Capítulo 15

6K 676 57
                                    

—¡Tengo que ir al baño! —Nerviosa, me pongo de pie y me mira con el ceño fruncido—. ¡Julia! —Llamo a la que más cerca tengo.

—¿Estás bien? —Me pregunta al ver mi apuro y camino hacia ella.

—Julia, ven. —No sé qué verá en mi cara, pero por el cambio de expresión en la suya, se ha dado cuenta de que algo me pasa.

—¿Qué ocurre? —Me mira preocupada.

—Tenemos que irnos. No quiero seguir aquí. Estamos perdiendo el tiempo.

—Pero, ¿qué ha pasado? —Busca una explicación.

—Cupido no quiere hijos. —Aprieto mis labios para ocultar las ganas de llorar.

—¿Qué? ¿Se lo has contado ya? —Abre mucho los ojos.

—No ha hecho falta. Me acaba de dejar claro que no le gustan los niños. Le parecen "repelentes" —repito sus palabras entrecomillándolas con los dedos.

—Jo... der. —Mira a Nerea y esta al ver que estamos hablando serias, se acerca a nosotras.

—¿Qué hacéis? ¿Pasa algo? —Pregunta intrigada y, tras explicarle lo que ocurre, al igual que Julia, abre los ojos como platos—. Chicas... tenemos un problema —dice mirando a Cupido por encima de mi hombro.

—No me digas —indico con sarcasmo—. Regresemos a España. No me apetece nada seguir aquí. —Mis ganas de llorar aumentan.

—Puff... Yo no puedo conducir de nuevo —Julia interviene—. Vas a tener que esperar al menos un par de días hasta que descansemos. Tengo el cuerpo resentido.

—Yo también —Nerea asiente—. Además, ya que estoy aquí, me gustaría aprovechar para estar con Marcus... —Baja la mirada y eso me apena. Sé que, si le pido que nos vayamos, cederá, pero se ve tan contenta que no quiero ser yo quien le condicione su felicidad. Tenía muchas ganas de verle y no puedo hacerle eso.

—Está bien —digo a sabiendas de que los próximos días serán agobiantes, sobre todo, porque ahora me toca decidir sola lo que haré con el bebé. Tenía esperanzas de que él me ayudase, pero ahora sé que, si le cuento lo que ocurre, lo único que me dirá es que me deshaga de él y, desde hace días, esa idea me perturba. A medida que pasan las semanas, estoy empezando a experimentar sentimientos que jamás pensé que tendría—. Chicas, tengo que ir al baño. —Les digo al notar que Valentin me está mirando—. Es la excusa que le puse para venir a hablar con vosotras.

—Te acompaño —dice Nerea— Llevo media hora aguantándome, pero no encontraba el momento para apartarme de mi hombretón. —Busca a Marcus con la mirada y cuando hacen contacto visual, le guiña un ojo.

Por suerte, los baños están libres y, aunque no tengo ganas, con la idea de no tener que regresar después, aprovecho para hacerlo yo también. Entramos en los pequeños habitáculos y mientras cuelgo mi bolso en la plateada percha que hay en la puerta, continúo dándole vueltas.

—Nere —le hablo sabiendo que solo nos separa una fina pared—. ¿Tú qué harías? ¿Te lo quedarías? —No puedo sacármelo de la cabeza.

—No lo sé... —Escucho como levanta sus ropas y bajo las mías. Debí haberme puesto vestido como ella, hubiese sido más cómodo—. Soy incapaz de ponerme en tu lugar. Para mí es fácil decirte que te lo quedes y hasta me hace ilusión, pero quien tendrá que pasar malas noches, serás tú. Mi madre siempre decía que, en cuanto les ves las orejas, comienzas a sufrir y no dejas de hacerlo hasta el día en que te mueras.

—¡Mierda! —exclamo.

—Ya... es una mierda —Repite conmigo.

—No, no es eso. —Mi corazón comienza a latir con fuerza—. ¡Estoy manchando!

Cupido, tenemos que hablarWhere stories live. Discover now