Capítulo 56. DEPOIS DE PUXAR

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POV Amelia Maggio Gatica

—¡Sorpresa!—gritaron todo en cuanto crucé la puerta con Rámses.

No tenía idea de que había una fiesta, porque de haberlo sabido no hubiese estado con él en el garaje, donde cualquiera pudo habernos encontrado. Con mis mejillas a punto de explotar me giré para darle un golpe en el pecho y él explotó en carcajadas a pesar de que estaba intentando asesinarlo con mi mirada.

—Estoy tan feliz de que hayas salido del hospital. ¿Qué te pasó en el cabello?—mi abuela fue la primera en abrazarme y en tratar de peinarme mi cabello post sexo.

—Déjala vieja, no ves lo rozagante que está, hasta tiene las mejillas rojitas—mi abuelo me envolvió en un abrazo y Rámses trataba de calmar su ataque de risas.

Mike, Hayden y Fernando también me recibieron con mucho cariño y finalmente Gabriel, cuyo abrazo duró un poco más que los anteriores.

—Me gusta tu look despeinado ahijado—estábamos sentados todos en la mesa, donde una suculenta cena estaba siendo servida por mi abuela con ayuda de los hermanos.

—Gracias. Me gustaría llevarlo todos los días a todas horas, pero no siempre se puede—una sonrisa ladina bailaba en su boca.

—Se llama depois de puxar- después de tirar—explicó Gabriel como cualquier cosa.

Me ahogué con la comida y comencé a toser mientras todos los presentes que entendían francés aguantaban las carcajadas.

—Pues es muy común esa moda hoy en día, se la he visto a varios chicos—mi abuela me daba palmaditas en la espalda que no ayudaban para nada.

Gabriel apretó sus labios con tanta fuerza que creí que se los rompería

—Esperemos que tú no tomes también esa moda de depois de puxar Mia, tienes un cabello muy lindo para andar despeinada—mi abuelo saboreaba el asado que mi abuela había preparado ajeno por completo a lo que sus palabras causaban en la mesa.

—Pues claro que lo usa viejo, ¿no ves cómo llegó a la casa con su cabello depois de puxar?

Y no aguantaron más. Todos irrumpieron en carcajadas, mis abuelos no entendían pero se unieron a las risotadas y Rámses, con sus ojos enrojecidos de tanto llorar de risa me dio un beso en la mejilla aun riéndose.



Fue una tarde muy amena y tranquila. Mis abuelos estuvieron al tanto de mí en todo momento mientras estuve en el hospital. Fernando les filtró mi verdadera condición para no asustarlos y se lo agradecí, pero seguimos hablando todas las noches, colocando algunas excusas absurdas para no hacer un video llamado, sin embargo igual viajaron y ya tenían unos días acá, donde me visitaban todos los días en el hospital, sin importar la distancia que tenían que recorrer diariamente; pero ya mañana deberían marcharse. Su vuelo salía a primera hora de la mañana, así que pasarían la noche en un hotel cerca del aeropuerto para no tener que levantarse tan temprano. Después de mi accidente al parecer todos extremaron medidas de prevención cuando de montarse en un auto se trataba.

No Juzgues La PortadaWhere stories live. Discover now