treinta y dos🍒

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Luke.

— ¿Viste eso? ¡Casi los tiro todos! —exclama Ophelia emocionada, dando saltitos sobre su lugar, su corto cabello rebota ante aquello y la sonrisa en mi rostro se hace más grande. Me cruzo de brazos y cuando ella se gira para observarme de frente, trato de disminuir mi sonrisa para después encogerme de hombros.

—Sí, suerte de principiantes, le pasa a cualquiera —suelto, alzo mi mentón para provocarle y aparto la mirada. Le escucho reír y sé que viene directo a mí, pero continúo con mi postura. Sin embargo, cuando Ophelia se cuelga con sus brazos en mi cuello y deja un beso cerca de mis labios, no puedo resistirme, así que la envuelvo, atrayéndola por completo hacia mí.

— ¿Por cada vez que haga un buen tiro me darás un beso? —propone con esa mirada inocente y puchero en su boca. Pongo los ojos en blanco, pero asiento.

—Si eso te motiva.

—Por supuesto que sí.

Me rio, dejo un beso sobre su frente antes de soltarla y coloco mis manos en mi cintura, viéndole pasearse por el pasillo encerado. Suelto un suspiro. Con Ophelia uno nunca sabe exactamente qué es lo siguiente. Me he dado cuenta de que así es ella, no hay nada que la cambie, esa personalidad tan traviesa y picante es su esencia.

Llevamos rato jugando, las primeras veces fueron torpes, entre risas terminamos arrojando los bolos sin coordinación y Ophelia casi se cae al querer hacerse la graciosa, lo cual es la mayoría del tiempo.

Volteo a verle, sonrío al hallarle bebiendo de su jugo de durazno y ella me sonríe con las mejillas llenas e infladas. En la sala comienza a sonar The Less I Know The Better de fondo, lo cual provocaba que agarre cierto ánimo para ir a tirar.

—En una sola —comento después de agarrar el boliche entre mis dedos y posicionarme justo en mi fila. Escucho a Ophelia darme apoyo desde su lugar y volteo a verle antes de lanzar la esfera para guiñarle un ojo.

— ¡Sigue intentando! —exclama para luego emitir un extraño sonido de bocina. Me cruzo de brazos y veo hacia el marcador, estuve cerca—. Ahora es mi turno.

Viene hacia mí ya con el bolo en su mano. No me muevo de dónde estoy solo porque quiero observarle mejor, Ophelia alza ambas cejas y eleva su barbilla, con cierta actitud de superioridad.

Y ahora, con la canción de Tame Impala de fondo y observando a Ophelia hacer su jugada con concentración, me siento como en esas tontas películas indie de adolescentes donde la chica es demasiado genial y hermosa que ningún chico está a su nivel. Y sí, yo soy ese chico desgraciado que le toca admirar a su dichoso crush.

— ¡Chuza! —la escucho gritar con emoción, parpadeo varias veces para esfumar mis pensamientos y me concentro en lo que está pasando; Ophelia ha logrado derribar todos los pinos, alzo las cejas en asombro y sonrío al darme cuenta de la palabra que usó porque se la enseñé yo cuando empezamos a jugar. La pelinegra lleva sus manos entrelazadas a su pecho y da un saltito para luego acortar la distancia entre nosotros.

Puedo percibir lo emociona que se encuentra, me contagio de su humor y comienzo a reír con ella a la vez que la enrollo entre mis brazos. Ophelia deja besos sonoros en mi mejilla.

—Aprendí del mejor.

—Ya lo veo.

Ophelia no es baja, es una chica alta, por lo tanto no tengo que inclinarme demasiado para acercar mis labios a los suyos. Mis manos presionan con delicadeza su cintura para elevarla más y sus brazos los pasa alrededor de mi cuello. Su respiración tibia choca con la mía y no pienso admitirlo, pero me fascina cuando ella tiene el valor de morder mi labio.

Chocamos con los estantes con bolos, a lo que soltamos una risita entre besos, nos dirijo con cuidado hacia los muebles y procuro sentarme con Ophelia sobre mí, a horcajadas. Sus suaves manos suben hacia mi rostro, lo acuna y acaricia con sus pulgares mis mejillas. Paso mis manos por toda su espalda, separo nuestros rostros para verla a los ojos, inclino mi cabeza en la cabecera del mueble y sonrío. Ophelia estira más de mis comisuras con sus dedos.

—No podemos pasar todo el rato así, recuerda que tengo que llevarte a casa a tiempo —expreso, frunzo el ceño al verle negar y quiero seguir hablando, pero Ophelia me da otro beso.

—No te preocupes, mejor bésame.

Retengo un largo suspiro y dejo un corto beso sobre sus labios.

—Ophelia hablo en serio —le susurro, pero parece ignorarme porque está más concentrarme en pasar sus dedos por mi cabello, eso me hace poner los ojos en blanco—. En un rato tenemos que irnos o tu madre sospechará...

— ¡Tranquilízate, Luke! —espeta con diversión, me hace un puchero, deja caer sus manos a sus piernas y ahora tiene una postura desganada. Mis manos siguen enrolladas por su cintura. Le veo a los ojos con advertencia, Ophelia pone los ojos en blanco y hace un mohín—. No es como si fuese a acusarte con la policía ¿O sí?

Me quedo petrificado, mi agarre se ha aflojado y aparto la mirada lejos de la suya. Mierda. 

delicate | lrh [CANCELADA]Where stories live. Discover now