Capitulo 13: Duerme conmigo

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Eran las 12 de noche cuando Helena se despertó. En la casa hacia un calor insoportable no solo debido a la estación del año, verano, sino también porque tenía todo cerrado. Estaba empapada en sudor. La camiseta de tirantes y el short que llevaba se le pegaba a la piel. Decidió abrir un poco la puerta. Al salir al salón un fuerte olor a… ¿PORRO!!? Le inundo la nariz e hizo que tosiera los ojos le  empezaron a llorar por la condensación de calor y humo. Distinguió a Quino en el sofá. Estaba espatarrado mientras que fumaba, en la mesa había botellas de alcohol, y junto a ellas un vaso ancho y grueso con bebida. Se quedo allí mirándolo.

-¿Te divierte espiarme?- le pregunto borracho. No le miró pero aun así siguió fumando.

Ella sigilosa se fue acercando hasta el, poco a poco hasta quedarse enfrente. Vio horrorizada que al lado de las botellas, colocadas en perfectas líneas, unas rayas blancas, el estomago se le revolvió. No solo estaba borracho sino que también estaba drogado…levanto la mirada y se encontró con los ojos de él. Pero no los de siempre, estos estaban rojos dilatados en exceso tanto que apenas se veía el color marrón de sus propios ojos. Tenía ojeras más marcadas que las anteriores mucho mas moradas, los labios muy custridos, y la cara pálida.

-Deja eso ahora mismo.-le ordeno. No sabía como esas palabras le habían salido de su boca, incluso a ella misma le sorprendió, el tono era de total autoridad. El chico le miro con una sonrisa, se levanto del sofá con una lentitud que rozaba la desesperación y se tuvo que agarrar al brazo de este porque se tambaleaba. Se acerco a ella y la encaro. Ella le sostuvo la mirada.

-Tu-dijo poniéndole el índice en el esternón- ¿Me estás dando órdenes a mí? –le pregunto a duras penas.

-Sí. –le contesto directa.-

-Yo soy el que da las órdenes no tu.-dijo echándole el humo en la cara. Ella tosió mientras que el chico se reía de ella. Nunca le habían gustado las drogas ni tampoco el tabaco pero estaba dispuesta a llamar su atención.

-Muy bien. –Se dirigió a la mesa y cogiendo un porro se lo encendió y empezó a fumar. Eso hizo que el chico abriera mucho mas lo ojos. ¡No se creía lo que estaba haciendo! Le mira atónito y con la boca abierta. Mientras, ella fumaba como si nada. Pero la verdad era que le daba asco y sabía que no aguantaría mucho tiempo. Estaba muy cargado de lo que fuera que contenía el porro, y la vista empezaba a nublársele.

El chico se acerco. Se puse enfrente de ella y le miro con el ceño fruncido. Estaba muy enfadado intento quitarle de la mano lo que estaba fumando pero ella fue más rápido y le esquivo. Después como había hecho él, le echo en la misma cara el humo, le miro con aire de suficiencia. De pronto el chico comprendió que no podía ganarle no mientras estuviera en esas condiciones decidió intentarlo una vez más.

-Helena no sabes fumar y me estas jodiendo mi paz interior-le dijo no muy seguro. Cada palabra le costaba decirla horrores.

-¿Tu paz interior? ¿Por qué no jugamos los dos? Así nos podemos colocar juntos y tener paz. –le dijo dando una larga calada. Por dentro deseaba que se diera por rendido antes que ella. El chico se alejo un poco al hacerlo se tambaleo tanto que se cayó al sofá dándose un golpe con la mesa, al parecer ni se entero porque no hizo ningún gesto. Después y con torpeza se volvió a levantar.

-Esta vez ganas tu pero…

-Ve al baño a lavarte.-Le ordeno.

El chico le miro con cara de pocos amigos pero sorprendentemente le hizo caso sin rechistar, en la mano llevaba el vaso. Estaba tan contenta de haberle ganado…en cuanto abandono el salón apago el porro y se fue a beber agua, tenía la garganta seca. “Por fin en algo le gano”-se dijo todo contenta y con una sonrisa. Pero poco le duro la felicidad. Cristales provenientes del baño hizo que se le borrara y saliera corriendo.

Un disparo a mi corazón. EDITANDOWhere stories live. Discover now