Capítulo 68: Te Presento a Karen.

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Punto de Vista de Marie:

Los días han pasado bastante tranquilos, Misha ha estado rastreando a Donovan, pero no hay rastros suyos, ni de nadie que lo haya ayudado. En cuanto a los zombies, se dice que su número ha estado bajando, ya que la gente no se deja comer tan rápido y han estado surgiendo otros campamentos, en total hay diez campamentos más además de Queens y Bronx.

Me alegra que la gente esté haciendo su esfuerzo por sobrevivir, pero me preocupa la comida, ya que todos, menos Bronx, tomamos la comida del mismo lugar y hay muchas posibilidades de que se termine antes de tiempo.

Liam se está recuperando, cada día va mejor, sus heridas físicas están sanando y las pesadillas nocturnas han disminuido. Ayer por la noche tuvimos invitados, los líderes del campamento que cuidaron de Liam estuvieron aquí, en agradecimiento les dimos comida para su gente y prometimos tratar sus enfermedades y a sus mujeres a punto de tener a sus hijos, además de que acudiremos en su ayuda cuando sea necesario. Charlotte, una mujer mayor de ese campamento ha estado viendo a Karen, ella cree que la enfermedad de mi hija puede tratarse de manera natural, es decir, cree que dándole ciertas hierbas, Karen se puede mejorar.

–Hola, Liam–lo saludé poniendo su almuerzo en la mesita de noche.

–Hola Marie–me saludó intentando levantarse.

–Ni intentes moverte–advertí tomando su mano. Él giró a verme, me sonrió y me dio un apretón.

–Lamentó ser una molestia para ti–susurró.

–No eres una molestia–sonreí. –Te amo Liam, y te voy a cuidar hasta que te recuperes. –añadí soplándole al plato de sopa.

–Perdón por todo lo que te he hecho pasar. –se disculpó.

–Todo lo que has pasado no es más que mi culpa, Donovan quería vengarse y escogió herirte a ti, para matarme a mí. Soy yo quien debe pedirte perdón.

Me giré para tomar el plato de consomé de pollo, cuando gire a verlo note que estaba viéndome fijamente, extrañaba su mirada café y pura, extrañaba su aroma, su voz, añoraba su ser, me sentía incompleta, como si faltara la mitad de mi corazón. Pero ahora que lo había recuperado ya nada me preocupaba más que mi hija, mis hermanas, los chicos y él, ellos son todo lo que necesito.

Escuché la puerta abrirse, pero no le di importancia, seguramente era Danielle con el medicamento de Liam.

–Marie, la bebé está inquieta...–dijo Suss entrando en la habitación, en los brazos sostenía a mi pequeña. –Hola Liam–murmuró mi hermana cuando vio que estaba despierto. – ¿Qué tal estas?–pregunto.

–He estado mejor–confesó.

–Me alegra mucho–sonrió. El bebé comenzó a llorar, ocasionando que todas las miradas se pasarán en ella.

– ¿Es mi...? ¿Es nuestra...?–balbuceo mientras sus ojos comenzaban a nublarse. – ¿Es nuestra hija?

–Es ella–respondí sonriendo.

– ¿Puedo?–volvió a preguntar. Suss se acercó a él y le dio a la niña, después ella se fue y cerró la puerta dejándonos solos. –Es preciosa–murmuró a punto del llanto.

–Es como tú–dije limpiando las lágrimas que recorrían su rostro. –Es idéntica a su padre.

–Ustedes son lo más preciado que tengo...–murmuró. Vi como sus hermosos labios temblaban al hablar.

–Te amo–le dije aferrándome a su frágil cuerpo. –Ella te ama–sonreí al ver que se había quedado quieta.

–Y yo a ti–me susurró acariciando mi espalda. –y a ella. ¿Qué nombre le pusiste a nuestra hija?

–Creí que sería lindo llamarla Karen–dije. Sus ojos se aguaron.

–es perfecto, ella es perfecta.

–Karen Isabelle Payne–murmure recorriendo el rostro de mi pequeña con un dedo. Él me miró ilusionado. Asintió después de unos segundos.

–Es un hermoso nombre.

Verlos así, juntos, él, probablemente el amor de mi vida y ella, la pequeña personita por la que estaría dispuesta a hacer cualquier cosa.
Rebusqué entre mi mochila y saque la cámara instantánea que Louis me había dado y les tomé una foto, el flash alertó a Liam, quien al instante giro a verme.

– ¡Oye!–se quejó–espera a que me pongan un poco de maquillaje–se burló.

–Es un lindo recuerdo–le sonreí antes de enseñarle la fotografía.

–Probablemente le ponga un marco y la exhiba en la chimenea–me sonrió mostrándome que volvía a ser el chico de antes, feliz y sano del que le enamoré.

–Liam...–mascullé. De inmediato giró a verme. No sabía cómo decirle esto, pero tenía que hacerlo–Liam, ella... Karen está enferma.

– ¿Enferma?–pregunto sin entender. – ¿Como que enferma?

–Su riñón no está funcionando como debería. –apretó los labios y después dio un largo suspiro.

–Es mi culpa–dijo. –Es por mí.

–No, no lo es–lo contra dije, sus ojos se abrieron como platos. –Ya lo sé todo.

–Yo no...–lo interrumpí.

–Karen estará bien, es fuerte como tú y sé que crecerá sana y fuerte.

– ¿Cómo podrá sobrevivir en un mundo como este? ¿Con un padre como yo?

–Eres un buen padre, la amas y te preocupas por ella.

– ¡Por Dios!–gritó. –Marie, soy un maldito adicto a las píldoras, ¿Qué ejemplo será ese?

–Eres un buen padre–terminé. –Y no importa lo que digas.

En Medio Del Apocalipsis. |L.P| *En Edición*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora