POV Rámses. SAN VALENTÍN HORMONAL

10.6K 946 406
                                    

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.


Toda la semana me levanté un poco más temprano para que pudiésemos ir a buscar a Amelia primero, y después de que vi que comía comida para pájaros como desayuno, me inventé distintas excusas para llevarle el desayuno. También me gustaba entrar con ella en el Instituto, las miradas que las chicas nos daban como de costumbre, no me molestaban si ella estaba a mi lado, pero en cambio ella las odiaba, y a la mínima oportunidad que tenía me abandonaba a manos de la jauría de estudiantes que insistían en ser nuestros mejores amigos. Gabriel era bueno disimulando, incluso fingiendo y siguiéndoles el juego, yo en cambio, no lo era y ni me importaba aprender a hacerlo.

San Valentín se acercaba y nunca me había importado sino hasta este momento. Gabriel saldría con Pacita y la verdad era que lo envidiaba, porque yo quería salir con Amelia, pero no conseguía la forma de hacerlo. Me resultaba bastante molesto ser un maldito cobarde infantil y no poder invitarla en una cita. Así que llegó el fin de semana y tuve que ver a mi hermano prepararse entusiasmado para su cita, mientras que yo... bueno yo solo navegaba en internet.

Ya tenía el local donde se presentaría Cólton, y tenía incluso la casa que alquilarían, solo esperaba la respuesta de Germán, un tatuador de la ciudad recomendamos por Jenan, mi tatuador en Marsella, para que finalizara la ultima sesión que tenía pendiente. El chico era el mejor de la ciudad, lo que implicaba que tomar una cita con él no era nada fácil, esperaba que Jenan lograse conseguirme un espacio en la agenda de Germán.

No dejaba de pensar en Amelia, tanto que llegué a tomar mi teléfono para escribirle, pero el mutismo que me entraba cuando se trataba de ella, al parecer también aplicaba para los mensajes de textos. Frustrado apagué la luz, esperando poder quedarme dormido y que este día tan idiotamente comercial se acabase de una vez por todas.

Pero cuando por fin tuve sueño y comencé a quedarme dormido mi teléfono sonó anunciando a la única persona con la que moría por hablar, pero la hora en que lo estaba haciendo me puso sobre alerta de inmediato.

— ¿Amelia vous trouvez bien?- Amelia, ¿te encuentras bien?—atendí al segundo repique sin ni siquiera esperar que ella saludase.

—Si. Yo... ehm—titubeó—. Espero no haberte despertado o interrumpido, no sé si estabas haciendo algo, quizás en una cita, al fin y al cabo...

—¿Qué pasa? ¿Dónde estás?—le pregunté y me incorporé en la cama, un mal presentimiento se apoderó de mí.

—Todo está bien, solo quería saludar, pero no me fijé de la hora. Lo lamento. Adiós

¡¿Me colgó?! ¡¿Pero que mierda...?!

Abrí el programa de rastreo desde mi computadora y coloqué el teléfono de Amelia, comenzó a disparar información y finalmente me dio la ultima locación, desde donde llamó. Coloqué esa dirección en google maps y ahogué un suspiro cuando vi donde me decía que estaba. Ni siquiera esperé calmarme, la angustia que sentía era tan grande que no podría hacerlo sino hasta que viese con mis propios ojos que se encontraba bien. Tomé mi teléfono y marqué su numero mientras me despojaba de mi pantalón de pijama y me colocaba ropa para salir. Si Amelia se atreviese a no atenderme el teléfono, me conocería por primera vez molesto, pero atendió después de lo que me pareció una eternidad, que en nada ayudó a mi desespero.

No Juzgues La PortadaWhere stories live. Discover now