Capítulo 66: Carajo, ¡Estoy Bien! (4/4).

646 36 3
                                    

Punto de Vista de Liam:

Otro día de dormir poco, casualmente duermo mejor cuando Marie esta aquí conmigo, cuando siento su cuerpo junto al mío, sujetandome a la realidad, haciéndome ver que nada es real, que sólo ella existe.

Se que son pesadillas, pero ¿Como hago para que se vayan? ¿Como hago para que me dejen en paz? ¿Como hago para que las cosas vuelvan a ser como antes?

—No se porque esta haciendo esto—me quejé.—No necesito una niñera.

—Amigo, yo tampoco necesito estar aqui—dijo comiendo un trozo de manzana.—Pero Marie esta preocupada y me pidió que viniera a verte.

—¿Y no tienen nada mejor que hacer?—pregunté.—¿Una misión, buscar comida o agua?

—Sí, pero me tu amigo Lucho me lastimó el tobillo ayer cuando jugábamos fútbol—añadió destapandose la pierna y mostrando el vendaje.—Marie puede ser un poco estricta cuando se trata de salud.

El silencio se hizo presente entre nosotros, el único sonido que se escuchaba era el ruido que hacían los niños jugando en el patio, aunque era otoño y el viento soplaba frío, el sol era caliente.

—¿Qué tal estas?—preguntó.—¿Ya viste a tu hijita?—Negué.

—Marie quiere esperar a que ambos estemos bien.

—Es una niña preciosa—sonrió.—Nació el mismo día en que te encontramos.

—¿Nació aqui?—pregunté. Él negó.—¿En Queens?

—Unos días después de que nació la trajimos aquí.

—¿Te gusta estar en este lugar?

—No, pero Marie cree que es lo suficientemente seguro para la gente, para Karen y para ti. Sinceramente a mi me da miedo este sitio.

—No eres el único, a mi me da pesadillas—dije. Él sonrió de lado.—Y no se como hacer para que se vayan.

—Liam, las pesadillas no se van. Se superan que es distinto, ¿O Acaso crees que es como en Freddy Kruger, con una pastilla mágica y adiós sueños malos?

—No, no creo que sea así.—dije.—¿Tu crees que esas pastillas realmente existan?

—Supongo que si, la medicina estaba tan avanzada que es imposible que no las haya

¿Medicina contra los sueños? ¿Eso me podría funcionar?

Punto de Vista de Marie:

A pesar de que Liam se esfuerce tanto por hacerme creer que esta bien, yo se que no lo está, se que tiene pesadillas o al menos las tenía.

—¿Qué te pasa?—preguntó Louis viéndome.—¿Pensando en Liam?

—Si, me preocupa mucho. Sabes según me dijo Misha, Liam tenía pesadillas y de pronto se le quitaron, ¿Tu crees que es normal?

—Yo solía tener pesadillas, y de un día para otro se fueron, sólo así.

Eso para nada me hacía sentir mejor.

—Creo que mejor iré a verlo—respondí levantandome del piso.

Caminé por el hospital hasta llegar al segundo piso, doble en la esquina y seguí caminando de frente. La puerta estaba cerrada, pero aún había luz en el interior, abrí la puerta y entre buscandolo por todas partes, hasta que lo vi sentando en un rincón, su piel estaba más pálida de lo normal, tenía muchas ojeras y una abundante barba castaña.

—¡Marie!—dijo arrastrandose por el suelo y sujetando mis piernas.—Marie te extrañe mucho.

—Apenas hace dos horas vine a verte, Liam—expliqué intentando zafarme de su agarre pero me fue imposible, así que opté por sentarme en el piso con él.—¿Como estas, Cielo?—pregunté viéndolo.

—El cielo—dijo él. Parecía un poco lento, algo desconcentrado y cansando.

—¿Como estas?—pregunté de nuevo.

—Bien, me siento bien—respondió con la mirada pérdida, cerró los ojos unos segundos para después abrirlos de nuevo, estaba agitado, y asustado, como si hubiera visto algo que no le gusto.—Marie—masculló aferrandose fuerte a mi. Con su brazo izquierdo alcanzó un frasco blanco con etiqueta azul, sacó una pastilla y la tragó. Su ritmo cardíaco se aceleró, sentía como su corazón golpeaba contra mi pecho, como si fuera a salirse.

—¿Qué es eso?—pregunté tratando de quitarle el frasco, pero sólo lo alejó de mi.

—Medicinas—respondió al instante.

—¿Danielle te las dio?—pregunté. Él asintió rápido—¿Qué pastillas son?

—Aspirinas—contestó.

—¿Aspirinas?—pregunté.—Danielle no te recetó aspirinas. Enseñame el frasco.

—¿Por que carajo te tienes que meter en mis cosas?—gritó alterado.—¿Por qué siempre tienes que ser una maldita entrometida?

—¡Me preocupa!—grité logrando que mi voz se escuchara por encima de la suya.—Me preocupas mucho, te amo Liam. ¿Qué parte de eso no entiendes?

—¿Me amas?—gritó de nuevo.—No, tu no me amas. Lo que tu quieres es tener el sexo asegurado para siempre.

—¿Qué?—alcancé a decir.—¿De que rayos hablas?

—¡Tu no me amas, sólo quieres acostarte conmigo, eso es lo que pasa!

—Liam—Suspiré.—No estas bien, déjame ayudarte—rogué.

—¿Ayudarme?—preguntó irónico—No puedes ayudarme, no puedes deshacer lo que pasó, por tu culpa me lastimaron, por tu culpa estoy así.

Tenía razón, por mi culpa Donovan lo hirió, por mi soporto todo ese dolor, yo era la culpable de todo lo que estaba ocurriendo, sólo yo.

—Lo siento.

—No, no lo sientes—respondió levantándose del suelo y caminando fuera de la habitación, en la mano izquierda llevaba el frasco de pastillas. Aunque yo le había causado tanto sufrimiento, no iba a dejar que pasará otra vez por lo mismo.

En Medio Del Apocalipsis. |L.P| *En Edición*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora