XX: ¿Contigo o lejos de ti?

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Significados que pueden ayudar con la lectura:

*Un iglú o «casa de nieve» es un refugio construido con bloques de nieve que generalmente posee la forma de cúpula. Los iglúes se asocian comúnmente con los esquimales, que los han usado como refugio temporal para los cazadores durante el invierno.

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27 de Enero

Día 43

2:32 a.m

— Gracias por traerme, de verdad lo aprecio.

El me da una gran sonrisa, — Sabes que no hay nada que agradecer, a demás fue un turno de madrugada y no sería seguro que volvieras sola tan tarde.

— Gracias por preocuparte.

— Siempre.

— Entonces... nos vemos el sábado, mañana no hay trabajo para mi.

— Puedo traerte el desayuno.—  propuso.

— ¿Harias eso?

— Haría muchas cosas si me lo pidieras.

Mis mejillas se calentaron asi que solo sonreí, — De acuerdo entonces... nos vemos por la mañana.

— Si... hasta mañana.

Con la sonrisa más idiota que se pudo hacer en mi rostro, abri la puerta y sin dejar de ver al chico la cerre descansando mi frente sobre esta.

— ¿A quien le sonries de esa forma?

La voz fue fría.

Me sobre salte al esuchar su voz. Me aleje de la puerta y gire torpemente sobre mis pies para encontrarme con el precioso chico que ha ocupado mis pensamientos los últimos tres días, estaba muy cómodo en el sofá pequeño descansando sus brazos sobre los antebrazos de sofá, su pierna derecha por encima de la izquierda y sus ojos mirandome con una intensidad delirante.

— ¿Que haces aqui? ¿Como entraste? — me sorprendió la frialdad de mi voz y se que a él también.

Lo deduje por el cambio poco notable en su expresión.

— ¿Que hago aquí? — acaricia su mentón pensativo, — quizá intente hablar contigo creo que es lo que he intentado hacer desde hace como tres semanas.

Se escuchaba ebrio.

— No contestaste la segunda pregunta... ¿Como entraste?

— Soy yo ¿Que esperabas?

— ¿Te diste a la recepcionista no? — enarque una ceja molesta.

Ni siquiera estaba molesta por él, estaba molesta de solo pensar que se tiro a la recepcionista.

Su risa llena el pequeño lugar, — no hice eso, no te enojes.

— No estoy enojada. — cruce los brazos sobre mi pecho.

Asiente sosteniendo sus codos sobre sus rodillas, entrelazando las manos en una posición poderosa, trague grueso apartando la mirada, era tan estúpida la forma en la que ese hombre podia hacer enloquecer mis hormonas, me sentia como una tonta adolescente hormonal babeando por lo lindo y sexy que se miraba en ese sofá, traia un pantalón negro y una camisa blanca de vestir con las mangas enrolladas hasta los codos, tres botones sin abotonar que dejaban ver su suave piel, sus rizos caian sobre su rotro de forma rebelde y los anillos adornando sus dedos no me hacían un favor necesariamente.

100 Días Para Enamorarte. || Joel De Leōn Y Tú ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora