POV Hayden - Rámses- Fernando. ¿YA NO ME TUTEARÁ MÁS?

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POV Hayden.

—Quiero un examen de sangre completo, conteo que plaquetas y ordenaré también un examen de azúcar extensivo, la herida que tiene en el brazo me dijo que llevaba dos semanas así; sin contar que vi unas malas cicatrizaciones que me llamaron la atención.

—Muy bien Dr. Michia. ¿Ya se va a su casa?.

—Si, por fin. Esta guardia se me hizo eterna. Extraño dormir en mi cama.

—Que descanse doctor.

—Alfonso queda de guardia, pero si el paciente de la cama tres tiene algún cambio significativo quiero que me llamen cuanto antes.

La enfermera asintió y por fin pude caminar a la salida del hospital.

—¡Hayden!—me gritó Alicia.

Respiré profundo, estaba cansado y lo menos que quería era lidiar con ella ahora.

—Hola Alicia, ¿Cómo estás?.

—Agotada, ha sido una guardia muy ruda en pediatría. ¿Ya te vas?.

Le enseñé mi bolso y sonreí.

—Tengo una cita con mi cama.

—¿Y si tienes esa cita conmigo?. Acéptame unas cervezas. Conozco un lugar cerca de aquí...

—Tendrá que ser en otra oportunidad, Alicia. En muy pocas horas quedé de pasar un tiempo con mi hija.

—Claro, entiendo. Nos vemos entonces.

Se despidió de mi con un beso demasiado cerca de la boca y regresó al hospital.

Susi seguía con su mamá en España, aprovechando los últimos días con ella antes de mudarse a América pero era la mejor excusa para rechazar una vez más a Alicia.

¿Por qué tenía que ser tan necesitada?.

Abrí la puerta de la casa y vi la postal en el piso. Era de Marsella, la segunda que recibía. Leí la letra de Amelia y me reí por lo que me contaba y que la estaba mandando a escondidas de los obsesivos que no querían que gastara ni una moneda.

La puse en la nevera al lado de las otras que me había mandado.

La primera que recibí me hizo llorar, me sentí cerca de ellos. Nunca había dejado de acompañar a mis amigos y mis hijos a la tumba de Karen, pero cuando mi mamá me dijo que mi papá se estaba sintiendo mal, no dudé en aprovechar los días que tenía para ir a visitarlos y no pude luego alcanzarlos, porque tengo varios pacientes que cuentan conmigo, sin mencionar las responsabilidades en el hospital.

Solté el bolso sobre el mueble y comencé a quitarme la ropa. Hoy vendría Lucrecia a limpiar la casa, así que le mandé un mensaje de que estaría durmiendo, ella ya sabía que no debía despertarme y yo gracias a Dios contaba con un sueño lo suficientemente pesado para que ella pudiera limpiar incluso mi cuarto y yo no la sintiese.

No Juzgues La PortadaWhere stories live. Discover now