Capítulo 19: Dangerous.

1.1K 51 0
                                    

Punto de Vista de Liam:

—Vuelvan a su casa—les grité.

— ¡No! No te dejaremos, ven con nosotros—pidió Alyssa.

—No puedo, debo ayudar a la gente—dije soltándome de su agarré.

Apenas me di la vuelta, cuando vi a un montón de esas cosas derrumbar la puerta, fue como si el tiempo se hubiese detenido, todo pasaba lentamente, tan lento que recuerdo haber visto como un zombie le arrancó la yugular a Jared, un buen chico, lo sé, su error fue no moverse de donde estaba, fue quedarse congelado.

En los escasos dos segundo que tuve para ver a mi alrededor, comencé a buscar a Marie desesperadamente, para mi fortuna la vi disparando desde arriba de las cajas que marcaban el perímetro, ella estaría a salvo siempre y cuando esas cosas no pudieran subir.  Afortunadamente la gente ya había entrado en sus casas, corrí de nuevo al edificio llevando a los chicos conmigo, apenas alcanzamos a entrar.

—Ayúdame—le pedí a Daniel intentando cerrar la puerta. Él chico se acercó y la atrancó de golpe, dejando a los zombies del otro lado.

Segundos después una espantosa alarma comenzó a sonar, era como la de las películas de guerra, un horrible sonido que hace que la piel se te ponga de gallina; Después de la alarma se oyeron varias detonaciones, muchos disparos que nos alteraban y aterrorizaban cada vez más. No podía dejar de pensar en ella, en Jo, Jules, en Suss y claro, mucho menos en mis hermanos, en Lux, tenía miedo, mucho miedo, pero no por lo que fuera a pasarme a mí, sino por lo que ellos pudieran estar sufriendo.

— ¿En qué piensas, Liam?—preguntó Alyssa sacándome de mi trance, se veía tranquila.

—En nada...—respondí mirándola.

— ¿En nada?—preguntó extrañada— ¿Quieres saber lo que yo pienso?—preguntó. Asentí esperando—Pienso que ya era demasiado raro que no hubiera ni un maldito monstruo por aquí, que nunca entrará uno, ya sabes, los guardias jamás disparaban.

—A Marie no le gusta que disparen, eso solo atrae más—expliqué.

—Parece que no hacen muy bien su trabajo—se quejó Danny. —Si hicieran las cosas bien nada de esto estaría pasando.

—Estoy seguro de que hacen lo que pueden con los recursos que tienen—respondí.

—Pues no parece que hagan mucho—añadió. —Los he visto holgazanear más de una vez en lugar de estar protegiendo el lugar.

—Daniel, son humanos, también tienen derecho a distraerse.

—Pero tienen el deber de proteger a la gente, deben cuidarnos—se quejó.

—Sabes, sería bueno que te unieras a ellos y veas el peligro que tienen que correr para que la gente esté tranquila y pueda comer, eso sin duda sería más útil que estar aquí quejándote sin hacer algo al respecto.—defendí tratando de estar calmado.

—Recuerda que tenían la medicina de Alex—dijo Alyssa—Nos han dado una casa, comida, ropa, creo que hacen mucho por nosotros y nosotros sólo nos quejamos, Liam tiene razón, quizá debamos ayudar más.

—Si es que queda algo—masculló Danny.

Me levanté de piso y asomé levemente la cabeza para ver qué pasaba afuera, había cientos de monstruos,   se tropezaban con ellos mismos e intentaban comer todo lo que se moviera. Había muchos tratando de subir las escaleras que llevaban a la parte alta de las bardas, desde donde les disparaban.

— ¡Hey!—escuché una voz venir del fondo del pasillo, era Angelique asomando su rubia cabeza por la puerta.

—Vamos—dijo Danny levantándose del suelo. Alyssa lo siguió de cerca mientras que yo caminaba detrás de ellos.

—Pasen—dijo la chica haciéndose a un lado. El interior del departamento estaba decorado de manera antigua, había fotos de dos ancianos y un cuadro grande donde había tres hombres, una mujer, los ancianos y varios niños, entre ellos Angelique.

— ¿Dónde están tus abuelos?—le pregunté entrando.

—Dormidos—respondió ella—Apagué sus aparatos auditivos para que no se asusten más—explicó dedicándome una sonrisa. —Soy Angelique—añadió presentándose a mis compañeros.

—Soy Alyssa, él es mi novio Danny—sonrió la chica.

Pasamos un rato en la casa de Angelique, bueno, supongo que fue un rato, ya que me quede dormido y no supe cuánto tiempo paso, ni cuando dejaron de disparar. Angelique despertó a sus abuelos y cenamos todos juntos lo que ella había preparado, debo decir que era amigable, linda en exceso. Pasado un rato los disparos continuaron, y además había pasado más de media hora desde que la luz se había ido y tampoco se veía ni un rayo de luz en el exterior, todo estaba en tinieblas.

—Debemos salir—Me dedicaron una mirada homicida.

—No—se negó Alyssa—todavía hay disparos, eso quiere decir que aún hay peligro afuera.

—Creo que ella tiene razón—apoyó Angelique—quédense otro rato.

—No queremos molestar, será mejor que nos vayamos—dije.

—No nos molesta su presencia, al contrario creo que está mejor, no nos sentimos tan solos—sonrió.

—Está bien, nos quedaremos unas cuantas horas más—acepté—Pero tienes que contarme que pasó con tu familia.

—Está bien—sonrió de nuevo y se alejó de la cocina, la seguí de cerca y me senté junto a ella—mis padres estaban de viaje en Rumania, visitando a mi hermano, Michael, yo vivía en Kansas pero viaje hasta aqui días antes de que todo comenzara. Cuando se dio el primer brote trate de sacar a mis abuelos, llevarlos al rancho familiar, casi lo logramos, pero después hubo un brote en el aeropuerto y regresamos aqui, pensamos en irnos por carretera, pero estaban llenas de gente, que tiempo después murió, entonces nos quedamos aqui.

— ¿Y tus padres?

—Supongo que murieron en la casa de mi hermano, no pude hablar con ellos.

—Lo lamento—le dije—a mí me ocurrió algo similar—me sinceré.

— ¿Ah sí?—asentí.

—Vine aqui por trabajo, el día del brote era mi último día aqui, después volaría a Londres y de ahí iría a casa con mis padres y hermanas, pero en lugar de eso me quede encerrado en un cuarto de hotel

—Y entonces fue cuando Marie te trajo aqui—dijo. Asentí.

Pasamos el resto de tiempo hablando de cosas, unas tristes y otras no tanto, eran anécdotas que nos hacían reír y recordar el tiempo en que todo estaba bien, aquellos días en que nada importaba en lo absoluto, ese tiempo en que tenía todo lo que podía pedir.

Las horas habían seguido pasando, me sentía tan desesperado sentado en aquel pequeño rincón, en esa casa con olor a encerrado y amontonado de cosas, necesitaba aire fresco, necesitaba saber de los chicos y de Marie, tenía que escuchar que ellos estaban bien.

—Salgamos—dije caminando a la puerta del departamento.

— ¡No!—se apresuró Angelique a decir—esperemos otro rato.

—No puedo esperar más, tengo gente importante afuera—dije antes de abrir la puerta.

El pasillo estaba sólo, no había ni un ruido en los demás departamentos y la calle se veía vacía y poco iluminada, tampoco percibía ningún monstruo o persona, sólo había vacío.

En Medio Del Apocalipsis. |L.P| *En Edición*Where stories live. Discover now