Capítulo 7. ¿SOMOS MÁS CANSANCIO QUE HORMONAS?

12.6K 1.1K 636
                                    

Me costó calmarme, pero al final lo logré

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Me costó calmarme, pero al final lo logré.

Tomé varias respiraciones profundas, aun con el agua hasta las rodillas y cuando estuve segura de que no volvería a llorar como demente, a gritar como psicópata o a salir huyendo por tercera vez en menos de veinticuatro horas, me decidí a buscar a Rámses. Se merecía una explicación y mis sinceras disculpas. Aun no me sentía lista para explicarle todo lo que ocurría en mi vida, pero lamentaba profundamente haberlo tratado de esa forma. Esperaba que no se hubiese marchado, pero si resultaba que se había largado, dejándome aquí botada, me lo merecía.

Sin embargo cuando me giré para salir de la playa me sorprendió verlo sentado en la orilla, con su vista fija en mí. Tenía las rodillas flexionadas y sus brazos apoyados sobre ella. Su cabello se mecía libre con el viento, haciendo que varios mechones se cruzaran sobre su rostro y él tuviese que abanicar su cara para apartarlo.

Mientras más me acercaba notaba que se encontraba molesto. Sus manos estaban cerradas en fuertes puños, su mandíbula apretada con fuerza. Masticaba un chiclet con tanta violencia que temí por sus dientes. Su porte una vez más me intimidaba. Recorrí los últimos pasos que me separaban de él como una niña a punto de recibir una regañina bien merecida. Con un gesto de su cabeza y apenas moviendo uno de sus puños, me indicó que me sentara a su lado, y eso hice.

—Lamento haberte gritado—solté antes de que empezara a hablar, tratando de escrutar su rostro.

Tenía rasgos angulosos y una nariz perfilada que le hacía un juego de sombras en la oscuridad de la noche. Los piercings, esos que no sabía que usaba sino hasta esta noche lo hacía lucir peligroso y muy varonil, pero también sexy.

—Sé que no sé toda la historia. Me quedó bastante claro por la forma como reaccionaste. Y sé que no te encuentras lista para contarlo, por lo que asumo que fue algo que te causó demasiado dolor. Pero solo quiero que me respondas una pregunta, una sola, y te prometo esperar a que te encuentres preparada para contarme. ¿Tu padrastro...—su cara se contrajo con dolor y de ira— te golpeó?

—No—respondí de inmediato y vi sus músculos relajarse de alivio.

—Lamento haber pensado eso, pero la forma como te pusiste...

—Está bien—lo interrumpí—, no me molestó tu pregunta. Tienes razón en lo que dijiste, aun no sabes toda la historia y prometo contante en cuanto me sienta preparada, si es que eso pasa algún día, porque como dijiste, fue algo que me causó demasiado dolor, y no sé cómo manejarlo. Nunca he sentido tanta rabia, frustración y odio... no sé qué hacer para....que pare de doler

Sus brazos tibios rodearon los míos inundándome con su fragancia, aún tenía su sudadera puesta, pero el olor de su perfume vino desde él, de su cercanía. Sentí como me ruborizaba y agradecí que la noche me permitiera ocultar mi vergüenza.

—A mí me ayudó hacerme un tatuaje—soltó—. Cuando mi mamá murió estaba tan molesto con el mundo, con la vida... con ella, que no sabía cómo canalizar ese dolor. Un día me corté, accidentalmente, y sentí alivio. Entendí porque algunas personas se cortan con intención. Pero yo no me atreví a hacerlo, le debía a mi madre el respeto por la vida, pero en cambio, decidí hacerme mi primer tatuaje. Fue cuando me hice la frase vit ou meurt a essayer.

No Juzgues La PortadaWhere stories live. Discover now