POV Rámses. GOLPE DE ESTADO

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No pensé que lo de Daniel hubiese sido tan grave. Jamás imagine que... ¡Dios!. Sus palabras aun retumbaban en mi cabeza, repitiéndose una y otra vez. Tantas cosas ahora tenían sentido para mí.

En el recorrido hasta el centro comercial permanecí callado, tratando de asimilar todo lo que me había dicho, todo lo que tuvo que vivir y todo lo estúpido que me comporté con ella.

Por supuesto que se creía rota. La virginidad está sobrevalorada, pero una cosa es dársela a quien se quisiera y otra es que te la robasen.

Me mantengo firme en que la repararé, aunque no esté rota. Haré que deje de pensar en ella de esa forma, pero ¿Cómo? Si a mí me cuesta lidiar con lo que ella me contó.

No la trataré diferente, haré mi mejor esfuerzo en no sentir que es una muñequita de fino cristal que se romperá en cualquier momento, porque es fuerte.

Amelia es fuerte

La llevé tomada de la mano hasta la joyería del papá de German, donde fui a retirar los piercings que le encargué. Ella estaba distraída viendo las joyas

Je cherche des boucles d'oreilles de dame - Estoy buscando unos aretes para dama—le dije al papá de Germán, haciéndole una seña con mi cabeza hacía Amelia, él la entendió a la perfección.

Me buscó un pequeño estuche de terciopelo donde me mostró algunos modelos. Escogí unos de sharowski que parecían brillar en todos los colores.

Envoyez-les à Germán - Envíeselos a Germán—él asintió y mientras pagaba le escribí a mi tatuador.

—Tú papá te hará llegar un pedido mío para Amelia. Guárdalos, estoy seguro de que los necesitarás muy pronto. Es sorpresa.

Su respuesta no tardó en llegar: —Esta bien. ¿Ya ha pensado en el tatuaje?

Recordé la última conversación de anoche, donde confesó querer hacerse uno pero no dio más detalles.

—Lo está considerando. Tú solo inclúyele de alguna forma una rosa en el diseño que ella escoja.

Pagué los aretes y me acerqué hasta Amelia colocando mi mano en su cintura. Le dije que le quedarían bien otras perforaciones en sus orejas. Espero que me tomase la palabra.

Estaba haciendo un gran esfuerzo en tratarla como si no me hubiese contado que había sido violada y como si yo no hubiese estado actuando como un loco obsesionado con el sexo, provocándola, tentándola...

Accedió más rápido de lo que pensé a hacerse las otras perforaciones y vi la oportunidad para saber más sobre el tatuaje que se quería hacer.

Mis sentimientos eran un torbellino, una locura que volvería loco al más sano. Seguía muriéndome por besarla pero ahora más que nunca tenía miedo de ir muy rápido después de lo que me contó. En mi interior mi cerebro y mi corazón libraban una batalla campal, yo solo esperaba que mi entrepierna no quisiera participar, porque lamentablemente esto se podría salir de mis manos y terminar en alguna cárcel por acoso, un hospital por una erección que nunca me bajase o en un psiquiátrico.

No Juzgues La PortadaWhere stories live. Discover now