veintiuno🍒

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—Otra vez te desvelaste, Ophelia, ¿Qué hablamos? —el tono de voz de mamá es enojado, ni siquiera quiero decir una sola palabra por miedo a que me regañe. Ella sirve en una taza algo de cereal y luego leche, lo mismo que estoy desayunando. Le veo negar en desaprobación—. No me gusta que te duermas a altas horas de la madrugada, luego tienes que levantarte para ir a la escuela ¿Y adivina qué? Tu rendimiento no será el suficiente, solamente mírate, pareces zombie y tu corbatín está torcido.

Acerca su mano hacia mi cuello para acomodar el corbatín del uniforme y yo solamente me quejo.

—Lo siento, no podía dormir —digo a mi defensa, muevo con la cuchara el cereal que ya está pastoso y decido no seguir comiéndolo— ¿Puedo retirarme a cepillarme los dientes?

Mamá me ve y asiente para luego ponerle toda su atención a su tablet donde probablemente lee las noticas.

Una vez al frente del espejo del baño dejo escapar un largo suspiro cansado.

Sin dudas tener a mamá por una semana completa en casa será bastante estresante, estoy tan acostumbrada a pasarla sola y ahora tendré que estar escuchando sus reclamos. No digo que no me alegre que le hayan dado unas mini vacaciones, se lo merece, tampoco digo que no soporte a mi madre, la amo demasiado, es sólo que a veces me saca un poco de quicio.

Luego de cepillar mis dientes, peino mi cabello con pereza para luego tratar de hacer lucir decente mi rostro adormilado. Solamente dormí dos horas.

—Nos vemos luego —me despido de mamá al pasar por la isla de la cocina. Llevo mi mochila sobre mis hombros, lista para salir de casa.

— ¡Oye, oye! —me llama, me detengo para girar y verle. Pongo los ojos en blanco cuando ella señala su mejilla, en señal de que quiere que le bese en despedida. Lo hago a regañadientes—. Cuando ya no esté te haré falta.

—Sí, mamá, te quiero, adiós —espeto alto mientras voy con prisa hacia la salida.

Sin pensarlo, cruzo el césped de mi casa para hacia donde está Luke sentado, con Petunia a sus pies. Él parece divertido al verme.

— ¿Y esa cara?

—Es la única que tengo —alzo mis cejas con obviedad, a lo que él suelta una risa falsa, causando que la perra abra los ojos ante el sonido. Me agacho con cuidado sobre mis rodillas para acariciarle—. Mamá es un tanto fastidiosa.

— ¿No fue a trabajar? —cuestiona curioso y yo niego.

—Ja, tiene libre por 7 días.

—Oh, entonces ya no podrás pasarte por mi casa —avisa de forma entretenida. Ni siquiera había caído en cuenta de eso. Suelto un gruñido y me dejo caer sobre mi trasero en el suelo, sin importarme a ensuciar la falda.

— ¿Ves? Obtengo lo que quiero y luego Dios se encarga de ponerme un obstáculo.

— ¿Lo que quieres?

—A ti, tonto.

Luke suelta una risa tranquila, negando antes mis palabras.

—Ophelia, no quiero tener que decirte que se te hará tarde si sigues con tu trasero aplastado en el piso, pero tienes que ir ya a la escuela.

Dejo salir un gruñido desde lo más profundo de mi garganta, causando su risa. Petunia vuelva a despertarse, esta vez por mi culpa.

—Te daría un beso de la suerte, pero el Sr. Peter está regando sus feos arbustos —me dice, sus ojos fijados en los míos.

—Uh, ¿Beso de la suerte? Eso suena prometedor.

—Lo es.

Luke se ha levantado solamente para tenderme sus manos y ayudarme a mí, las tomo y con todo mi fuerza me reincorporo, sacudo mi falda y reacomodo mi mochila sobre mis hombros. Alzo mi mirada hacia él y sonrío al atraparle tapando un gran bostezo.

—Tal vez deberías volver a la cama —aconsejo, retrocedo unos cuantos pasos, Luke asiente—. Una lástima que me mandes a la escuela, de lo contrario iría contigo —no puedo evitar decir, me muerdo la lengua al oírle decir mi nombre en reprimenda y me apresuro a irme hacia la otra dirección, oyendo a mis espaldas cómo Luke le dice a Petunia que entre a casa con él.

Sin dudas hacer aquel movimiento fue lo más acertado.


delicate | lrh [CANCELADA]Where stories live. Discover now