Capítulo 13

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—Disculpadla, está un poco estresada —comenta Valentin—. Es un poco...

—¿Celosa e insoportable? —Marcus termina la frase y este le mira molesto—. Es la verdad. —Se encoge de hombros—. A la vista está que no miento.

—No pasa nada, no os preocupéis. —Salgo al paso como puedo. No me gusta el ambiente que se está creando—. Es culpa nuestra. Deberíamos haber avisado antes, pero lo planeamos todo en el último momento... y bueno... —Miro a mis amigas buscando apoyo y, tras hacerles un pequeño gesto, continúan como si nada cuando son ellas quienes deberían estar diciendo esto, pero las muy cabronas ni siquiera se inmutan.

—¿Y... cómo estáis? —Valentin al notarlo, cambia de tema.

—Agotadas del viaje, pero bien —responde Julia—. Por cierto, ¿sabéis dónde hay un hotel por aquí en el que nos podamos alojar? Hemos venido sin reserva.

—Yo no tengo ese problema —Nerea mira a Marcus y este sonríe ampliamente acercándola a su cuerpo.

—En realidad tampoco ellas —comenta a la vez que nos mira—. Tengo habitaciones de sobra para las tres. Bueno, para las dos. —Vuelve la atención a Nerea y le hace un gesto pícaro con las cejas.

—Oh. no, tranquilo. No es necesario. No queremos molestar... —indico apurada.

—Serás tú. —Julia finge que bromea, pero en el fondo sé que está hablando en serio—. Aceptamos encantadas.

—Em... No... mejor nosotras buscamos algo... —Trato de cortarla, no podemos quedarnos en su casa. Ni siquiera hemos avisado y no quiero que el chico se sienta en la obligación de invitarnos.

—Valeria, querida, ¿has visto este lugar? —Julia señala hacia las lujosas casas—. Ni siquiera con el sueldo de las tres lograríamos pagar una semana en un hotel.

—Pues nos desplazamos un poco y ya está... —Rasco mi cabeza avergonzada.

—Tengo el culo como si me hubiesen dado un sartenazo en él, no pienso sentarme en el coche otra vez.

—Valeria, en serio, no hay problema. —Marcus intenta hacerme saber que no le importa—. Además, vivo solo. No soy como Valentin, que todavía vive con sus padres. —Se mofa.

—Muy gracioso... —Valentin achina los ojos en su dirección.

Marcus insiste tanto que es imposible decirle que no y mis queridas amigas, sin ni siquiera tener en cuenta mis protestas, deciden por mí. Mientras sacamos las maletas del coche, nos despedimos de Valentin, que no deja de mirar hacia su casa, incómodo, y seguimos a Marcus hasta la suya. Si ya de por sí desde fuera parecía una mansión, por dentro puedo confirmar que lo es. Más de diez habitaciones, siete cuartos de baño, dos salones, sala de juegos y una cocina inmensa, forman la humilde morada más espectacular en la que he estado hasta ahora.

—¿Preferís dormir juntas o separadas? —Nos pregunta Marcus a mi amiga y a mí.

—Juntas, si no te importa —responde Julia—. Necesito que alguien me acompañe cuando salga de la habitación para no perderme —ríe—. ¡Guau! —silba impresionada a la vez que nos detenemos frente a una preciosa habitación.

—Toda vuestra —dice Marcus invitándonos a pasar—. Y ahora... —besa el cuello de Nerea—. Voy a enseñarte a ti la tuya. —La toma de la cintura y desaparecen los dos.

—Por suerte esta casa es enorme —comenta Julia—. No me gustaría estar cerca de su cuarto esta noche —reímos—. Estoy alucinando. —Se acerca a una de las gigantescas camas—. Deben estar forrados.

—Me alegro por ellos —comento mientras abro mi maleta.

—¿Te das cuenta de que, si llegáis a un acuerdo, a nuestro Cupidito no le va a faltar de nada?

Cupido, tenemos que hablarWhere stories live. Discover now