The debut (5)🏎

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Azerbaiyán.

Ni siquiera sabía dónde demonios estaba situado Azerbaiyán. Joder, ni siquiera sabía que existía ese lugar, pero aquí estoy, en un jet privado a las 4 de la mañana, a punto de aterrizar. Carlos está recargado contra la ventana, profundamente dormido, y Charles se dedica a leer una revista que encontró sobre una de las mesas.

-¿Estás nervioso?

-Siempre lo estoy antes de una carrera.- cerró la revista y la dejó sobre su regazo.- ¿Y tú?

Negué con la cabeza.- Pase lo que pase el domingo, va a ser una carrera menos que cumplir para que mi papá me deje regresar. Tengo planeado irme antes de que termine la temporada.

Se tomó un segundo para responder.

-¿O sea que no te importa?

-En lo más mínimo. Pero descuida, hice mi trabajo bien, tú y Carlos no tienen de qué preocuparse.

No respondió, y se quedó callado el resto del trayecto.

3 fines de semana no son suficientes para cambiar por completo mi perspectiva de esta nueva vida, pero sí lo son para acostumbrarme. El sonido de los autos, del bullicio, los gritos en el taller, que alguna vez me parecieron estruendosos y molestos, ahora me parecen de hecho emocionantes. Casi sin darme cuenta, me encontraba gritando viendo la pantalla de Charles, ya sea porque ganaba una carrera, o porque lograban rebasarlo en algún momento en la pista. Salía a celebrar con gusto, viendo con orgullo a mis amigos en el podio, quienes siempre se tomaban su tiempo para buscarme entre la multitud y dedicarme una sonrisa, o en el caso de Charles, un guiño.

El olor a aceite y neumáticos se habían vuelto tan cotidianos que ya no lograba distinguirlos una vez que entraba al taller. Me había acostumbrado también a las bromas y entrevistas de Carlos y Charles cada semana. En la temporada, los pobres chicos pasan más tiempo grabando  dinámicas que entrenando en el gimnasio, y a decir verdad, me había encariñado mucho con ellos.

Amaba las cenas que prepara Carlos cada lunes, luego de un fin de semana estresante en el que ninguno de los 3 comía nada por los nervios, ver a Charles practicar con el simulador de carreras que tiene instalado en su habitación, y salir con ambos al cine o a alguna cafetería cercana a los hoteles donde nos hospedamos.

De pronto, y sin darme cuenta, fue como tener 11 años otra vez, pasando cada minuto de mi día con ellos, bromeando, riendo y disfrutando, porque inclusive después de un mal día, las risas con ellos seguían siendo garantizadas.

(...)

Las estrategias que diseñé para esta carrera son perfectas y prolijas. Se las había explicado con detenimiento y las habíamos practicado hasta el cansancio, todo estaba perfectamente calculado. Necesito que esta carrera sea victoriosa para Ferrari, que al menos uno de los dos gane o consiga podio, tal vez así mi papá acorte mi castigo un poco y me permita regresar a Nueva York antes.

-¿Algún consejo?- preguntó Carlos mientras se ponía su casco.

-No pierdan, ustedes son mi pase de salida.

Vi que Charles rodaba los ojos ante mi comentario justo antes de ponerse su casco también.

Me puse mi head set una vez que me despedí de ambos.

Estar aquí, detrás de todo lo que pasa, con el sonido de la multitud, de los motores y los gritos del cuerpo técnico, los nervios se sienten diferentes, más intensos y me atrevería a decir que más emocionantes. Un aleteo se formó en mi estómago cuando vi los carros alineados, y dicho aleteo se multiplicó cuando arrancaron al unísono. A toda velocidad, Mercedes, Ferrari y Red Bull iniciaron liderando la carrera.

FORMULA HEART || Charles LeclercWhere stories live. Discover now