Capitulo 23: En el Ring del Boxeador

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Era jueves por la mañana y helena estaba haciendo los trabajos. Se había duchado ya que ese día hacia muchísimo calor, el aire acondicionado le daba en toda la nuca y movía su coleta ligeramente. Estaba ansiosa por ver al chico pero también nerviosa porque no sabía cómo comportarse una corazonada le advirtió de que pronoto le vería.

-Hola princesa –Dijo Raúl entrando en la habitación, ella se puso tensa. -¿Qué haces? –le pregunto acercándose

-El trabajo para tu jefe –contesto sin ganas. Se había defraudado pensó que sería el quien entraba por la puerta.  

-Ya. ¿Has terminado algún informe?

-Soy rápida pero no tanto –Le replico –Estoy con el primero

-Aja.  Pues déjalo. Acompáñame –ella le miro con miedo y el sonrió de forma misteriosa

-¿A dónde vamos? –Se le escapo la pregunta. Tenía miedo de que la volviera a tratar como una…puta

-¿Qué importa? Vamos –Le dijo sonriendo

-¿Vamos a…a…tu…? –susurro. No quería que le llevara a su habitación

-Pues… ¿Y si vamos que pasa? –le pregunto con ironía. Se acerco más y entrelazo su mano derecha con la de ella. Se le contrajo la respiración. –No vamos a mi habitación Quino quiere verte –esto último lo dijo muy serio y casi se podía ver en su mirada el recelo. –Venga, si no te llevo va a pensar que estamos discutiendo. –Volvía a sonreír

Subieron a la planta de arriba. La parte de la derecha daba a un pasillo largo con muchas puertas, ella se pregunto ¿Para qué tantas? Mientras que la izquierda estaba rodeada de grandes cristaleras con dibujos de deportes pero también de armas, cuchillos, y algún dibujo de Disney… “Qué sentido del humor más negro” –pensó ella.  Siguieron caminando hasta una puerta en verde oscuro que se abrió automáticamente al hacerlo una grandísima sala los recibió. Estaba rodeada de todo tipo de maquinas para hacer ejercicios. Era un gimnasio. Se fijo que no eran los únicos que estaban allí. Dos tipos duros muy cachas hacían pesas mientras hablaban y reían, otros estaban subidos en una maquina y hacían gestos de remo, mas adelante un grupo de cuatro componentes corrían en una cinta compitiendo entre ellos haber quien aguantaba más el alto ritmo. Ella estaba expectante nunca había visto una sala tan llena de maquinaria.

-¡Eh Raúl! –este se paro al oír su nombre y la chica se choco con su espalda estuvo a punto de caerse pero la cogió de la mano. -¿Qué haces por aquí? Pensaba que hoy no vendrías –Era un hombre de unos 38 años, con poco pelo negro, cara redonda, ojos pequeños avellanados, hombros anchos y musculosos, y tenía pinta de ser un completo hijo de puta. Con solo verle la cara llena de cicatrices se podía ver que no le gustaban las normas y mucho menos cumplirlas.

-Sí. No he venido para entrenar Opa–Contesto con desprecio se notaba que no le caía bien. Se miraron de arriba abajo y después el comenzó a andar seguido de la chica pero tuvo que parar porque el tal Opa la cogió del brazo atrayéndola a su cuerpo todo musculo.

-¿Esta es la chica del Quino no? –le miro con ojos saltones mientras recorría su cuerpo.

--Si, déjala. –Le ordeno con un poco de énfasis, no quería discutir.

-¿Y si no quiero? Chicos ¿Qué os parece si nos divertimos con este niña? –Al decir “todos” se sintió muy observada. Raúl se tenso. –Venga coño Raúl, Quino no tiene porque enterarse además compartir es de amigos. –le dijo con una ancha sonrisa –Dime preciosa –Le toco la cara con la otra mano -¿Qué te parece si pones un poco más contento hoy?

-Suéltame –Le dijo apretando la mandíbula

-¿Cómo has dicho? –le pregunto en un gruñido y le apretó el brazo

Un disparo a mi corazón. EDITANDOWhere stories live. Discover now