Capitulo 28: Reino Andalusí (3º Parte)

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El asintió. Le puso las manos en la cadera, desabrocho el botón de short con precisión, bajo sus manos por sus piernas tocándolas por completo, desde la arena le miro con ojos oscuros por la pasión, al levantarse volvió a deleitarse con la suave piel de la chica, sus glúteos los engancho con fuerza y le subió a horcajadas, la chica noto la erección de el –Me tientas demasiado –Dijo riendo –Ahora la camiseta esta de tirantes… -Sin bajarla le cogió el bajo, fue subiendo tocando la tripita, los costados y sus pechos que rodeo disimuladamente con sus manos –No sabes lo que estoy deseando verlos en persona –Rio de medio lado. Siguió subiendo por su cuello hasta que se la quito por completo. El la miro con profundo deseo, se relamió los labios. –Eres una droga muy adictiva rubita. Con ella todavía encima se sentó en la toalla sin levantar un poco de arena. –Debería darte crema, eres muy blanquita, no quiero que te quemes.

La chica se levanto y saco el protector. El chico empezó a darle crema por todo el cuerpo con suavidad, esos tontos gestos encendieron a la chica en apenas segundos. Le atraía de una forma desproporcionada. Él lo noto y se rio por bajo. Después le dijo que se tumbara, en la espalda le dio un masaje que la dejo demasiado relajada medio adormilada. Cuando se levanto de encima su cuerpo lo extraño con ansia. –Ahora yo a ti –Le dijo ella. Queria tocarle por todo su cuerpo…deleitarse de ese dios griego que tenía delante, todo esculpido y que le pertenecía. Estaban tumbados en las toallas cuando la chica le hizo una pregunta solo por picarle un poco – ¿Te importa si me pongo en topless?

El chico se bajo las gafas y le miro con cara de pocos amigos – ¿Qué?

-Sí, que si te importa si me quito la parte de arriba del bikini –Dijo riendo.

-Ni se te ocurra –Le advirtió –No pienso dejar que todos los tíos de la playa vean los pechos perfectos de mi chica sin antes haberlos visto yo.

Ella empezó a reír a carcajadas – ¿No me dejarías?

-No Helena. ¿Ya lo has hecho antes? –Le pregunto con el ceño fruncido

-Y si lo he hecho ¿Qué pasa?

-Pues que conmigo no lo harás –Le regaño

-Eres un posesivo intragable –Le dijo riendo –Era una pregunta. No voy a hacerlo, me da demasiada vergüenza. –Se puso encima de él, y empezó a besarle. El chico se tenso un poco, ella subió la intensidad. Con su mano recorrió el perfecto abdomen hasta bajar a la entrepierna del chico.

-Basta –Dijo bajo. La volvió a poner en su toalla. Ella le miro dolida, sin decirle nada se levanto y se fue al agua. –Helena…

-Déjame en paz –Le dijo cuando estuvo a su lado, no quería armar escándalo con lo cual se lo dijo muy bajito. Fue metiéndose poco a poco, sabía que el chico iba detrás, notaba sus ojos puestos en su nuca. Cuando el agua le cubrió todo el cuerpo se relajo pero él seguía a su lado. – ¿Por qué me rechazas así? Es que…ya no te atraigo…es eso ¿verdad? –Dijo nadando en dirección contraria.

-¿Qué? ¡No digas tonterías! –Nado hasta ella con rapidez y se la puso de nuevo a horcajadas –Si no me atrajeras no me tendrías como ahora mismo estoy –La chica notaba la dureza de el

-Entonces no entiendo a que viene esos desplantes. Me duele que me rechaces así, si no quieres nada…dímelo y dejare de hacer todo.

-No! No quiero que dejes de seducirme ni de provocarme. Pero no puedo hacerlo ahora contigo…tengo miedo.

-¿Miedo? ¿De qué?

-De… -“Quererte demasiado” –De hacerte daño. Te prometí que antes de que te dieras cuenta lo haríamos…y cumpliré mi palabra pero espera un poco.

Un disparo a mi corazón. EDITANDOWhere stories live. Discover now