XXV: Cara a cara

283 18 183
                                    

Desperte por completo una hora después de que ella salio de la casa, lo se por que Martha me lo dijo; como actue ayer y hoy por la mañana fue la forma mas cursi en la que actue jamás y de solo pensar las cosas que dije me hace querer que la tierra me tragué, tome un sorbo de mi café asimilando lo que paso en la cena de ayer, me había soltado por completo sin medirme y le había dicho que la amaba y estoy casi seguro que dormido de le dije "Mi amor" o algo parecido, de solo pensarlo creo que me ponía colorado, yo no era la persona más afectuosa del mundo sin embargo desde que la tuve para mi esa parte no cariñosa de mi se despidió sin previó aviso.

Ella me volvía una persona completamente diferente.

¿Y como no? Inconsistentemente siempre ha estado ahí...

Su pregunta en la cena de ayer me lo confirmó.

— Voy a hacer una pregunta y espero no incomodar...

Enarque una ceja, — ¿Ah, si? ¿Me conoces lo suficiente como para incómodarme Alaska? — me burle recibiendo una mirada colérica de su parte.

—¿Que paso con tu sueño? Del que me contaste...

Golpe bajo.

Aclare mi garganta,  — ¿Mi sueño? Lo estoy cumpliendo, tengo éxito ¿No?

— No hablo de eso y lo sabes.

Él brillo en sus ojos me dijo que no, no era a lo que se refería y sabía que se refería a lo de la música pero hace un tiempo yo no tocaba el tema solo me preocupaba por ella y por mi futuro, no importaba nada más justo ahora.

Mordí mi labio inferior, — Fue solo un sueño de niño y ya.

— Si hubiera sido solo un sueño no te hubieran brillado los ojos al hablar de eso así como tampoco tratarias de evitar el tema ¿No te parece?

— Todo se acabo cuando me fui a Boston y cuando digo todo me refiero a todo, absolutamente todo, la música, mi familia...

A ti.

No mentía cuando dije todo.

— Quiero ser cantante...

Su carcajada llena el lugar, — ¿Cantante? ¡No me jodas! — lanza el vaso haciendo que este se quiebre en pedazos por el salón, — ¡¿Tanto esfuerzo durante años para que quieras ser una pendeja bailarina?!

— No quiero ser bailarina. — aclaré.

— Es la misma mierda, bailarina, un puto cantante.

— A mi abuelo le hubiera gustado.

— ¡A tu abuelo le hubiera gustado que hicieras algo bueno por esta familia! — grita acercándose a mi.

— ¿Y que si no quiero serlo?

La mitad de mi rostro ardió de dolor cuando su puño se estrello en mi cara, — Si no quieres hacerlo, la puerta es ancha.

— ¡Francisco! — regaña mi madre acercándose a mi para revisar mi rostro.

Aleje sus manos de mi mejilla adolorida, — Estoy bien, Má.

Siempre estoy bien.

— ¡Eres el ejemplo para tus hermanos menores! Debes  dar lo mejor de ti para que esta familia salga a delante, no te das cuenta pero inconsistentemente también le metes a tus hermanos ese sueño estúpido de ser cantante.

100 Días Para Enamorarte. || Joel De Leōn Y Tú ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora