Capitulo 6: Fiesta, Sexo y Alcohol [Editado]

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Nada más bajar al jardín a Helena le entró un pánico atroz que le dejo casi sin aire y le bloqueo la voz. No paraba de mirar de un lado a otro viendo a personas de estatus muy altos que habían subido a la cima a base de corrupción, engaños y tratos sucios. Todos vestían muy elegantes con sus trajes y ellas con vestidos caros y joyas que muy pocas se podían permitir. Pronto se dio cuenta de que no todo era oro lo que relucía. Empezaron a andar él iba con ella a su lado y no le quitaba el ojo de encima.

“No puedo apartar la mirada de su preciosa figura, de sus preciosos ojos, de su vestido ¡Oh! Como me gustaría quitárselo, desnudarla y tener entre mis manos todo su cuerpo… ¡Sí! Tengo que conseguirlo pero ahora no, tengo trabajo y mucho. Galván me ha mandado hablar con un par de sujetos de los cuales solo me tengo que ocupar yo y eso requiere que la tengo que dejar sola en la fiesta…no me gusta la idea pero tengo que hacerlo si voy con ella a la reunión no confiaran en mi y eso no puede ser” Se dijo Quino.

 

Estoy tan aterrorizada, que no se cómo voy a reaccionar cuando me encuentre cara a cara con el tal Orlando, no voy a saber que decirle, se me olvidará todo y lo más seguro que me ponga tan nerviosa que no pueda articular palabra….y encima el idiota este no para de mirarme ¡Dios por favor que pare de hacerlo me pone aun más nerviosa!” Pensó Helena.

***

Siguieron andando mientras que de vez en cuando se paraban con alguien que saludaba a Quino, el les presentaba a su novia y ella para su sorpresa se desenvolvía bastante bien. Sus nervios con el paso del tiempo se le pasaron y fue tomando más confianza en sí misma.

Una de las veces que fue al baño, Quino quiso acompañarla pero ella le dijo que no hacía falta. Iba caminando serpenteando a los invitados de la fiesta, cuando de improvisto dos chicas de veinte años la cogieron de los brazo y la arrastraron a un lado de la fiesta. Ella se asustó mucho e intento zafarse dando tirones e intentando pegarles pero era inútil, la soltaron cuando estaban solas y ella intento correr pero la volvieron a sujetar.

— ¿¡Que queréis!? —Preguntó entre asustada y valiente.

—Tranquila que no queremos nada.

Ella les miro con confusión e imaginó que era un ajuste de cuentas y que por eso la habían secuestrado, intentó calmarse ordenando sus ideas para que no la pillaran desprevenida. Estaba dispuesta a huir si hacía falta.

— ¿Tu eres la novia del Quino no? —Le preguntó una de ellas

—Sí ¿Por qué? —Preguntó con brusquedad.

Las dos chicas se rieron cínicamente y los ojos rojos parecían que se les iba a salir de las orbitas, ahí fue cuando ella lo entendió todo y se pudo relajar.

—Mira no te queremos hacer daño solo queremos que nos consigas un poco de mercancía  ya sabes de esa que vende tu novio. Por supuesto que te la vamos a pagar.

—Yo no sé el precio de cada gramo.

—Bueno pues se lo preguntas —Contestó la otra con ingratitud. Era la que peor estaba sus dientes estaban carcomidos por la drogas. Vestía con pantalones cortos vaqueros y una camiseta amarillo pollo.

— ¡Eh Tama! Tranquilízate que la vas a asustar y al final no vamos a conseguir nada —Le regañó la otra.

—Ya pero es que —La tal Tama, se acercó a ella todo lo que pudo —Si no nos traes lo que te pedimos, juro te rebaño el cuello —E hizo el gesto de cortárselo con el dedo índice.

Helena, intentó mantenerse serena mientras hacía vanos esfuerzos por tragar el nudo que su garganta se negaba a tragar. Tenía los nervios a flor de piel y sus manos temblaban ligeramente.

Un disparo a mi corazón. EDITANDOWhere stories live. Discover now