Capitulo 26: Una Mentira tras Otra (1º Parte)

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El olor de la mañana veraniega entraba por los cristales bajados del coche, conducía por las calles de Madrid pisando el acelerador mientras esquivaba los semáforos con precisión y evitaba los principales puntos donde solía ponerse la policía a hacer controles, el era un experto en eso. El BMW rojo deportivo rugía bajo sus pies, llevaba puesta la música a todo volumen y no podía parar de sonreír, sonaba la canción de “Angelito sin alas” a su mente vinieron las imágenes de la discoteca…sus labios, sus manos sobre su cuerpo, como habían bailado en la pista provocándose mutuamente y por último la manera en que lo habían hecho, no fue la mejor ni la más correcta pero sí bastante placentera para los dos. Le encanto hacerlo con ella y como se lo había tirado…eso era muy nuevo para el ya que estaba acostumbrado a que no fuera así. De pronto tuvo que parar de pensar, el móvil le sonaba miro la pantallita del manos libres, era Raúl.

-Dime.

-Tengo a nuestro chicos, se donde están. Los estoy siguiendo te mando la dirección por GPS –Colgó

Al instante le llego la dirección, giro bruscamente por una de las callejuelas del centro y se metió por una menos transitada hasta la autovía del mediterráneo. Llevaban parte de la semana pasada y de esta, persiguiendo a unos tipos que les debían dinero a los dos pero cada vez que los iban a coger estos se escapaban. El Audi TT negro de Raúl iba delante de él sorteando a los demás pasajeros con habilidad, de vez en cuando le pitaban o le daban las luces, Quino sonrió a su amigo le encantaba hacer esos numeritos para hacerse notar y así impresionar con su flamante coche deportivo. Los tipejos se percataron de que los estaban siguiendo cuando prácticamente los tenían encima, dieron un volantazo provocando un choque lateral con el coche de Raúl, este tuvo que frenar en seco porque se comía al conductor de al lado, Quino adelanto de forma rápida embistiendo por detrás haciendo que su parachoques se perdiera en algún punto de la carretera, maldijo para sus adentros un gran insulto mientras se ponía a la misma altura que los tipejos y disparaba a las ruedas, estos intentaron hacerse con el control del coche pero fue demasiado tarde, derraparon dejando una gran huella de neumáticos para después volar por toda la mediana hasta empotrarse contra las vallas mientras daban varias vueltas de campana. Quino y Raúl giraron sus coches, aparcaron justo al lado del coche volcado. Los tipejos se arrastraban por el suelo de arena y piedra intentando huir, uno de ellos era joven de unos 36 años, moreno y el otro más mayor de 58 años castaño, sus ropas estaban rotas o manchadas de sangre, mientras iban hacia ellos sacaron sus pistolas de las caderas, Raúl le señalo con la cabeza a Quino que estaban armados con lo que nada más llegar hasta los tipejos les dispararon en las manos para que soltaran las armas, estos gritaron de dolor. El chico se acerco al moreno mientras que Raúl se encargaba de mantener a raya al viejo

-¿Qué te pensabas que te ibas a librar? –Le pregunto con ironía al joven, le pego una patada en la costillas y después cogió el arma del suelo y le apunto con ella

-Por favor no me mates…-Le rogo el chico –Tendré el dinero, lo juro pero dame tiempo

-¿Qué? –Le propino otra patada pero esta vez en la cara. Se agacho hasta él, le cogió del cuello con fuerza mientras le zarandeaba -¡Te he dado 2 meses! ¿Sabes lo que es eso? José no me toques los cojones que tu y yo sabemos estabais jugando al gato y al ratón con nosotros. –Le miro con severidad –Me pediste tiempo y te lo di pero no has cumplido –Se levanto y le disparo en toda la rodilla, el chico grito de dolor –Creo que gritas peor que tu hermana cuando me la folle –Eso era mentira, de hecho todavía no la habían tocado pero tenía que intimidarle, el joven le miro asustado –Vaya ahora te sientes… ¿Culpable?

-¡Eres un maldito hijo de puta! –Con esfuerzo, el chico, muy rápidamente cogió un puñado de tierra y se la echo en los ojos, Quino se los froto pero fue tarde, le propino una patada en la espinilla haciendo que se cayera. Rodaron por el suelo, el chico estaba encima de él apuntándole con su propia pistola –Y ¿Ahora quien es el acojonado?

Un disparo a mi corazón. EDITANDOWhere stories live. Discover now