treinta y cuatro🍒

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—Ophelia, ¿Estás bien?

No.

—Sí —contesto en un susurro, procuro llevar una cucharada de mi cereal favorito a mi boca, pero el sabor en mis papilas gustativas no es el mismo, me siento asqueada y mareada. Alzo la mirada para encontrarme con los ojos de mamá verme con inspección, me encojo de hombros.

— ¿No dormiste? Ah, por supuesto que no dormiste, esa maña tuya de pasar con el celular toda la madrugada —me regaña, le veo guardar una botella de agua en su cartera y limpiarse las manos con una toalla. Es su primer día de trabajo luego de las vacaciones que le dieron—. No has comido nada —vuelve a regañarme cuando aparto el tazón a un lado.

—No tengo apetito.

—Te vas a marear en la escuela, por Dios, sin dormir y sin desayunar, Ophelia, ¿Segura que estás bien? Todo el fin de semana la has pasado encerrada, puedes decirme.

En mi boca se forma un puchero, algo se oprime en mi pecho y agarro todas mis fuerzas para negar y ofrecerle una sonrisa a mi madre.

—Nada ocurre, solo me siento cansada, ¿Sí?

—De acuerdo, ten cuidado en clases, nos vemos al regreso, se me hace tarde —toma su bolso para ponérselo en el hombro, agarra las llaves que están sobre la mesa y me da una sonrisa antes de salir de la cocina. Cuando oigo el sonido de la puerta azotándose, me levanto de mi asiento y camino hacia el baño.

Traigo mi celular conmigo adentro, me apoyo en el lavamanos y me concentro en la pantalla. Nada. No hay nada.

—Maldición —susurro al sentir esa oleada de miseria golpearme.

Dejo el aparato sobre la superficie de mármol e intento arreglarme para irme a clases. Niego al ver mi reflejo, mi cabello lo tengo peinado a como siempre con el partido en medio y cayendo sobre mi rostro, no pienso echarme nada en la cara, mis cejas están despeinadas y las ojeras debajo de mis ojos se pueden notar a metros.

Quizá no debería de ir a ningún lado y quedarme acostada debajo de mis sábanas a como estuve haciendo estos tres últimos días. Vuelvo a revisar el teléfono, me siento tonta y patética de solo fijarme a cada momento si él contesta mis mensajes o llamadas, a como siempre, todas son ignorada, mandándome directo a buzón.

Luke hace como si no existo. Me ha botado de su vida así por así. Por mi culpa y por mi gran bocota. Era un jodido chiste, no hablaba en serio en lo absoluto, yo jamás lo acusaría, mucho menos mamá... bueno, de mamá no lo sé, pero yo nunca sería capaz de hacerle daño a Luke.

En mi mente se reproducen cada una de las palabras que me dijo Luke la última vez que estuvimos juntos, las buenas y las malas, pero más las malas porque soy una masoquista que le gusta sufrir y revivir el dolor una y otra vez, quizá porque siento que me lo merezco por arruinar todo.

"Lo nuestro siempre va a estar en una cuerda floja, es inestable y aunque te duela escucharlo, es un secreto, lo nuestro es un jodido secreto, ¿Quieres ser un secreto? ¿Ah? Sin mencionar que es ilegal."

Lo peor de todo es que él tiene razón, no quería aceptarlo, pensaba que si hacía como si todo fuese normal nada saldría mal. Lo nuestro no salía de las cuatro paredes de su casa y cuando al fin lo hizo, todo explotó hasta llegar a donde estamos.

Vuelvo a enviarle un mensaje diciendo que necesitamos hablar y aunque sé que no habrá una respuesta, me quedo viendo la foto de su contacto, tan guapo y bueno. Ni siquiera es tan viejo, ¿qué son 23 años? Es joven, sí, es mayor, pero no para tanto. Me molesta demasiado recordar las palabras que dijo sobre que esto no era una versión de Lolita, me frustra que haya tenido la osadía de comparar lo nuestro con la historia de un pedófilo depredador. ¿Acaso es así como se siente él?

Suelto un gruñido, salgo del baño luego de cepillarme los dientes y echarme agua en la cara para despabilarme. Tomo mi mochila y salgo de casa.

Luke no está sentado a las afuera bebiendo café a como suele hacerlo. 

delicate | lrh [CANCELADA]Where stories live. Discover now