veintitrés🍒

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Me he quitado el saco junto al corbatín antes de salir de casa para estar más cómoda. En mi cara hay una leve sonrisa mientras llevo mi cabello detras de mis orejas y camino vivazmente hacia la puerta de Luke. En el césped puedo notar un hueso de hule y otros juguetes de Petunia, hay una taza reposando en el borde de las escaleras y eso me hace poner los ojos en blanco con diversión.

Toco tres veces, me balanceo sobre mis zapatos negros, coloco mis manos detrás de mi espaldas y confusión llega a mí cuando el que abre la puerta no es un muchacho rubio y de ojos azules, sino todo lo contrario.

—Lo siento, pero no queremos galletas —es lo que me dice, presiona sus gruesos labios en una fina línea con diversión y me cruzo de brazos. Le observo con el ceño fruncido y no puedo ignorar el hecho de que este chico de piel media morena y ojos rasgados es atractivo.

—No creo que necesites galletas de todos modos —contraataco, haciendo énfasis a la paleta que sostiene en una de sus manos. Él alza ambas cejas seguido de llevarse el dulce a la boca, provocando un bulto en una de sus mejillas.

—Así que tú eres Ophelia, ¿huh?

—Sí, pero no sé quién eres tú.

—Esa es una gran imprudencia de Luke —niega, se hace a un lado para darme pasada al interior, pero antes de que camine más, pone su brazo lleno de tatuajes para impedirlo—. Me llamo Calum y por cierto, Luke está en la cocina trabajando con...

No llego a escuchar lo que dice después porque una risa femenina choca con mis oídos con algo de recelo. Veo de reojo a Calum y este parece no darle relevancia.

Termino la incertidumbre yendo casi a trotes hacia la cocina solamente para encontrarme a Luke sentado en uno de los taburetes de la isla, la computadora portátil enfrente de él y una chica pelinegra riéndose de lo que parece hacer el rubio en el aparato, sin mencionar que la cercanía de ambos está ocasionando un sentimiento que no me gusta.

Es Calum quien llama la atención de ambos al instante. Los ojos de Luke chocan con los míos y su expresión pasa de una divertida a una sorprendida. Yo me limito a sonreír anchamente, intentando parecer genial con el entorno.

—Ophelia —suelta mi nombre con confusión, pero de inmediato una sonrisa aparece en su boca otra vez, eso me da seguridad—. Pensé que tu madre estaría en casa.

Me sorprende que me esté hablando con tranquilidad enfrente de su amigo y esta chica que aún no sé su nombre, pero que me observa intrigada.

—Salió a visitar a una tía, así que vine a verte y Calum me confundió con una niña exploradora.

A mis espaldas escucho la risa del mencionado, Luke alza sus cejas entretenido y niega, regresa la mirada a su computadora, luego a la chica que está a su lado, de nuevo a mí y es como si un bloque le golpeara porque salta en su lugar con asombro.

—Oh, sí, Ophelia, ella es Eli —me presenta a la pelinegra, esta me muestra una sonrisa amable.

—Lindo uniforme —lanza ella con cierta burla, pero no de mala manera, o eso quiero creer.

Lo que pasa después me deja fuera de lugar completamente porque entre los tres empiezan de hablar sobre lo que están haciendo en la computadora, los que hablan más son Luke y Eli, intercambian ideas sobre la publicidad en la que trabajan, y no quiero admitir que me pone celosa cómo ella pasa su mano llena de anillos sobre el hombro de Luke, pero lo hace. Me quedo sentada en un taburete enfrente de ellos, con una lata de soda de cerezas que me ofreció Calum.

Sí, mis planes se vieron estropeados.

O quizá no.

—Tengo que irme —avisa la delgada y alta pelinegra, veo de reojo cómo recoge su chaqueta de cuero para ponersela para luego acomodar su cabello. Es demasiado bonita, no el típico bonito, pero lo es—. Calum, vámonos.

El moreno asiente, levantándose de su lugar.

Luke cierra su computadora para ponerla a un lado en la mesa, sus ojos se topan con los míos por unos segundos y sonrío cuando él lo hace.

—En la próxima trae galletas, te compraré —Calum se despide de mí, alzo una mano en forma de desdén, tratando de ocultar mi sonrisa. Me ha caído bien.

—Lo lamento, fue algo repentino del trabajo —me dice Luke una vez estamos solos. Se ha posicionado en el espacio de mis piernas, por suerte los taburetes son altos y mi cabeza está nivelada cerca de la suya.

—Está bien, de todos modos vine sin avisar, lo siento.

Sus ojos me inspeccionan con cautela y mis mejillas arden cuando sus manos atrapan mi rostro con delicadeza, le veo dudar unos segundos y no le doy más tiempo porque soy yo quien acerca nuestros labios.

delicate | lrh [CANCELADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora