Capitulo 3: No entiendo nada... [Editado]

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Cuando hubimos llegado a no sé donde, me bajaron del coche y me llevaron por un camino pedregoso. Noté que entrábamos en una casa porque oí como abrían la puerta. 

—Súbela a la habitación y bájate —Ordenó alguien al chico moreno

—Vale —Contestó él

Me subió por las escaleras a empujones y más de una vez me caí. Cuando ya estábamos arriba —o eso es lo que yo suponía— abrió la puerta y me metió dentro de la habitación. Me quitó la venda de los ojos, y estos me empezaron a llorar, por el exceso de luz que entraba por los ventanales, después me quito la cuerda de las manos y yo me quite la de la boca. 

El chico se fue cerrando de la llave la puerta. Me quedé sola en esa habitación. Estaba asustada, y de pronto empecé a tener mucho miedo, me empezó a temblar el cuerpo entero y de mis ojos no paraban de brotar las lágrimas. Me acurruque en una esquina y ahí me quede, quieta, sin moverme, sin hacer nada. 

Poco a poco noté que la noche entraba por las ventanas, pero yo seguía sin moverme, sin hacer un solo ruido. De lo cansada que estaba, se me empezaron a cerrar los ojos e intentaba mantenerlos abierto pero al final cedí y me quedé durmiendo sobre la fría pared.

A la mañana siguiente, cuando me desperté estaba tumbada en la cama, y eso no me gustó nada porque significaba que alguien me había puesto allí. Me levanté y observé toda la habitación, me di cuenta de que era bastante bonita y muy amplia. 

Curioseé los cajones y vi que estaban vacíos al igual que los armarios. A la izquierda había una puerta, la abrí y descubrí que era un precioso baño todo decorado con mármol, con un jacuzzi en el centro, un espejo que abarcaba toda la estancia y con múltiples toallas de textura muy suave. 

De pronto oí como se abría la puerta y salí del baño. Era el chico que me había subido allí la pasado noche. Me miró de arriba abajo con cara de asco y sin decir nada, me cogió del brazo y me sacó fuera de la habitación

— ¿A dónde me llevas? —Le grité

Pero él no contestó, solo se dedicó a bajar las escaleras y procurar que yo no me escapara. 

Me llevó a una sala en la que no había nadie...o eso pensaba. 

—Veo que ya la traes, Quino —Dijo Galván, mientras le daba una larga calada a su cigarrillo —Ahora te explicaré debidamente como están las cosas para ti.

Yo le miré con desconfianza.

—En primer como sabes tú jefe me debe una gran cantidad tanto de mercancía como de dinero —Hizo una breve pausa mirándome con detenimiento para luego proseguir —Y en segundo lugar…tengo entendido que te manejas bastante bien con la informática, así que te voy a necesitar...bastante.

Vale. De todas las cosas que me podía decir me saltó con eso. Admito que temblé poniéndome muy nerviosa.

Antes de entrar en la universidad y ser precisamente una "buena chica", me dedicaba a romper las contraseñas de servidores que para algunos eran muy difíciles. Así es como conseguía por ejemplo, ver las cuentas privadas de gente a quien, luego chantajeaba para sacarles el máximo provecho, y no solo eso, me saltaba los cortafuegos como si nunca hubieran existido. Tengo que decir en mi defensa, que al principio todo era por mera diversión, ya sabéis, un grupo de personas que se juntan y disfrutan haciendo cosas que son ilegales. Pero conforme se pasó el tiempo, empecé a hacerlo con más frecuencia consiguiendo de ese modo que mi antiguo jefe me pagara todo lo que me debía por ejemplo. Sí, ya sé que no está bien pero...yo no tengo la culpa de que ciertas "páginas" de internet sean tan fáciles de manipular.

Un disparo a mi corazón. EDITANDOWhere stories live. Discover now