POV Rámses. HÁBLAME CLARO Y SIN RODEOS. (1era parte)

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HÁBLAME CLARO Y SIN RODEOS

*** Primera Parte ***

Terminé de arreglar las cosas en mi nueva habitación. Después de tantas mudanzas ya estoy más que acostumbrado a hacerlo, pero sobre todo a viajar con los justo y necesario. Ya incluso identifico lo que necesito dentro de mi habitación: una cama, una cómoda, una mesa, un escritorio, un closet, no menos de tres tomas de electricidad, al menos una ventana, mi propio baño. Así que cuando mi papá comienza a buscar casa para nuestro nuevo hogar, ya sabe que buscar, porque Gabriel también tiene sus propias especificaciones.

La puerta de mi habitación se abre y mi hermano entra, lanzándose sobre mi cama.

—Mañana llegarán las pesas e instalarán las barras. ¿Vemos una película?

No es que no me guste hablar, es que aunque dijese que no, él igual no se iría y eso a pesar de que a veces pareciera que podemos comunicarnos con la mente. Toma su laptop y da play a la película que el escogió sin consultarme.

Tumbados en mi cama vemos la película como siempre acostumbramos a pasar las primeras noches en nueva ciudad, aunque debo hacerme la idea de que así deberán ser nuestras noches, de ahora en adelante. Mi papá fue más que claro en esta oportunidad, tendremos que terminar el Instituto acá y una nueva mancha en nuestros expedientes académicos y tendremos que decirle adiós a la universidad. Con mucha suerte nos hemos podido librar de los problemas anteriores, aunque más que suerte ha sido influencia diplomática y Mike.

Mike nos ha sacado de tantos apuros legales, que si nos cobrase, tuviésemos que vender nuestros órganos solo para amortizar la deuda. Por las suculentas ganancias es que a Gabriel le comenzó a llamar la atención estudiar para abogado, aunque después genuinamente se enamoró de la carrera.

—¿Dormimos de cucharita?—preguntó con sorna Gabriel cuando le comenzó a dar sueño. Era su forma siempre de avisarme que se quedaría a dormir conmigo.

—No quiero tu polla en mis nalgas—aclaré— otra vez...

—Ya te dije que estaba tomado, borracho no cuenta—se excusó entre risas mientras apagaba la luz.

Le di un codazo que lo hizo reír con fuerza.

***

—¿Puedes dejar de ser tan gruñón?—su pregunta era más una exigencia. Me encogí de hombros porque no pretendía hacerlo.

—Es un uniforme ridículo. Te ves como un imbécil.

—En realidad yo me veo muy bien—terció Gabriel—tu, con todos tus tatuajes si te verás como un imbécil con esta corbata.

No se lo refuté, era cierto. Por esa misma razón no me la coloqué, así como tampoco llevaría la estúpida chaqueta azul marina. Por norma general de mi padre, debía esperar un tiempo prudencial antes de mostrarle a todos mis tatuajes. Él no tenía ningún problema con que me tatuase, pero podía ser una "mala influencia" para los otros. Gabriel, en cambio llevaba toda la indumentaria del instituto, el adoraba seguir las reglas a pie de letra, por lo menos las más simples y menos atractivas de ser rotas.

No Juzgues La PortadaWhere stories live. Discover now