Problemas (74)🏎

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Hace muchísimo frío. Y para que yo diga eso, es porque en efecto, el clima amaneció mucho más fresco de lo habitual.

Pasta está acurrucado en la manta que Charles le había puesto ayer por la noche. El fuego de la chimenea se había apagado casi por completo, y los platos de la cena yacen sobre la mesita de centro que se había encargado de recorrer para poder dormir aquí.

El día sigue nublado, pero ya no está lloviendo, aunque las cortinas se mecen con fuerza sobre nosotros. Es mi día perfecto. Quedarnos aquí todo el día, tal vez iniciar a decorar para navidad, comprarle a Pasta un suéter navideño para que no pase frío. Oh, y tenemos que comprarle comida y todas las cosas que necesita. Mil cosas que haría con gusto hoy mismo, de no ser por el vuelo, el último del año, a la última carrera. Abu Dhabi es especial para nosotros, pues es también la última oportunidad de obtener el título de subcampeón en la tabla.

Sí, Ferrari. Después de una temporada de mierda, fallos en el motor y mucha mala suerte, seguimos peleando por el segundo lugar. ¿Cómo? No tengo idea.

Sé que si comienzo ahora, tal vez pueda aventajar bastante antes de tener que irnos, pero creo que no había estado así de cómoda en meses, con Charles detrás de mí, dormido sobre el sillón y una de sus manos sobre mi cintura. Entonces sí, tal vez todas esas cosas puedan esperar.

Y sé que estuve en lo correcto cuando, por el agarre sobre mi piel, me percato de que está despierto. Dibuja figuras desprolijas con su pulgar, y se acerca a mí para dejar un beso en mi mejilla.

-No. Quédate así.- demanda cuando ve que hago el intento por darme la vuelta para verlo de frente.- ¿Puedo?.- pregunta con sus manos en el moño del pantalón de mi pijama. No son ni siquiera las 8am y este chico ya está pensando en eso. Su voz ronca por la mañana es lo único que necesito para iniciar el día bien.

Pero la forma en que lo pregunta, el hecho de que pregunte es lo que hace que esto sea mil veces más atractivo.

-No tienes que preguntar.

Deja un beso en la base de mi cuello antes de seguir con lo que estaba haciendo. Una de sus manos se encarga de deshacer el moño, mientras que la otra se pierde debajo de la tela de mi blusa, y con eso aprovecha para acercarse más a mí.

-Tus manos están frías.

-Pronto dejarán de estarlo.- responde esta vez deslizando sus dedos debajo de la pretina del pantalón.

Oh. Oh!

El timbre de la puerta es lo que nos interrumpe, porque quito a Charles de mí casi de inmediato, pero no puedo evitar reírme al ver su cara de frustración y sus manos hechos puños contra la almohada.

-Voy a matarlo. No importa quién sea.

-Debe ser Carlos.- digo levantándome del sillón y poniéndome un suéter antes de dirigirme a la puerta para abrir.

-Lo repito; no importa quién sea.

Abro la puerta finalmente, sonriendo porque Pasta se sienta justo delante de ella, en espera de conocer al nuevo visitante que va a ser parte de su vida también.

-Un día compran un departamento juntos, poco después se mudan, y el mismo día adoptan a un perro. Los dejo solos un día más y se casan.- dice al entrar, sin esperar una invitación o un "buenos días" de mi parte.

-¡Ahora eres el tío Calos!

Pasta se acerca al español como si lo conociera de toda la vida, dando pequeños saltitos con la esperanza de ser notado por él, moviendo la cola y dando vueltas por sus pies, mordiendo el cordón de sus tenis.

FORMULA HEART || Charles LeclercWhere stories live. Discover now