I: Alaska

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Narra _____.

Tiempo actual.

No entendía el por que estaba tan nerviosa, ya no era aquella tonta niña que se graduó de secundaria claro que no lo era ahora ya era una mujer graduada con honores de una de las mejores universidades de Nueva York. Había cambiado mucho desde la última ves que hablamos que fue exactamente hace siete años y realmente creo que no fue la mejor última conversación y era algo normal yo era una inmadura chica con diecisiete años y el un insoportable hombre de veinte y por supuesto que yo esperaba a un Joel Pimentel mucho más agradable que el de la última vez.

— Ahí esta. — sonríe Johann.

Lo busque con la mirada, — ¿En dónde?

— Ese de ahí, — hace una mueca con sus labios, — ¿Qué no lo ves?

Levante la mirada y trague en seco, si mi mandíbula no estuviera pegada a mi rostro estoy casi segura de que se hubieran desprendido de ella, si, ahí estaba — maldita sea odiaba la versión adulta de ese tipo — mi corazón latía desenfrenado, mis manos sudaban y estoy segura de que mis mejillas se habían adueñado del color carmesí.

Suspire.

Es Joel Pimentel, no lo olvides.

Llevaba un traje celeste pegado que dejaba ver encarecidamente su cuerpo trabajado — y antes estaba tan flaco — su cabello rizado yacía bien peinado excepto por un mechón rebelde que seguramente el mismo se había sacado por gusto, tenia una barba, aja, tenia una ligera barba recayendo sobre su rostro haciéndolo ver muy — atractivo — empresarial, si esa es la palabra correcta. Un hombre adulto, empresarial.

Antes de llegar a nosotros Johann corre hacia él y lo recibe con una brazo, yo me quede viendo la preciosa escena, se dirigieron hacia mi hablando unas cosas que no logre escuchar y se detuvieron justo antes de chocar contra mi.

— Ella es mi hermana, ____, quizá la recuerdes. — rechista Johann señalándome.

Le di una sonrisa de labios cerrados, — Hola.

Él hundió sus cejas haciendo un mohín, — Ah... eres tú, creí que eras una vendedora de algo.

No, no ha cambiado.

Lo único que pude hacer fue volcar los ojos disimuladamente, — ¿Por?

— No lo sé... — murmura viendo su reloj, — Esa fea camiseta no esta haciéndote un favor necesariamente.

— Es una camiseta del mejor álbum de Pink Floyd, The Wall. No es fea. — demande.

La comisa de sus rosados labios se eleva, — El mejor álbum de Pink Floyd es The Dark Side Of The Moon. Esa camiseta es fatal.

Fue lo único que dijo antes de darse la vuelta y caminar junto con mi hermano, había sido tan estúpida la forma en la que el había dicho "The Dark Side Of The Moon" ¿Quién diablos se creía? Gire mi rostro viéndolo caminar, lo hacía como flotando por encima de las nubes con aire de superioridad muchos mas elevado que hace siente años y claro es uno de los empresarios millonarios de todo Manhattan y además sus padres ya tenia una fortuna mucho antes que él; mi familia nunca fue rica incluso llegamos a sufrir discriminación por parte de la suya y claro que no nos importaba mientras Johann estuviera feliz. Yo no estaba feliz.

Esto era una mierda.

Él era la mierda.

Corrí hacia ellos, — Tengo irme ya, debo estar en el hospital antes de las dos.

100 Días Para Enamorarte. || Joel De Leōn Y Tú ||Where stories live. Discover now