando mis sentidos volvieron a mi cuerpo, pude sentir el contacto de su piel y la mía. ¡Joder! Aún no estábamos vestidos. No recuerdo ser consciente de que me estaba durmiendo, pero de haberlo hecho seguramente habría sido vestida. 

No entiendo el estar repentinamente avergonzada, esto ya sucedió dos veces, no hay nada de mi cuerpo que Ross no haya visto ya. Y me resulta raro incluso planteármelo, pasaron sólo días desde que nos volvimos a ver, y ya experimentamos más que un abrazo de "te he extrañado". 

Olvidé mi incomodidad en cuanto él habló:

-¿Tienes hambre? -Dijo mientras movía un mechón de mi cara. Cielos...

-Algo - dije, y me sentí tímida ante su mirada, pero su sonrisa me hizo entender que no tenía de qué avergonzarme. Le gusto, aunque esto no es nada más que amistad, pero aún así puedo ver que le gusto, y el me gusta a mí. 

-¿Qué te parece si te preparo una deliciosa merienda? 

-Me parece de todo, menos mal. Te ayudo.

Y me sonrió, mierda, odio cuando hace eso, su sonrisa es demasiado contagiosa. Adivinen quién está sonriendo con idiota ahora. 

______________________________________________

Entramos en la cocina y lo único que tapa grandes porciones de mi cuerpo es la remera de Ross, y pues mi ropa interior que apenas si se ve. El resto... Pues son sólo piernas y brazos, nada que no se pueda mostrar. 

Ross desapareció un segundo, y para cuando volvió ya sonaban algunas canciones que el sabía que me gustaban. 

Mientras tanto yo voy abriendo puertas y cajones en busca de algo para hacer, encuentro varias cosas que me pueden ayudar a realizar la merienda y parece que Ross tiene otras ideas también. 

-Pásame el plato de allí -le pedí señalando uno a su costado.

-¿No te enseñaron modales? -me reclamó él. Puedo jurar que habla del "por favor".

-Ya, no seas infantil y pásame el maldito plato

-"¿Por favor?"

-Ross...

-¿Si?

Si eso quieres...

-¡Mierda Laura! -Se quejó Ross cuando tiré un vaso de agua en su cara.

-Oye, ¿que no te enseñaron modales? -Le reclamé y sonreí. Se ve sexy mojado... 

Pero qué carajos.

-Eres... Traviesa -Me dijo Ross devolviéndome la sonrisa, aunque su comentario me hizo sonrojar internamente.

-Creo haber escuchado por ahí que los hombres pueden ser sólo malos, pero que las mujeres somos verdaderamente perversas. Tal vez sólo sea mujer. 

-Tal vez sólo te guste verme mojado -Me provocó... ¿Sólo "tal vez"? 

-Tal vez sólo quería que me dieses el plato -Le respondí, y para esas últimas palabras ya estábamos lo demasiado cerca como para quitarnos el poco aire que corría entre nosotros en ese momento. 

Ambos sonreíamos pero ninguno dijo nada, tampoco hubo movimientos por unos segundos. Hasta que decidí provocarlo algo más. 

Di un paso adelante, nuestros labios ya se rozaban. Estiré un brazo por detrás de Ross, tocando su espalda, luego aparté ese contacto. Cuando agarré lo que quería, separé sólo unos segundos mis labios. Puedo jurarles que él estuvo a punto de besarme creyendo que yo lo haría. Pero me volví atras en el último segundo, levantando en mi mano el plato que anteriormente le había pedido. 

Él soltó una risa.

-Realmente eres perversa. -Me dijo, luego de eso se acercó a mi, y depositó sus labios en los míos. 

Al comienzo no reaccionaba, no sé si esto estaba bien, pero definitivamente sí se sentía bien, eso me impulsó a rodearlo con mis brazos y seguirle el beso. 

No duró mucho tiempo, pero fue intenso. Luego de eso sólo nos dimos una última mirada, y continuamos cocinando. 

Podría acostumbrarme a esto...

___________________________________________________

Para el momento en que llegó el resto de la familia Lynch, Ross y yo ya estabamos vestidos de pies a cabeza, habíamos tenido una linda merienda, y limpiamos lo que habíamos ensuciado. 

La merienda fue cómoda, nos sentamos en el sofá a ver una comedia, yo con mis piernas sobre las suyas. Él a veces me acariciaba de mis rodillas hasta el pié, y yo le sonreía, pero incluso ahí no hubo incomodidades. Realmente me gusta esto, además de que no tengo por qué temerle al amor, en este caso no entran sentimientos, así que está muy bien por mí. 

-¿Se divirtieron? -preguntó Stormie en cuanto nos vió en el sofá riéndo como idiotas.

-Pues sí, yo lo hice, ¿tú Laura?

-También me divertí -Y nos miramos. Esa mirada bastó para saber a qué nos referíamos con "divertirnos". Comenzamos a reír como idiotas nuevamente. Nadie pareció entender el pequeño sentido del humor secreto que compartíamos, pero tampoco lo íbamos a explicar.

Nadie tenía porqué saber. 

Era secreto.

Y era todo nuestro.

When reality is so realDonde viven las historias. Descúbrelo ahora