Capitulo 7: Sábado Por la mañana (1º parte) [Editado]

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Helena despertó a la una de la tarde debido a la alta música proveniente del jardín. La cabeza le dolía ligeramente y el cuello lo tenía resentido debido al tirón que le dio Quino la noche anterior. Miró a su alrededor dándose cuenta de que estaba acostada en la cama, giró sobre su costado y casi salta al percatarse de quien estaba acostado a su lado. Quino. Estaba en la cama ¡Con él! ¡Durmiendo! ¡¿Semidesnudos?! Horrorizada, salió de la cama. El chico, dio un espasmo y se giró para seguir durmiendo como si nada.

Helena no recordaba haberse metido en la cama…así que dedujo que fue él quien lo hizo. Con paso lento, entró al baño. Al mirarse en el gran espejo no se reconoció. Sus ojos estaban rojos de tanto llorar mientras que el rímel estaba restregado por toda su cara manchándosela de color negro. Las ojeras moradas le llamaron la atención. ¡Puf! ¿Es que nunca se le irían? Decidió, sin ganas, darse una relajante ducha. Empezó a desnudarse cuando de pronto Quino entró sin llamar. La chica se tapó rápidamente con la toalla blanca.

El chico al verla se tensó todos y cada uno de sus músculos. De solo imaginar que no llevaba nada debajo de la toalla…su miembro se le puso un poco duro. Para distraerse, se puso a buscar algo en el cajón del armario.

La chica, comenzó a mover su pie con impaciencia cosa que provocó que él riera. Si una cosa había descubierto, era que le encantaba verla enfadada, no solo porque le ponía mucho su fuerte carácter sino porque se veía más guapa.

— ¿Se puede saber que haces? ¿Es que no ves que está ocupado? —Dijo ella de malas maneras.

Él le miro de arriba abajo y siguió buscando en el cajón, pero la verdad era que no buscaba nada. Solo lo estaba haciendo para molestarla, porque realmente lo que quería, era a ella. Si, lo admitió muy a su pesar.

— ¡Oye que te estoy hablando! —Gritó enfadada.

Helena empezaba a pensar que ese chico estaba sordo o le faltaba un par de tornillos porque no le contestaba, es más, Quino parecía ignorarla. Aun así, se dio cuenta de cómo sonreía cuando empezó a mover su pie con impaciencia. Eso la desconcertó por completo. ¿Que quería el pesado ese?  

—A mi no me hables así —Contestó molesto.

Una cosa era admitir que le gustaba verla enfadada y otra muy distinta era dejar que le hablara como le diera la gana. No debía bajar la guardia con la chica y ponerla siempre en su sitio.

—Me quiero duchar y… —Pero no pudo terminar ya que él le interrumpió.

—Puedes hacerlo —Dijo fingiendo indiferencia —No te cortes, he visto muchos cuerpos femeninos y supongo que tú no eres ninguna excepción —Quino la miró con detenimiento —No, definitivamente hay mejores que tu —Dijo con dureza.

La chica ofendida y sintiéndose dolida, salió del baño dando un portazo.

¡Dios! le odio. Es insoportable. De solo pensar que tengo que aguantarle todo un fin de semana se me revuelven las tripas. Vale Helena, relájate. Solo tienes que procurar no acercarte a él y no cabrearle. Resoplo. Espero que no tarde mucho en salir quiero ducharme. Debería bajar a tomarme algo para la cabeza, me va a estallar además tengo hambre… ¿Qué hora será? ¡Madre mía! Pero si es casi la una y media de la tarde, ya tengo que comer. ¿Pero que está haciendo ahí dentro? Seguro que se esta... tocando sus partes nobles, como todo tío cuando se queda solo.”  

Y en ese momento salió el…con una toalla alrededor de la cintura. Su torso bien definido a base de hacer abdominales estaba mojado y por el caían gotitas que resaltaban aun mas sus cualidades, que le hacían aparecer sensual y atractivo.  

***

— ¿Te has duchado? —Exclamó Helena enfadada

—Sí ¿Pasa algo rubia? —Dijo riendo

Un disparo a mi corazón. EDITANDOΌπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα