Crónicas del circo de la muerte: Vulgatiam ©

112. Los Sigilosos

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Los Sigilosos

ALAN

Bajo mis pies, a mi izquierda, derecha y sobre mi cabeza hay muros de tierra porosa con raíces sobresaliendo.

Mientras Majiano y yo avanzamos por los pasillos apenas encontramos lámparas de gas. Comparo a los Sigilosos con hormigas, tratan de mantener escondido e incomunicado este laberinto, aquí no penetra la luz del sol, pero hay orden.

Por eso no sabíamos de los Sigilosos. La barbarie con la que se manejan los hace parecer incivilizados; sin embargo, al escucharlos hablar entre ellos o moverse en su entorno, compruebo que para nada son eso.

Solo son distintos a nosotros.

A Gavrel y a Viktor los despierta el chirrido que hace la puerta de nuestra celda. Los dos se apresuran a incorporarse. Al igual que yo, lo que va de la madrugada apenas han dormido por estar platicando sobre Bitania, el Partido Rebelde, la profecía y el traidor; puesto que, en el último caso hay muchos; pero, esta vez, según Gavrel, se trata del señalado por la profecía de Teruel.

... y es el Rey Jorge.

El aristo se infiltró en el Partido utilizando a Malule, pues este conoció a Viktor durante los años que los dos fueron instructores de la Guardia, en su momento Malule dio a Viktor motivos honorables para rebelarse y se fue ganando un lugar jugando al mecenazgo, pues constantemente «robaba» del Castillo gris armas, comida y oro para nuestros soldados. Hubo dudas cuando por ordenes de un superior golpeó, asesinó o escoltó al Cenicero a rebeldes, pero como en aquel entonces le explicó a Viktor «Tengo que fingir para no levantar sospechas». No obstante, nunca se esforzó en capturar a elementos claves como Duardo Garay o muchos de nuestros líderes.

Cuando yo estuve en la Guardia repetidamente noté que los planes para pillar rebeldes eran escasos y jamás sugerí nada porque estaba de su lado. Celebraba que Duardo Garay u otros se nos escaparan. Pero ahora todo parece claro.

Malule fue astuto, por años colaboró con los dos bandos y no cayó de la gracia de Viktor hasta que por un informe de Moria este supo que la Guardia secuestró a Elena para ser violada por el Rey Jorge.

Yo mismo vi enloquecer a Viktor con esa información. Dio de gritos y puñetazos por todo el campamento rebelde hasta que Moria y Garay lo tranquilizaron contándole todo lo que cada uno supo por la misma Elena, sirvientas o guardias: cómo llegó Elena al Castillo gris, cómo logró escapar de Mah y por qué, por quién y para qué se siguió quedando en ese lugar, según ella.

Viktor le dio de gritos a Garay por no haberle informado antes, pues para ese momento era tarde, Elena ya iba camino a la Isla de las viudas.

Encomendó a Moria la tarea de sacar más información a Malule y sus allegados, de no perderles el rastro, y eso nos lleva al día en el que Viktor asesinó a Malule.

Por allegados a Malule, clientes frecuentes de Amarantus, Moria supo que Zandro, soldado de alto rango leal a Malule, también intentó violar a Elena en el Cenicero y Gavrel, al enterarse por Wenceslao Balzola, le dio persecución y al encontrarlo lo torturó hasta hacerlo mojar los calzones y le asesinó decapitándole.

Viktor no lo dijo en ese momento, pero en sus ojos vi el agradecimiento hacia Gavrel, hasta que alguien mencionó que este no lo hizo por Elena, sino porque Zandro, alguien por debajo de él, se atrevió a poner los ojos en algo que considera suyo.